El día estaba preparado para sumergirnos en el Japón imperial, durante la jornada conoceríamos algunos de los puntos más destacados del pasado del país y que hoy en día se mantienen como si el tiempo casi no hubiera pasado por ellos. La primera cita de la mañana sería al castillo de Hikone , a algo más de hora y media en tren desde Osaka.
Por la tarde daríamos el salto hasta la ciudad imperial de Kyoto, comenzaríamos a recorrer sus calles y a visitar lugares tan interesantes como el Castillo de Nijo, el Palacio Imperial de Kyoto y los tradicionales barrios de Pontocho y Gion.
No faltarían las sorpresas con los primeros avistamientos importantes del florecimiento de la flor de cerezo (sakura), estampa tan clásica en Japón y de un nutrido grupo de geishas. Lo que se dice un día memorable.