Cuando no es la primera vez que se viaja a Japón, es inevitable que, al volver, se repitan destinos, sobre todo si te dejaron un buen recuerdo. Ya lo hicimos en este mismo viaje con Nara, y ahora que estábamos por Kioto, no podíamos perder la oportunidad de repetir Fushimi Inari. En la anterior ocasión habíamos estado al caer la noche, y esta vez lo hicimos al amanecer.
Fushimi Inari-Taisha es el principal santuario sintoísta dedicado a al espíritu de Inari, deidad de la fertilidad, el arroz, la agricultura, los zorros, la industria y el éxito en general. Son muy conocidos la representación de sus mensajeros, los zorros de Inari, o kitsune. Fushimi Inari se ha convertido en uno de los destinos más turísticos al sur de Kioto.
Cómo llegar de Kioto a Fushimi Inari:
Desde la Estación de Kioto, tanto la línea JR como la de Keihan, llegan hasta Fushimi Inari. La única diferencia es que la primera entra dentro del Japan Rail Pass, mientras que la segunda no. También ha considerar que la primera nos dejará en la estación de Inari, mientras que la segunda lo hará en la estación de Fushimi Inari. Ambas nos dejan muy cerca del inicio del santuario, no tardaremos en ninguna de las opciones más de 5 minutos en llegar.
Mi recomendación es, incluso sin tener la Japan Rail Pass activada, coger la línea de JR hasta Inari. Es mucho más cómoda y por precio no varía gran cosa. Y es que en apenas 10 minutos estaremos allí. Lo único a lo que hay que prestar atención es a no coger un servicio express, ya que estos no paran en Inari. Pero no hay de qué preocuparse, todo está muy bien señalizado. Simplemente antes de subir fijarse en las paradas que hace en los paneles informativos y subir sin miedo. Nosotros en la anterior ocasión hicimos la visita desde Nara y la línea es la misma, pero en sentido contrario.
Lo fundamental a tener presente es saber que Fushimi Inari es un sitio muy turístico. Y cuando digo muy, es muchísimo. Por lo que es uno de los destinos japoneses que merece mucho la pena madrugar. En las horas centrales del día es cuando más gente acude. Los grupos, los colegios y el turismo en general abarrota los caminos de este santuario. Nosotros al anochecer en la visita anterior comprobamos que, antes de caer la noche, hay gente, pero al bajar viendo los farolillos iluminar el camino, es toda una experiencia. Ya habrá mucha menos personas, y caminaremos por tramos solos. Por la mañana es el mismo caso pero a la inversa. Al llegar no encontraremos prácticamente a nadie si madrugamos, pero cuando vayamos bajando, los grupos harán acto de presencia. Por lo que ya sabéis, si queréis tener una visita «tranquila», lo mejor es levantarse pronto, prácticamente cuando esté amaneciendo, como hicimos nosotros en esta ocasión. O al caer la noche, como lo recorrimos la vez anterior.
Como ya en la anterior entrada os describimos la visita a Fushimi Inari, en esta ocasión me centraré en la experiencia de viajar con niños. En este caso nosotros viajamos en pareja y con nuestra pequeña de apenas un año. Lo primero a tener en cuenta es que Fushimi Inari no es lugar para carros. Si hemos planteado nuestro viaje con un bebé que aún necesite carrito, en este día lo que tenéis que hacer es dejarlo en el hotel. La opción es llevar una mochila portabebés que nos facilitará mucho el camino. Si ya es muy grande para ir en una, y anda, lo fundamental es tener paciencia. Subir hasta donde os parezca y sin agobios. El ascenso se realiza en algo más de una hora. Si tenéis niños, podéis imaginaros que será bastante más. Es un sitio que se presta a hacer fotos y tomárselo con tranquilidad. Aunque el resto de subir hasta arriba está ahí, tampoco debe ser algo que os atormente. Llegad hasta donde os parezca, y descended. El caso es disfrutar del camino, y más si vais con niños que igual les resulta cansado, o personas mayores que quizás se les haga un tanto cuesta arriba el camino.



Toriis rojos a lo largo del camino en el santuario Fushimi Inari son un placer para la visita. Y si conseguimos realizar la visita sin mucha gente, es hasta relajante. Nuestra pequeña se pasó prácticamente todo la subida frita. Vio los primeros «arcos» de color bermellón, algunas estatuas de kitsune y se durmió. Seguramente comenzaría a ver que todo era «igual» y que le merecía más la pena seguir dormida. Desde luego suficiente que nos habíamos levantado más de la cuenta, y pensaría que su curiosidad a esas horas estaba más que saciada, mucho mejor disfrutar de un sueño placentero.
Una vez arriba, disfrutamos de las vistas desde el monte Inari y descendimos de nuevo. Aunque el portabebés es cómodo, hay que tener en cuenta que será vital turnarse y así descansar un poco la espalda. Más aún considerando que el día aún tenía muchas paradas por delante. Si retomáis la visita a Kioto, quizás si el hotel os queda a mano, podéis acudir a por el carro. Aunque todo depende de lo que tengáis por delante para visitar. Nosotros teníamos por delante una interesante ruta por templos al este de Kioto. Algunos de ellos implicaban nuevamente subir bastantes cuestas, por lo que finalmente continuamos todo el día con la mochila portabebés. Sin duda iba a ser una jornada de bastante porteo.
Una vez abajo, la cantidad de gente era increíble. Y es que especialmente los numerosos grupos guiados no suelen ser tan madrugadores y acuden todos a una hora similar. Lo bueno es que la calle principal respira mucha vida y ya están colocados los puestos de comida. Uno de los puntos a favor de Japón es que hay días que, si te lo propones, no hace falta ni pararse a comer. Con todos los puestos y mercadillos que encontramos por los puntos más turísticos, se puede ir picoteando hasta saciarte completamente. Hay que tener en mente que no se ven demasiados baños para cambiar a nuestro bebé por la zona. En nuestro caso hacía buen tiempo pese a ser diciembre, si no lo mejor es ir a la estación o a algún local con baño de la zona.
Una vez concluimos nuestra visita a Fushimi Inari, pusimos rumbo de nuevo hasta Kioto. En este caso tomamos la Keihan Line desde la estación de Fushimi Inari. El motivo es que iríamos ir hasta la estación de Shichijō. Era la opción más interesante para comenzar a ver la serie de templos que teníamos pendientes. Aunque antes teníamos en la lista de lugares a los que ir una visita friki que era obligada en este caso para el que os escribe. Y es que el barrio de Shimogyo-ku, concretamente en el número 342, Kagiyacho en Kioto se encuentra la antigua sede de Nintendo en la ciudad.
Nintendo hoy en día es una empresa de entretenimiento conocida en todo el mundo. Pero fue en Kioto donde comenzó su andadura y tuvo su primera sede. Nintendo Playing Card Company, concretamente el edificio Yamanouchi Nintendo, fue el origen que aún conservamos de esta afamada empresa japonesa. Una empresa que hoy en día se asocia con el ocio digital, con personajes tan míticos como Mario, Link o Samus Aran. Pero sus orígenes fueron muy diferentes, remontándonos a 1889 cuando Fusajiro Yamauchi comenzó fabricando los naipes japoneses «Hanafuda» (flor) en Kyoto.
En la actualidad la sede se encuentra en Tokio, pero aún se conserva este mágico edificio para los fans de Nintendo. Recientemente ha sido adquirido por la empresa de desarrollo de hoteles y restaurantes Plan See Do. El proyecto está enfocado a realizar un hotel en las instalaciones. Se desconocen los detalles de la actuación, aunque con la pandemia parece que todo va más lento de lo esperado. Aunque sin duda sería todo un detalle mantener un museo o que las habitaciones tuviesen algún detalle referente a Nintendo. Mientras se realiza la inauguración, habrá que estar al tanto por si hay novedades. Sin duda si el precio acompaña, es uno de esos placeres frikis que más de uno (me incluyo) nos daríamos con gusto. No todos los días se tiene la oportunidad de dormir en un hotel que es historia de una de las empresas que más felices nos han hecho a los videojugadores.

Terminada esta visita friki, que evidentemente no es apta para quien no sepa ni los colores de las gorras de Mario y Luigi, retomamos nuestro recorrido más clásico por Kioto. No importa las veces que se diga, pero una vez más hay que recordarlos, Kioto tiene muchos templos. Y eso implica saber que hay que seleccionar y descartar. Salvo que vayamos a estar varias semanas exclusivamente en Kioto, alguno deberá quedar para futuras visitas. Nosotros hemos estado varias veces y de este último viaje volvemos con algunos pendientes.
El este de Kioto es una zona con una cantidad muy numerosa de templos. Por lo que simplemente caminando nos iremos topando con muchos de ellos. Nosotros en este día nos dedicamos a visitar los más representativos de esta zona de la ciudad. Es una ruta que nos dará para todo el día si los queremos disfrutar con tranquilidad.
Uno de los más conocidos es el Templo de Sanjūsangen-dō. Es un templo budista en el distrito de Higashiyama, que se traduce como el edificio con treinta y tres espacios, que hace referencia a los exactamente treinta y tres espacios que separan las columnas que mantienen el templo en pie. Este recinto religioso es conocido por sus centenares de estatuas de Kannon. Esta deidad budista tiene una imagen principal en el interior del templo conocida como Sahasrabhuja-arya-avalokiteśvara, llamada más comúnmente como la Kannon de los mil brazos, o simplemente Kannon.
Información sobre Sanjusangendo:
- Horario: 8:00 – 17:00 9:00 – 16:00 (de Noviembre a Marzo).
- Precio de la entrada (año 2022): 600 yenes, 400 yenes para jóvenes y 300 yenes para niños.
- No se permiten fotografías en el interior del templo.
- Más información: Sanjusangendo (en japonés).



No es uno de los templos más visitados, posiblemente porque no se pueden hacer fotografías en su interior. En mi caso realizamos la visita con muy poca gente y pude hacer una foto de la imagen principal sin problemas. Pero evidentemente habrá días en que la vigilancia sea mayor. Entiendo que uno de los motivos de no hacer fotografías es que los pabellones por los que nos movemos son bastante estrechos, y de esta forma evitan que los visitantes se agolpen en los puntos más representativos del tempo. Al igual que para evitar conductas poco decorosas frente a las imágenes.
Para entrar nos tenemos que descalzar y se pueden dejar también los carros en el exterior si vamos con bebé. En un país como Japón la verdad que tanto el calzado como un carrito se dejan con bastante tranquilidad en las taquillas. Igualmente suele haber gente controlando los accesos.
Incluso aunque no os animéis a entrar, bien merece la pena visitar Templo de Sanjūsangen-dō. Cuenta con unos jardines y unos estanques bastante bonitos en el exterior. Recorrer los alrededores es totalmente gratuito. Además el entorno que rodea este templo es muy interesante. De hecho junto al mismo encontramos otros tantos templos, gran parte de ellos gratuitos que es muy recomendable conocer. Nuestra siguiente visita era el Cementerio Nishi Otani . Pero por el camino nos fuimos encontrando cantidad de templos de lo más variopintos. Es una de esas zonas de la ciudad que te podrían absorber por días si no tuviésemos los días tan contados.
Este gran mausoleo se desarrolla alrededor del templo Kiyomizu-dera. Si bien los cementerios normalmente los solemos asociar con sitios lúgubres y por donde es mejor no pasar, en la cultura japonesa normalmente por su escenografía suelen ser muy pintorescos. Por lo que siempre, con todo el respeto por lo que representa, el Cementerio Higashi Otani es un lugar muy curioso de ver en Kioto. Esta abierto de 09:00 a 17:00 horas y la entrada es totalmente gratuita.
El cementerio asociado al templo Higashi Hongan-ji y sus 20.000 altares funerarios de los fieles de la secta Shinshu. Aquí descansa Shinran Shonin, fundador de la gran secta Shinshu del budismo. Como se encuentran diseminados por una amplia ladera, las vistas desde arriba del todo de la ciudad de Kioto son realmente impresionantes.
Finalmente arriba llegamos hasta el Kiyomizu-dera. Conocido como el Templo del Agua, se refiere a una serie de templos budistas, y en especial al Otowasan Kiyomizudera. Su grandiosidad le ha valido para ser parte de los Monumentos históricos de la antigua Kioto, pertenecientes al Patrimonio de la Humanidad declarado por la Unesco. Data del del año 778. Ha estado cerrado durante unos años por cuidados de mantenimiento, pero en el momento en que estuvimos, aunque abierto, aún tenía andamios en su entorno. Especialmente el Salón principal Hondo se encontraba prácticamente cubierto. Por lo que decidimos no entrar a su interior. Imaginamos que cuando Japón vuelva a abrir al turismo ya todo estará terminado. Para más información: Kiyomizu-dera (en inglés).



Incluso aunque no queramos entrar, la subida al Kiyomizu-dera está más que justificada. la Puerta del oeste Sai-mon, la Pagoda Sanjuno-do, la Torre de la campana Shoro o el templo Zenko-ji se pueden visitar de forma gratuita. Se disfruta mucho del entorno que alberga el templo principal y el ambiente es muy genuino. Toda la zona está llena de gente haciéndose fotos, especialmente de japoneses que con sus atuendos clásicos se fotografían junto a los elementos más fotogénicos de la plaza central.
Como se suele decir, todo lo que sube tiene que bajar. En concreto lo haremos por la cuesta Kiyomizuzaka. Esta es la calle principal de acceso al templo y tiene un encanto muy auténtico. Está repleta de tiendas y restaurantes que podrán saciar nuestro interés y apetito. Posteriormente deberemos seguir descendiendo por la calle Sannenzaka. Esta vía es muy reconocible por los escalones que la inicia y una panorámica perfecta de los bellos tejados del barrio de Higashiyama.
En el número 2 Chome-224 Kiyomizu, Higashiyama se encuentra posiblemente la tienda de Ghibli más bonita de todo Japón. Ghibli Studios Shop Kyoto es un auténtico homenaje al estudio de animación japonesa. Destaca no solo por todos los souvenirs inspirados en las películas, sino por lo bonito que está representado todo. Sin duda una visita obligatoria si os gustan estas tiendas y en especial la magia de Ghibli.
Una vez ya abajo, llegaremos a una zona con varios templos. Posiblemente el más destacado es el Ryōzen Kannon. Es un monumento a la guerra que conmemora los muertos de la Guerra del Pacífico. El elemento más distintivo es un gran buda de hormigón y acero, Bodhisattva Avalokiteśvara (Kannon). Tiene un tamaño de 24 metros y pesa más de 500 toneladas. En una de las salas del recinto encontramos almacenadas tablillas conmemorativas de 2 millones de japoneses que murieron en la Segunda Guerra Mundial.
Información Ryōzen Kannon:
- Horario: 8:40 de la mañana a 4:20 de la tarde. Último acceso 4 de la tarde.
- Precio entrada (2022): 300 yenes, reducida 200 yenes.
- Más información: Ryozenn Kannon.
La verdad que es un templo que llama mucho la atención. No es de los más visitado y eso se nota. Para la zona en que se encuentra, el recorrido por su interior se hace muy tranquilo. Junto al mismo encontramos un área de restaurantes y aseos. Allí aprovechamos para comer algo y descansar. Aunque habíamos comido ya algo por Fushimi Inari, nos apetecía sentarnos tranquilamente y comer con calma.
Además desde esa misma zona de restauración junto al Ryōzen Kannon, teníamos unas estupenda panorámica de Kioto, y en especial de la pagoda de cinco pisos de altura del Templo de Hōkan-ji. La Pagoda de Yasaka como así se la conoce, es el único elemento que se conserva del complejo de templos del siglo VI al que pertenecía.

Con las pilas cargadas, nos dispusimos a volver a las inmediaciones de la Estación de Kioto. Aquí teníamos pendientes dos templos muy interesantes: el Templo Higashi Hongan-ji y Templo Nishi Hongan-ji. El primero se encuentra a apenas 10 minutos andando de la estación y destaca por su gran puerta principal Goeido-mon. Mientras que el segundo se encuentra a unos 15 minutos de la estación. Su elemento más representativo es el el salón principal Goeidō declarados Tesoros Nacionales de Japón. Ambos abren realmente pronto: 5:30 de la mañana a 5 de la tarde. Son de visita obligatoria y gratuita, sobre todo si nos movemos alrededor de la estación principal de Kioto.


Con nuestra curiosidad resuelta, la última parada del día sería al Edificio de la estación de Kioto. La estación de Kioto es gigantesca y, además de servir de punto neurálgico de comunicaciones, tiene un gran centro comercial anexo repleto de tiendas y restaurantes. Cuenta con una gran escalinata por la que podemos subir y disfrutar de unas vistas totalmente gratuitas desde su planta más elevada. Desde aquí podemos ver la Torre de Kioto a pocos metros de allí. Y una amplia panorámica de la ciudad.
Tal como se refleja en las imágenes, es de los pocos puntos de la ciudad en los que se respira navidad en estas fechas. Y es que la ciudad de Kioto, salvando algunos puntos concretos, no es de las más destacadas en cuanto a adornos en el mes de diciembre. Incluso encontramos en la parte baja de las escaleras un bonito árbol navideño.
En caso de que vuestras ansias consumistas aún se mantengan, podéis cruzar más al sur y llegar hasta el Aeon Mall Kyoto. Este gran centro comercial cuenta con innumerables tiendas. Es un área comercial un tanto occidentalizada, pero en estas fechas navideñas es también un interesante punto para disfrutar de la decoración. Además cuenta con múltiples restaurantes. Nosotros aprovechamos para cenar algo a cubierto tranquilamente y rematar la jornada. Sin duda fue otro de tantos días completos. Un poco más cansado por no haber llevado el carrito para evitar las cuestas del día, pero satisfactorio por todo lo visto. Al día siguiente dejaríamos Kioto y nos moveríamos hacia Himeji y Kobe ya con la Japan Rail Pass activada. Pero eso será cuestión de una futura entrada.
Recursos útiles para el viaje a Japón
- Entrada anterior: Santuario Heian & Yakasa en Kioto.
- Entrada siguiente: Himeji.
- Entrada principal: Crónica viaje a Japón diciembre 2019.
- Hotel en Kioto (año 2019): Hotel Meldia Stay Nijojo. (Reservar)
- Otras opciones de alojamiento: Hoteles en Kioto.
- Internet en Japón con HolaFly.
- Excursiones y actividades en Kioto con Civitatis.
- Guía de viaje: Osaka [Amazon].