Los años 80 dieron muy buen cine de acción, películas en muchas ocasiones sencillas de ejecución, pero muy efectivas en pantalla. Los cines policíacos estaban a la orden del día, ya fueran policías en solitario peleándose hasta con su propio departamento, como las clásicas parejas de agentes que mano a mano salían de cualquier aprieto. Black Rain se podría encuadrar en este último grupo, pero estando en la dirección Ridley Scott, tenía que dejar su toque personal para que no fuera un film más. Estrenada en 1989, el título de Black Rain es posiblemente uno de esos que te dejan un poco desconcertados. Cualquiera que haya visto la película no sabrá sacarle el motivo aparente de su elección. El título es atrayente sin más, y sí, tenemos escenas nocturnas con lluvia, pero como en tantas otras.

En Black Rain, los dos policías de Nueva York en los que cae el peso de la película serían Michael Douglas (Nick  Conklin) y Andy García (Cherlie Vicent). Además contaría también con la participación femenina de Kate Capshaw (Joyce), efectivamente la esposa de Steven Spielberg, así como con Ken Takakura (Masahiro), conocido como el Clint Eastwood japonés y Yasuku Matsuda (Sato). Como curiosidad, Jackie Chan rechazaría el papel de Sato, al no querer ser el villano de la película. Por otra parte Yasaku Matsuda moriría semanas antes de ser estrenado el largometraje, por una enfermedad que le había sido diagnosticada incluso antes del rodaje. Pero el nipón no quiso avisar ni al director, alegando que su participación en la película le permitiría vivir para siempre.

La película tuvo unas críticas bastante aceptables, aunque un género tan explotado en aquella época tenía complicado resaltar sobre el resto. Ello le sirvió para ser finalista en dos categorías para los Premios Óscar al Mejor Sonido y a los Mejores Efectos de Sonido. Conseguir algún premio en ese año con candidatas tan ilustres como Paseando a Miss Daisy, Tiempos de gloria o Nacido el 4 de julio era complicado. A una buena dirección, buenos actores había que sumarle la participación de Hanz Zimmer en el apartado sonoro. En esta película, centrada especialmente en temas electrónicos, consigue en todo momento crear la tensión necesaria en cada escena. De todos ellos toca resaltar “I´ll Be Holding On”, interpretada por un tal Gregg Allman, basada en la melodía original de Zimmer que sirve como tema principal de la película.

La sinopsis nos presenta a dos policías de Nueva York enfrascados en una investigación por asuntos interinos. En medio de este desliz se ven envueltos en una trifulca entre miembros de la yakuza residentes en Estados Unidos. A partir de ahí tendrán que tratar con el policía nipón Ken Takakura mientras buscan al peligroso psicópata Sato.

Nick Conklin en Black Rain
Brooklyn Bridge en Black Rain
Joyce & Nick en Black Rain
Dotonbori en Black Rain (Osaka)
Glico en Black Rain (Osaka)

Las localizaciones de Black Rain se centran principalmente entre las ciudades estadounidenses de Nueva York, Los Ángeles y la japonesa de Osaka. Aunque el peso más fuerte de la trama se lo lleva la ciudad de Osaka. Como no podía ser de otro modo, algunas de las localizaciones que se hacen pasar por Japón, se rodaron paralelamente en Estados Unidos. En Nueva York se pueden ver algunas panorámicas del Downtown de la ciudad, y especialmente del vistoso puente de Brooklyn. También encontramos lugares reconocibles del Downtown de Los Angeles, como pueda ser en el área financiera que hoy posee el Citigroup en el 444 S de Flower St. La casa del jefe de la mafia japonesa no está en Osaka, sino en la Avenida Glendower, Silverlake, una vez más en Los Ángeles. Una vez damos el salto a Japón, personalmente sus localizaciones y momentos son los que más me atrapan de la película. Viniendo de Blade Runner estrenada en 1982, y dirigida también por Ridley Scott las comparaciones son obvias. Si en esa película nos mostraba una ciudad futurista, en Black Rain nos vemos sumergidos en una ciudad de Osaka que nos hace dudar si sus calles han sido reconvertidas así por gusto del director, o es posible visitarlas en aquella época sin ningún tipo de artificio previo. Y así es, yo en aquella época al ver esos neones, edificios casi infinitos y apariencia tan moderna, me costaba distinguir si ese era el presente real, o una vez más me estaban mostrando el futuro a través de una película. Osaka con su barrio de Dotonbori está presente durante gran parte de la película. No falta ni las tomas clásicas del célebre cartel de Glico, ni de sus calles con letreros luminosos y que por la noche lucen con ese aura hipnótica. Y para no desvelar uno de los momentos álgidos de la trama, el encontronazo entre los dos policías y la yakuza se rodaría en el Hankyu Umeda Mall de Osaka. Y llegado a este momento toca una vez más romper la magia. La última secuencia de la persecución, no diré de quienes para los que aún no hayan visto el metraje, no fue filmada en Japón, sino en la región de Napa Valley al norte de California.

Nota Black Rain: 7/10

Y con esto se resumen las 2 horas de acción que nos ofrece Black Rain. Aunque como os podéis imaginar los que conozcáis a Ridley Scott, tuvo que recortar nada menos que 40 minutos para poder ser un producto idóneo para el cine. Seguramente ese metraje hubiera venido muy bien para conocer un poco mejor a los protagonistas y empatizar un poco mejor con la historia. Lo que está claro es que Black Rain es una película que gustará a los que busquen una buena película de acción, con ese Japón tan “futurista” que nos gusta a muchos y además con el ritmo suficiente para no desentendernos de la historia. Quizás Black Rain no se encuentre entre los mejores trabajos de Scott, ni algo tapada por otros grandes títulos que aparecieron en los 80 y 90, pero no me cabe duda que pasaremos un rato de lo más agradable durante su visionado.

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Autor

José Carlos DS: Economista y blogger de viajes en La Próxima Parada desde 2009. Ratón de ciudad, pero que le gusta la naturaleza por igual. Sus otras pasiones son el cine, los deportes y los videojuegos.

2 Comentarios

  1. Una película entretenida y sin grandes aspiraciones que consigue su objetivo: entretener durante lo que dura su metraje. Aunque, por supuesto, para mi su principal atractivo se basa en las localizaciones que somos capaces de apreciar en la misma 😉

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