La noche es joven en Budapest, y más aun siendo la última de nuestro viaje. Después de pasar todo el día conociendo Esztergom y Szentendre, volvíamos a la capital para conocer un poco más su famosa marcha nocturna. La actividad por la noche en Budapest se desarrolla especialmente en los conocidos como Ruin Pubs, lo que nosotros transcribiríamos como bares ruina. Aunque es una definición que no llega a ser oficial, aglutina un fenómeno que se comenzó a potenciar a principios del siglo XXI en el que edificios de más de 100 años fueron ocupados o sus inquilinos pagaban unas rentas muy bajas al estar en estado de semiabandono. Estos centros multiusos servían como salas de exposiciones, mercadillos o bares improvisados. Aunque es un modelo que otras ciudades hoy en día han adaptado, el germen comenzó en la ciudad de Budapest en su barrio judío entre las calles Kazinczy, Akác y Nagydiófa. Muchos de sus inquilinos comenzaron a ver el potencial de los mismos y obtuvieron las licencias para sacar negocios a flote. En la actualidad son un núcleo importante de atracción turística y una visita imprescindible de Budapest.



En nuestro caso al alojarnos cerca, la visita la teníamos de lo más cómoda. Nada más acercarnos hasta la calle Kazincz comenzamos a ver el ambientazo que había y eso que era en mitad de la semana. Eran casi las 11 de la noche cuando llegamos al local que abrió la veda de este tipo de negocios en Budapest, el Szimpla Kert que en 2004 sus dueños comenzaron de forma oficial con este ruin bar que no deja indiferente a nadie. Su nombre significa Jardín Simple y ya solo con ver lo destartalado del aspecto de su fachada uno se plantea entrar. Y como si entráramos a un matadero, no es broma tienen unas cortinas de acceso de ese estilo, nos introducimos en un mundo psicodélico en el que no hay necesidad de tomar nada raro para ver cosas extrañas. Es el típico lugar que, si no fuera archiconocido y estuviera presente en todas las guías, al poner el primer pie te plantearías poner el siguiente. Szimpla Kert es un laberinto de habitaciones, pasillos y estancias desplegado alrededor de dos plantas que desconcertaría hasta al más pintado. No busquéis lógica a lo allí expuesto, su aire ecléctico no tiene explicación posible. Lo mismo te encuentras una bicicleta colgada del techo, como un coche Trabant multicolor en la terraza donde sus alegres pasajeros toman unas copas al son de la música que acompaña el local. Música en vivo en varios puntos del establecimiento y gente por todos lados, no os podéis ni pensar lo animado que estaba todo a esas horas.
Cualquier cosa que imagines puede estar colgada en este bar ruina y no busques sentarte en algo cómodo o de diseño, posiblemente acabes reposando tus posaderas en una bañera y con suerte apoyando tus bebidas sobre una mesa que no esté coja pero cuya tarima parece un libro de firmas. Existen varias barras repartidas por todo el establecimiento y cada una ofrece una carta, aunque lo normal es que en su mayoría se centren en cervezas, copas y cócteles. Evidentemente es un local pensado para gente joven o con las miras abiertas, pues en muchos momentos nos dará la sensación de que estamos rodeados de elementos sacados de un vertedero. A pesar de ello, el ambiente es muy auténtico y cordial. Aunque no esperéis encontrar allí a muchos locales, pues en su mayoría serán turistas como nosotros, curiosos por descubrir qué se cuece dentro del ruin bar más antiguo de Budapest.
Como es natural sus precios han subido en comparación con otros bares ruina de la zona. Aunque aún siguen contando con unos precios que a los que venimos de España nos parecerán decentes. Pero podemos encontrar otros locales con los precios aún más bajos y un ambiente más relajado, si es lo que buscamos. Es curioso porque en este viaje la gastronomía húngara la hemos probado principalmente en sus mercadillos navideños, puestos callejeros y en el Mercado Central. Por lo que durante los 5 días que estuvimos de viaje a Budapest solo nos sentamos en un restaurante y fue de comida rápida, aunque con un diseño espectacular como leísteis en una entrada anterior. En esta sección de GastroViajes nos gusta traer siempre una propuesta original, aunque en muchos casos no sea representativa del país, pero que la propia visita al restaurante o local ya sea motivo suficiente para acudir allí. En este caso por unos 4.500 Ft. (unos 14,50 euros – 2017) nos tomamos dos hamburguesas barbacoa con refrescos incluidos. Lo primero a tener en cuenta es que si queremos comer en Szimpla Kert y vamos en horario nocturno le echemos paciencia. El servicio va en consonancia con el alocado estilo del local. Hacemos cola para pedir, pagamos y salvo que sean bebidas que las recibiremos al instante, si queremos comer lo mejor es buscar asiento y esperar. Y esperar, esperar y volver a esperar porque el descontrol es bastante extremo. Las hamburguesas hay que reconocer que no estaban mal, pero tampoco para quedar en la memoria. El precio en consonancia con lo que se paga en un restaurante de comida rápida, pero sin patatas. Pero para el tiempo de espera y el trato un tanto desairado de sus camareros, pues personalmente no creo que merezca mucho la pena entrar a Szimpla Kert para comer. Además la oferta es bastante limitada, centrada en hamburguesas, pizzas y el típico pan con manteca. Quizás si entráis y hay poca gente os rente, pero si veis que la cosa está muy agitada, casi mejor tomarse unas copas, disfrutar del ambiente y seguro que encontraremos opciones mucho más satisfactorias para comer en Budapest.


La experiencia de visitar Szimpla Kert fue muy grata, es un lugar singular y que sin duda es divertido recorrer para descubrir su perturbadora decoración. Pero en cuanto a comer allí, personalmente será que me he vuelto muy cómodo y valoro el trato más considerado, pero no lo recomiendo. Eso sí, como lugar para tomarte unas copas, escuchar música y parar allí hasta que amanezca, es un sitio totalmente recomendable.
Pero Szimpla Kert es solo un ejemplo de bar ruina en Budapest. Aquí os dejo una lista con otras opciones próximas que nos pueden servir para comparar diferentes ambientes:
- Doboz: allí nos está esperando King Kong en Klauzál u. 10.
- Corvin Tetö: un psicodélico supermercado socialista en Blaha Lujza tér 1-2.
- Filter Klub: punto de encuentro de artistas y música de todo tipo en Almassy utca, 1.
- Instant: un auténtico laberinto del misterio en Akácfa utca 49-51..
- Fogasház: la casa del dentista más divertida en Akácfa u. 49-51.
- Púder: decoraciones enormes y caóticas de la mano del diseñador Bertalan Babos Zsili en Ráday u. 8.
- Yellow Zebra Bikes and Bar: para amantes de las bicicletas en Kazinczy u. 5.
Y como siempre se agradecerá cualquier recomendación para un futuro. Nosotros solo entramos en Szimpla Kert y ojeamos desde fuera otros tanto, especialmente de la calle Kazinczy, pero no dudamos que en una futura visita a Budapest entraremos en otros para probar diferentes atmósferas. La singularidad de los bares ruina es que sus desconcertantes entradas en muchos casos no dejan adivinar que nos encontraremos dentro.
Puntuaciones Szimpla Kert
– Comida:
– Ambiente:
– Servicio:
– Relación Calidad-Precio:
Nota Final: 6/10
Dirección: Budapest, Kazinczy u. 14, 1075 Hungría. Teléfono: +36 20 261 8669.
Horario: 12:00 – 04:00 horas.
4 Comentarios
Es un sitio que, cuanto menos, llama la atención. Parece un batiburrillo de muebles y objetos de decoración que, increíblemente, quedan bien juntos. El ambiente es relajado y para tomarse alguna copa está bien, pero comer es otro asunto completamente distinto. El servicio es lento y la cola de pedidos se va agrandando. Hay que armarse de paciencia para consumir unas hamburguesas nada memorables.
Uno de los lugares más pintorescos en los que hemos comido. Al menos como visita es un total imprescindible. Más aún si nos gusta salir por la noche y descubrir el ambiente de Budapest.
Muchisimas gracias por la informacion. La aprovechare al maximo!
Espero que te sea de gran ayuda, Juani. Un saludote.