Continuamos nuestro primer día del viaje a Budapest. Dejamos atrás el Parlamento para cruzar el Danubio rumbo a Buda. En los últimos años el 31 de diciembre siempre ha sido un día intenso para nosotros. Hoy no iba a ser menos y la jornada que nos quedaba por delante sería de lo más completa. Son muchos los puentes que cruzan el Danubio, muchos de gran factura y belleza, pero en la ciudad de Budapest hay uno que destaca por encima del resto: el Puente de las Cadenas. Su nombre oficial es Puente Széchenyi, efectivamente el mismo que los concurridos balnearios, en honor del conde István Széchenyi que fue el encargado de financiar esta obra. De hecho ofreció sus rentas de un año entero para la construcción de este puente permanente. Fue inaugurado en 1849 después de 20 años de obras. En principio se tomó como referencia el Puente de Carlos en Praga. Pero finalmente el conde vio en Londres el puente de Hammersmith, y su estructura suspendida sobre el Támesis le convenció más. El ingeniero William Tierney Clark fue el encargado de realizar los planos, mientras que el ingeniero escocés Adam Clark ejecutó las obras. En su honor la plaza que encontramos justo en el lado de Buda lleva su nombre.

Un puente que no siempre ha lucido tan portentoso y bello como hoy en día. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial las tropas alemanas dinamitaron el puente, además de otros cuatro puentes de la ciudad ante el asedio de Budapest. Finalmente en 1429 fue inaugurado de nuevo tras su reconstrucción.

Puente de las Cadenas en Budapest
Funicular del Castillo de Buda Budapest

Aunque nosotros lo hicimos a pie desde el Parlamento, cuya distancia es aproximadamente un kilómetro, la parada de metro más próxima es la de Vörösmarty tér, perteneciente a la línea M1 (amarilla). Cualquiera de las líneas de tranvía que recorran las orillas del Danubio tienen parada allí.  El Puente de las Cadenas tiene tanto su encanto propio como el que le confiere su magnífico emplazamiento. Además juega con la ventaja de que puede ser divisado desde el Castillo de Buda. Por tanto, es una de las panorámicas por excelencia de la ciudad. Con una longitud de 375 metros, su altura máxima la consigue en su vano central donde llega a los 202 metros. Como estructura es un puente colgante, aunque sus cables principales son en realidad los eslabones rígidos de una cadena. Ya sea durante el día o por la noche, cuando se encuentra iluminado, es uno de esos rincones por los que indudablemente cualquier viajero tendrá que pasar en más de una ocasión durante la visita a la ciudad.

Nuestra siguiente parada del día sería subir hasta los cuarenta y ocho metro de altura sobre el Danubio, donde se encuentra el Castillo de Buda. Si bien la zona de Pest es llana y muy cómoda de visitar, Buda es todo lo contrario. En esta loma se fundó la ciudad de Buda y a su alrededor encontramos una serie de lugares de imprescindible visita en Budapest. Desde la plazoleta de Adam Clark tenemos justo delante un funicular que nos llevará directamente al castillo. Aunque tenemos a nuestra disposición varias alternativas.

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Cómo llegar al Castillo de Buda:

  • Funicular: Opera de 7:30 a 22:00 horas. Con una frecuencia de entre 5 y 10 minutos. Los lunes impares cierra por mantenimiento. En caso de ser festivo, cerrará el siguiente lunes.
    • Precios (2017): ida (1.200 Ft/persona) – ida/vuelta (1.800 Ft/persona). En euros 3,90 y 5,80 respectivamente. Hay descuentos para niños entre 3 y 14 años, así como para grupos.
  • Autobús: Plaza Széll Kálmán (conecta con línea 2 de metro). Desde aquí podemos subir con el autobús 16 (salida en calle Várfok. Es conocido como «várbusz», que en español sería “el autobús del castillo”.
  • Caminando: Tanto a derecha como izquierda podemos ascender hasta el castillo a pie. Bien por Kemál Atatürk sétaút a la izquierda del funicular, o por Király lépcső justo a la derecha del túnel del Castillo de Buda.

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Como podéis imaginar si nos conocéis bien, optamos por la opción más económica, subir andando. El funicular de Budapest es bonito, pero hay que esperar normalmente colas y el precio a mi modo de ver no compensa. Recientemente esta localización ha servido para recrear una reimaginación del Mago de Oz en la serie Emerald City.  Así que desde el Kilómetro 0, punto del que se miden las distancias en Hungría, arrancamos colina arriba. Nuestra idea era hacer una ruta circular en el sentido de las agujas del reloj. Ascenderíamos por el sendero de la izquierda, llegaríamos al castillo de Buda, visitaríamos el distrito del Castillo hasta el Bastión de los Pescadores, para descender nuevamente hasta el punto de inicio donde asciende el funicular.

El camino de subida es muy agradable, incluso de noche permanece iluminado. Según vamos ascendiendo la panorámica se vuelve aún más espectacular pudiendo divisar la Ciudadela de Budapest, varios puentes sobre el río Danubio, con especial mención al Puente de las Cadenas que desde las alturas luce aún mejor, así como el Parlamento al fondo. Una vez nos vamos aproximando al Castillo de Buda, nos damos cuenta que su aspecto es el resultado de años de restauraciones para recuperarlo tras un sinfín de batallas que a lo largo de siglos le pasaron factura. Está declarado Patrimonio de la Humanidad desde 1987. Sus orígenes datan del siglo XIII cuando fue levantado por orden del rey Béla IV, después de la invasión de los mongoles.  La fortaleza original, de estilo gótico fue levantada posteriormente por el Emperador Segismundo. Así pasaron los siglos donde fue ampliándose convirtiéndolo en un palacio renacentista, pasó a dominio turco y tras su marcha quedó prácticamente abandonado. En el siglo XIX volvería a ser remodelado y también lo sería en 1950 para recuperarlo de las huellas que dejó en su estructura la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad alberga la Galería Nacional de Hungría, el Museo de Historia de Budapest, y la Biblioteca Nacional Széchenyi. También es posible realizar un recorrido por el Laberinto del Castillo de Buda, aunque está actualmente en reformas.

Castillo de Buda con Eugenio de Saboya
Castillo de Buda con Ciudadela al Fondo

En nuestro caso como a partir de hoy y durante 3 días tendríamos activa nuestra Budapest Card, además de usar ilimitadamente el transporte público (Funicular no incluido), aprovechamos para visitar la Galería Nacional de Hungría y el Museo de Historia de Budapest cuyo acceso es gratuito con esta tarjeta. Ambas muestras se encuentran ubicadas en el edificio central. El acceso al Museo de Historia de Budapest se hace por una pequeña puerta en la cara sur del Castillo, mientras que la Galería Nacional Húngara su acceso principal se encuentra en la vista más representativa del Castillo de Buda mirando al Danubio y justo delante de una estatua ecuestre de Eugenio de Saboya. Si queremos conocer un poco mejor la historia de Hungría y descubrir su patrimonio artístico, sin duda estas dos galerías son imprescindibles. En caso de decantarnos por una por falta de tiempo, como poco debemos visitar la Galería Nacional Húngara. La información para visitar estos museos de Budapest es la siguiente:

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Visitar Museo de Historia de Budapest:

  • Horario: de 1 de marzo a 21 de octubre su apertura es de 10 de la mañana a 18:00 horas. Mientras que el resto del año cierra a las 4 de la tarde. Los lunes permanece cerrado.
  • Precio (2017): adultos 2.000 Ft. (6,50 euros al cambio). Estudiantes entre 6 y 26 años y mayores entre 62 y 70 años: 1.000 Ft. Resto de edades entrada gratuita. Con Budapest Card acceso gratuito.

Visitar Galería Nacional Húngara:

  • Horario: de 10 de la mañana a 6 de la tarde. Los lunes permanece cerrado.
  • Precio (2017): 1.800 Ft. (5,80 euros al cambio). Ciudadanos europeos entre 6 y 26 años y entre 62 y 70 años: 900 Ft. Resto de edades siendo ciudadanos europeos, entrada gratuita. Con Budapest Card acceso gratuito.

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Nuestra primera visita en los dominios del Castillo de Buda fue el Museo de Historia de Budapest. En un recorrido que nos puede demorar aproximadamente una hora y en él conoceremos la historia de Budapest desde la Edad Media hasta la época actual. La colección se desarrolla en cuatro plantas y uno de los datos negativos es que algunas de las explicaciones solo están en húngaro, aunque es bastante visual todo y cuenta con algunas zonas pensadas para los más pequeños de la casa. El punto más determinante de la visita son sus sótanos y ver algunas de las áreas más antiguas del castillo, como pueda ser su sala gótica y la capilla. En ellas nos hacemos una idea de los orígenes del recinto.

Galeria Nacional Húngara de Budapest

Una vez nos empapamos un poco de la historia del Hungría, pasamos a transitar un poco más el contorno de la fortaleza. Hay innumerables caminos que rodean este bastión y es de lo más interesante rodearlo para disfrutar del paseo y de las vistas. Y caminando llegamos a la Galería Nacional Húngara. Uno de esos puntos donde multitud de curiosos se agolpan en sus miradores para fotografiar la ciudad. Nuevamente aprovechamos la Budapest Card para conocer el patrimonio de esta galería, que muestra obras de arte húngaro desde la Edad Media hasta el siglo XX. Es un museo eminentemente pictográfico, aunque también cuenta con algunas esculturas. El edificio por dentro no deja a la imaginación nada sobre sus orígenes, los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial dejaron tan tocada su estructura que pasa por ser un edificio del pasado o presente siglo. Aunque lo importante, sus obras, son excelentes, y es la colección de arte húngaro más importante que se puede visitar. Nuevamente en aproximadamente una hora nos podemos dar un paseo entre Mihály Munkácsy, Pal Szinyei Merse,y otros grandes artistas húngaros.

Iglesia de Matias en Budapest

Con el arte fluyendo por nuestras venas continuamos hacia el Distrito del Castillo, aquí entre bonitas calles adoquinadas encontramos casas y edificios de estilo medieval, barroco y del siglo XIX. En un camino de aproximadamente 15 minutos llegaremos al Bastión de los Pescadores. Un singular edificio que fue terminado a comienzos del siglo pasado y cuyas siete torres conmemoran a las siete tribus fundadoras de Hungría. Es posiblemente el punto donde más gente confluye de todo Budapest. Uno de los principales motivos es que cuenta con uno de los miradores más bellos de toda la ciudad y desde el que presenciar el atardecer en la capital. Hay que recordar que Budapest es una de las ciudades más bonitas durante la noche, ya que gran parte de sus edificios más representativos se encuentran iluminados. Aunque de esta zona personalmente el edificio que más me llamaba la atención era la Iglesia de Matías. Una iglesia católica en pleno corazón del distrito cuya torre se ve incluso desde el propio Pest.  Fue construida entre los siglos XIII y XV, con estilo neogótico predominante en la actualidad. Es una iglesia con una imponente acústica y en la que se han celebrado bodas y coronaciones reales. Aunque los horarios pueden diferir en caso de haber algún tipo de celebración en su interior, los habituales son los siguientes:

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Visitar Iglesia de Matías:

  • Horario: de lunes a viernes: de 9:00 a 17:00 horas. Sábados de 9:00 a 16:30 horas. Domingos: de 13:00 a 16:30 horas.
  • Precio (2017): adultos 1.500 Ft. (4,80 euros al cambio). Estudiantes y jubilados: 1.000 Ft. Menores de 6 años entrada gratuita.

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Las entradas se compran justo en unas taquillas que se encuentran sobre la muralla justo delante del acceso a la iglesia. En la misma plaza peatonal donde se encuentra la estatua del rey San Esteban. Si por tiempo o disponibilidad queremos entrar únicamente a una iglesia, sin duda San Matías tiene que ser nuestra elección. Aunque hay que reconocer que Budapest está lleno de lugares de culto de acceso gratuito de lo más singulares, por lo que no está de más apuntarse algunos para complementar los días de visita. A lo largo de las próximas entradas os iré mostrando algunos de ellos.

Interior Iglesia de Marias Budapest
Bastión de los Pescadores en Buda
Parlamento desde Bastión de los Pescadores
Castillo de Buda al Atardecer

Y como la noche comenzaba a caer, pues en estas fechas de diciembre alrededor de las 4 ya el sol ha desaparecido, llegaba el momento de volver a Pest. Desde el propio Bastión de los Pescadores descendimos por unos de los caminos que serpentean la loma hasta volver de nuevo al Puente de las Cadenas. Desde aquí volvimos a cruzarlo, disfrutamos de la fachada del magnífico Four Seasons Hotel Gresham Palace Budapest y, prácticamente en línea recta, nos topamos con la Basílica de San Esteban. Un paseo de apenas un kilómetros que nos llevaría a uno de los motivos principales de que nos guste viajar en estas fechas, los mercadillos navideños.

Basílica de San Esteban en Budapest
Concierto fin de año Basílica San Esteban

Aunque en España estemos acostumbrados a que la navidad dura hasta el día de 6 de enero con la llegada de los Reyes Magos, en la mayoría de ciudades europeas no es así. En muchas ciudades, pasado el día de Navidad, la decoración se comienza a retirar, aunque afortunadamente en Budapest no es así. La mayoría de sus mercadillos navideños aguantan  hasta pasada la noche del 31 de diciembre, por lo que estábamos de enhorabuena. Uno de los más concurridos y vistosos se encuentra junto a la Basílica de San Esteban (Szent István Bazilika). Y aunque cada año las fechas pueden variar, en estas pasadas navidades estuvo en funcionamiento del 25 de noviembre al 2 de enero. A través de la calle peatonal Zrínyi nos encontraremos justo de frente con el edificio religioso más grande de Budapest. En esta calle hallamos ya algunas tiendas y restaurantes. Además aquí se encuentra la estatua de un policía imperial. La singularidad de esta figura es que da suerte si le tocamos el bigote, además, si le tocamos la barriga, no engordaremos ¡Se acabó el apuntarse al gimnasio!

Para mi gusto es el mercado más bonito de los que se montan en Budapest. El entorno junto a la basílica tiene un encanto especial y siempre está muy animado. Aunque entre semana se supone que cierra a las 4 y en fines de semana y festivo a  las 10. Un tema importante es que el 25 y 26 de diciembre no abren. Nosotros estuvimos incluso más tarde y seguía en pleno funcionamiento. Un bonito árbol en medio de la plaza junto a una pista de hielo para niños es rodeado de multitud de cabañas con productos típicos y souvenirs. Como nuestra jornada iba a ser intensa, durante el día ya nos habíamos comido unos bocadillos en lo alto de la colina de Buda. Pero cuando llegamos al mercadillo con tantos manjares a nuestro alrededor, no pudimos resistirnos a hacer una buena merienda. Como dato, los precios en los mercadillos no son nada baratos en comparación con los precios de un restaurante de precio medio. Una simple salchicha en bollo con una bebida nos puede salir por unos 15 euros al cambio. Así que antes de pedir, mirad bien los precios.

Mientras comíamos tranquilamente en uno de los bancos con mesas que hay disponibles, aprovechamos para disfrutar del espectáculo de luces que se proyectan sobre la fachada de la Basílica. Cada noche, y aproximadamente cada media hora, un espectáculo 3D anima aún más el mercadillo. Con el estómago lleno nos dispusimos a entrar en la Basílica de San Esteban.  En honor al primer rey de Hungría, en su interior se encuentra su mano derecha, una de las reliquias sagradas más importantes del país. Su construcción finalizó en 1905 después de medio siglo de obras. Curiosamente su altura de 96 metros es la misma que el punto más alto del Parlamento. Y además por ley se reserva el privilegio a sendos edificios de ser los dos más alto de la ciudad, no pudiendo edificar ninguno otro de mayor altura. Es posible subir a la torre derecha de la basílica tanto por escaleras como por ascensor. Nosotros, al ser de noche, preferimos no subir. A la entrada nos piden un donativo, aunque no es obligatorio, mientras que para subir a la torre si hay que abonar 500 Ft. (1,60 euros al cambio). Otro dato a destacar, y que gustara especialmente a los futboleros, es que allí descansan los restos mortales del célebre Puskas. El exjugador del Real Madrid es todo un icono en Hungría, con multitud de murales y referencias por toda la ciudad de Budapest. Incluyendo el nombre de una estación de metro y de un estadio. Desde luego esta basílica es un lugar de peregrinaje imprescindible para todo seguidor madridista.

El interior de la basílica es colosal y uno de esos espacios que sobrecogen por sus dimensiones, además de por su acústica. Una de las sorpresas del viaje fue encontrarnos con un bonito concierto en su altar mayor. En estos días son muchas las iglesias que ofrecen este tipo de conciertos de navidad. Muchos ellos de pago, pero en nuestro caso, salvo el donativo de la entrada, fue un auténtico regalo para los sentidos y uno de esos momentos que guardo con especial cariño de nuestra visita a la capital húngara.

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Para visitar la Basílica de San Esteban el horario es:

  • De lunes a viernes de 9:00 a 16:00 horas.
  • Sábados de 9:00 a 13:00 horas.
  • Domingos de 13:00 a 16:00 horas.
  • Precio: Donativo opcional.
  • Para la visita a la cúpula y los tesoros necesitamos una entrada adicional.

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Como de mercados navideños iba la tarde/noche, la siguiente parada sería a la plaza de Vörösmarty, donde se monta otro de los mercadillos más concurridos. La información oficial nos indicaba que estaría abierto del 11 de noviembre al 29 de diciembre. No obstante nosotros acudimos el 31 de diciembre y estaba todo en pleno funcionamiento. La opción más cómoda para llegar es hacerlo en metro hasta la estación del mismo nombre, aunque a pie desde San Esteban son apenas 10 minutos por la calle Október. Este es el mercadillo más grande de Budapest. Cuenta con más de un centenar de cabañas repartidas por las diferentes vías que confluyen en la plaza homenaje al poeta y dramaturgo húngaro. En cualquier época del año la Váci Utca es la calle por excelencia de las compras en Budapest, junto con la Avenida Andrassy. Por lo que en estas fechas además de centros comerciales, tiendas de recuerdos, hoteles y restaurantes, encontramos multitud de adornos navideños, gente por todas partes y música en vivo. Toda esta “villa navideña” nos llevó hasta Deák Ferenc tér. Este es el punto de confluencia del metro en Budapest y aquí también se encuentran algunos puestos callejeros más, food trucks y hasta wifi gratuito junto al letrero de #HelloHungary. Si vais probando para probar los productos más típicos, destacan los lángos (pan húngaro que se adereza con productos tanto cárnicos como vegetarianos), las típicas salchichas a la parrilla (kolbász), así como multitud de galletas, castañas asadas, vino Tocai y toda esa clase de productos que apenas engordan. Pero recordad pasar una vez al día a tocarle la barriga a la escultura del guardia [vector_icon name=»yahoo-messenger»]

Letrero #HelloHungary en Budapest

Antes de volver al hotel para buscar un lugar donde cenar, nos acercamos hasta el parque del Ayuntamiento situado en Városháza Parkban. Aquí se encuentra otro mercadillo navideño. Si bien, en este caso, su apertura es de 17 de noviembre a 27 de diciembre. Cuando nos pasamos por allí, se notaba que estaba comenzando a ser desmontado y era el que menos actividad tenían, aunque aún quedaban algunos puestos de comida y artesanía, pero ni punto de comparación a la ferviente actividad de San Esteban y la plaza Vörösmarty. Como ya iba siendo hora de ir cenando, volvimos al hotel. La noche se comenzaba a poner fría. Si bien durante el día tuvimos unos agradables 5º, las temperaturas nada más caer el sol se desplomaron bajo cero.

Nuestra idea era cenar algo cómodamente en algún restaurante próximo a nuestro alojamiento, reposar un poco y, como estábamos cerca de donde celebraríamos la entrada de año, salir a la calle de nuevo con unos 40 minutos de antelación a las 12 de la noche. El día había sido muy completo y el cuerpo pedía descansar un poco. En estas fechas a partir de las 6 de la tarde no hay mucho más que hacer por las calles de Budapest, aunque nos entretuvimos hasta pasadas las 8 en los múltiples mercadillos. Después de mirar alrededor del hotel algunas opciones para comer, que no fueran las típicas franquicias de comida rápida, acabamos en un buffet un tanto caro y para nada recomendable. De allí nos fuimos a descansar un poco y prepararnos para entrar a un nuevo año.

¿Dónde pasar la noche de fin de año en Budapest?

En muchos países esta pregunta suele tener un punto fijo, pero en Budapest no existe un lugar único donde celebrar la entrada de año. Después de investigar bastante, vimos varias zonas donde la gente se congrega en esta mágica noche. Por una parte hay mucha gente que se reúne en la plaza Vörösmarty. En sus alrededores la gente espera bebiendo vino caliente y tirando petardos hasta que llega la hora. Otros prefieren hacerlo frente a la Basílica de San Esteban. Otro espacio concurrido y de lo más navideño. Por último el Danubio desde el Puente de las Cadenas y hasta el puente de Elisabeth es un área donde predomina la gente deseosa de fiesta y diversión. En nuestro caso por la cercanía al hotel y porque se aseguraban unas bonitas vistas, optamos por hacerlo frente a este último. El puente de Elisabeth se encuentra justo al sur del puente de las Cadenas y el Castillo de Buda, por lo que la panorámica es estupenda.

Desde Rákóczi út donde se encuentra nuestro hotel hasta Kossuth Lajos que va a parar al citado puente, son apenas 22 minutos a pie. Además aunque fuera de noche, mucha gente camina en la misma dirección, por lo que no da sensación de inseguridad en ningún momento. Si por el contrario queremos llegar en autobús, lo podemos hacer en el 133E que circula a esas horas y en apenas 5 minutos nos dejará junto al puente. Cuando llegamos, la gente se comenzaba a agolpar en las barandillas. Nosotros nos pusimos en el lado de Pest muy próximos a la Iglesia Parroquial de la Ciudad. Aunque había gente a lo largo de toda la pasarela. De hecho mucha gente cruza el puente y asciende hasta la colina de Gellert. Ahora echando la vista atrás, creo que es uno de los mejores puntos para verlo, pues tienes una visión clara de ambas orillas del Danubio. El camino está iluminado, aunque es un ambiente más solitario.

Uvas de Fin de Año sobre el Danubio
Fuegos artificiales Fin de Año Budapest

Un apunte importante es que no esperéis un espectáculo pirotécnico muy destacado. Eso los húngaros se lo reservan para el día Nacional de Hungría el 20 de agosto. En esta noche los fuegos artificiales prácticamente son obra de gente espontanea que los sueltan en la ribera del Danubio, así como en las múltiples plazas donde se reúnen la gentes para cambiar de año. Lo mejor del momento son las vistas que tenemos e incluso ver algunos cruceros que incluyen cena de fin de año que surcan el Danubio con vistas privilegiadas.

Nosotros, fieles a nuestras costumbres españolas, nos llevamos las habituales 12 uvas. Las referencias nos las dará nuestro propio reloj, pues no hay campanadas que nos marquen los tiempos. Cuando lleguen las 12 todos los allí presentes saltarán de felicidad por entrar en un nuevo año. Momento en el que se intensifican los castillos de fuegos artificiales de forma errática y prácticamente sin saber dónde mirar, pues aparecerán por todos lados. Aunque con referentes como Berlín o Copenhague, donde el estallido es una auténtica locura y se nota que son unos apasionados de la pólvora, en Budapest el ambiente es mucho más relajado. Aunque con los -8º de temperatura que recogía un termómetro próximo al Danubio, desde luego que cuesta entrar en calor en esa situación. Afortunadamente era una noche sin viento y la sensación térmica no era tan desagradable como marcaba el mercurio. Y felices por haber vivido un año más fuera de casa y en otra ciudad diferente el cambio de año, volvimos del hotel en busca de la calefacción y un sueño reparador que nos sirviera para afrontar la segunda jornada de nuestro viaje. Nuestro periplo por Budapest no había hecho más que empezar y ya en nuestro primer día habíamos dado buena cuenta de la ciudad.

Autor

José Carlos DS: Economista y blogger de viajes en La Próxima Parada desde 2009. Ratón de ciudad, pero que le gusta la naturaleza por igual. Sus otras pasiones son el cine, los deportes y los videojuegos.

4 Comentarios

  1. Budapest es una ciudad muy cómoda de visitar. No hay grandes distancias entre los puntos claves de la ciudad, sobre todo cuando se va visitando por zonas. Así que, aunque es cierto que este día nos dio para mucho, se puede hacer tranquilamente debido a lo cómodo que es ir de un punto de interés turístico a otro. Y como se podrá apreciar en las fotos, todos de gran belleza, aunque mi parte favorita fue recorrer los mercadillos navideños. Me gusta el ambiente y me llama la atención ver lo que hay en los puestos, apreciar las diferencias con otros mercadillos europeos, saber cuáles son las comidas más típicas…
    En cuanto a la celebración de fin de año, me gustó el ambiente festivo que se respiraba, había bastante gente en las calles sin resultar agobiante y en ningún momento sentí inseguridad. Y el poder llegar al sitio de celebración dando una caminata, siempre es un punto extra. Sobre todo para que no se nos hiciera muy tarde la vuelta al hotel, que al día siguiente teníamos ya una cita pendiente 😉

    • Como fin de año si se busca algo tranquilo, pero sin llegar a ser aburrido, Budapest es un lugar excelente. También tiene marcha por la noche para aburrir, pero no encontramos las grandes aglomeraciones de otras ciudades y el ambiente es estupendo.

      Encima por la noche luce de maravilla y sus mercadillos navideños encantadores.

  2. MARIA GUTIERREZ Responder

    Me he suscrito a tu blog porque me gusta mucho tu estilo contando los viajes. Al contrario que en otros blogs parecidos, aquí el lugar es el protagonista no el blogger. Muchas gracias por tu precisión, eficacia y elegancia al escribir.

    • Muchas gracias por tus palabras María, me hace muy feliz leerlas 😀

      Aquí estamos siempre intentando ayudar a viajeros en los que esté en nuestra mano y la información más precisa e indispensable posible.

      Un saludote.

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