Comenzábamos la primera jornada completa del viaje a Copenhague. Como cada 31 de diciembre que se precie, y más aún si se está de viaje, no sería un día cualquiera y disfrutaríamos de multitud de momentos para el recuerdo. Como haríamos todas las mañanas, cruzaríamos el puente Langebro, una vez más disfrutamos las vistas casi infinitas de los canales daneses, esta vez con rumbo al Ayuntamiento de la ciudad. Tomando el boulevard de H.C. Andersens nos toparíamos en esta amplia vía con el Gliptoteca Ny Carlsberg, una galería de arte cuya colección privada pertenece al hijo del fundador de la famosa marca de cerveza. En este viaje no entraríamos, pero al menos contemplamos su destacado edificio. Unos cuantos metros después nos encontraríamos con nuestra primera visita del día. En el número 1 de Rådhuspladsen se encuentra el Ayuntamiento de Copenhague o Radhuspladsen, vosotros elegiréis con qué nombre quedaros. En una de las esquinas de la plaza encontramos al célebre escritor y poeta danés, Hans Christian Andersen, que en actitud reposada admira la fachada de los jardines de Tivoli, una de las mayores atracciones de Copenhague y posiblemente uno de los principales motivos de que tomáramos esta ciudad como destino para vivir el fin de año. Para saber cómo fue nuestro paso por este parque de atracciones con tanta solera, tocará esperar a la siguiente entrada, por lo que volveremos a centrarnos en la primera parte del día, que es la que desgranaré en esta entrada.
La casa consistorial de Copenhague destaca por el estilo románico nacionalista y es, a mi modo de ver, uno de los edificios más bellos de toda la ciudad. En cierta medida tiene un aire italiano, prueba de ello es que su arquitecto se inspiró en el Ayuntamiento de Siena. Su preciosista fachada cuenta con algunos elementos dignos de mención como la estatua dorada de Abasalón (tercer hijo de David en La Biblia) y, en especial, la bella torre del reloj que, cualquiera que haya estado en Copenhague al caer la noche, seguramente le habrá venido a la mente el Big Ben londinense. De hecho ya el primer día, aún sin tener unas buenas referencias de la ciudad, cuando veía a lo lejos la torre del Ayuntamiento me preguntaba de cuál se trataría y prácticamente me hacía transportarme a Londres. Es un edificio que se puede visitar, tanto para conocer el reloj astronómico de Jens Olsen que alberga en su interior como para realizar una visita guiada a la propia torre.

Desgraciadamente aunque las indicaciones que encontramos por internet nos indicaban que ese día era posible visitarlo, cuando llegamos allí nos encontramos que estaba cerrada y una información en la puerta únicamente en danés que no nos aclaraba nada. Estuvimos esperando unos minutos y no hicimos más que ver gente de todas las nacionalidades llegar y encontrarse con la sorpresa de que ese día nada hacía indicar que fuera posible conocer los entresijos del ayuntamiento. Su horario habitual es de 9 de la mañana a 4 de la tarde. No obstante el rato que estuvimos por Rådhuspladsen disfrutamos mucho de toda la simbología nórdica que puebla la plaza, como dragones y serpientes. Desde este punto arrancan multitud de tours gratuitos cada mañana. En estos momentos, por las obras del metro, parte de la explanada se encuentra en obras, pero la parte más vistosa de la misma se encuentra completamente visitable, en la que además se puede ver el Scandic Palace Hotel, un elegante alojamiento que también cuenta con una esbelta torre en su fachada principal, además de La casa de los cuentos de hadas de Hans Christian Andersen, un museo dedicado al autor y que seguramente hará las delicias de los más pequeños.
Y es que la importancia de Christian Andersen, el autor de más de 160 obras infantiles, entre ellas con personajes tan icónicos como El Patito Feo o evidentemente La Sirenita, tiene gran relevancia, como no podía ser menos en Dinamarca. De hecho, si queremos, podemos realizar una ruta de Christian Andersen por los lugres más representativos del autor por Copenhague. Comenzaremos en su estatua y museo en la plaza del Ayuntamiento, seguidamente no debemos perdernos la visita a la escultura de La Sirenita en Kastellet, para luego pasear por el canal más famoso de la ciudad, Nyhavn, donde pasó gran parte de su vida escribiendo, descubrir una nueva estatua en los Jardines del Rey junto al castillo de Rosenborg y por último, en el cementerio de Assistens en el barrio de Nørrebrø. Y es que aunque nació en la ciudad danesa de Odense, fue enterrado en 1875 en Copenhague, sin duda un auténtico icono de Copenhague y del que sin duda Disney tiene mucho que agradecer, pues muchas de sus obras han sido adaptadas a la gran pantalla.

Terminada nuestra visita de “cuento”, nos sumergimos una vez más en la calle peatonal más larga del mundo. En esta ocasión lo haríamos durante el día, por lo que disfrutaríamos mucho más de sus fachadas y su ambiente. Desde la plaza del ayuntamiento comienza este entramado de callejuelas repletas de tiendas, restaurantes y algunas plazitas y monumentos que no debemos perdernos. Cuando comenzamos a caminar por Stroget desde el ayuntamiento a mano derecha, a los pocos metros nos encontramos la oficina de información turística. La primera planta es una tienda de souvenirs muy variados, pero en la parte de arriba encontramos guías de todo tipo y personal que nos documentará en todo lo que necesitemos. Los horarios de información son de lunes a viernes 9:00 a 16:00 horas, mientras que los sábados la apertura es de 9:00 a 14:00 horas.
Si estáis pensando cambiar dinero a coronas danesas, esta calle es uno de los puntos que más recomendamos para hacerlo, pues la oferta es muy numerosa y sin duda tienen mejor cambio que en el aeropuerto. Aunque como dijimos en la guía práctica del viaje a Copenhague, lo más recomendable es pagar con tarjeta de débito o crédito, pues la aceptan en todos sitios. Siguiendo nuestro camino llegaremos a la plaza nueva o del mercado “Nytorv”, un amplio espacio abierto que confluye con la plaza de Gammeltorv. Allí se encuentra el Palacio de Justicia de Copenhague, que además sirvió durante años como ayuntamiento. Uno de los elementos que más me sorprendió de la plaza es un podio octogonal que la mayoría de gente usamos como banco, pero de gran simbología, pues se colocó en el mismo emplazamiento donde se colocaba la horca. Al norte de esta plaza podemos visitar dos monumentos religiosos más, en concreto la Catedral de Nuestra Señora de Copenhague (Vor Frue kirke), sede de la diócesis luterana, y la Iglesia de San Pedro (St. Peter’s Church). Especialmente me gustó mucho la Catedral, con un estilo de líneas limpias en su interior, cuenta con una imagen del Señor en su altar principal y, apostado en las columnas, esculturas de los 12 apóstoles. En el altar mayor además encontramos dos árboles de navidad, algo que nos recordaba una vez más que estábamos en esas fechas, pues por las calles el ambiente era bastante escaso. Como última curiosidad del lugar, aquí se casaron los príncipes regentes Frederik y Mary.
Entre tiendas de primeras marcas nacionales y mundiales, en un pequeño jardín amurallado, encontramos poco después en plena Stroget la Helligåndskirken o, para los hispanohablantes, la iglesia del Espíritu Santo. Fue la primera abadía de Copenhague y en sus orígenes, allá por el año 1238, fue fundada como monasterio franciscano. Si queremos acceder a su interior, debemos saber que normalmente deberá ser en horario de mañana y que es recomendable consultar su panel de eventos, pues es bastante habitual que se realicen conciertos gratuitos. Finalmente llegaremos a Amagertorv, posiblemente la plaza más conocida de todo Stroget. Se sabe que es una de las más antiguas de la ciudad, ya que en tiempos de la Edad Media los hombres del campo acudían allí para vender sus productos. Es posiblemente una de las postales de la ciudad más representativas, pero desafortunadamente igual que os muestro lo mejor de cada lugar, también hay que mostrar la realidad y una de ellas es que algunas de las obras que se están realizando en este momento para ampliar el metro en Copenhague, han afectado a algunas de las caras más visibles de la ciudad. Buen ejemplo de esto es Amagertorv, que cuenta con varios andamiajes tanto por las citadas obras, como por restauración de sus edificios. Se espera que hacia el año 2020 todo haya vuelto a su máximo esplendor, pero en una visita normal sin nada que nos impida las vistas, en el número 6 podemos disfrutar del edificio construido por Mathias Hansen, alcalde de Copenhague en el siglo XVII en estilo holandés con ladrillos rojos y con piedras de arenisca. En el número 9 un edificio de finales del siglo XVIII que fue levantado como tienda de ropa de J.A. Bechmann, en el 14 un magnífico ejemplo de historicismo del siglo XIV y por último en el 29 un antiguo convento.


Detrás de esta plaza sobresale la torre de la Iglesia de San Nicolás, que hoy en día se conoce como Nikolaj, Copenhagen Contemporary Art Center. Un edificio religioso que en la actualidad se usa principalmente como centro de arte moderno, que además cuenta con exposiciones itinerantes. Un fabuloso escenario medieval del siglo XVI. La iglesia original databa del siglo XIII, pero un incendio se llevó prácticamente toda su estructura, salvo la torre. Si estáis interesados en visitarla, esta es la información que debéis conocer:
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- Dirección: Nikolaj Plads 10, 1067, Copenhague.
- Cómo llegar: Nørreport Station (tren), Kongens Nytorv (Metro) y línea 15 (Bus).
- Horario: martes, miércoles, viernes, sábado y domingo (12:00 – 17:00).
- Precio entrada: 50 DKK (año 2016).
- Precio con descuento: 25 DKK (Jubilados y discapacitados).
- Entrada gratuita: Menores de 15 años y miércoles.
- Más información: Nikolaj Kunsthal.
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Y finalmente llegamos a Kongens Nytorv, la Nueva Plaza del Rey. Fue diseñada por el Rey Cristián V en 1670 y en la parte más céntrica se encuentra una estatua ecuestre del monarca. En esta plaza se localiza el Palacio de Charlottenborg, sede de la Academia Real de Bellas Artes de Dinamarca y museo de arte contemporáneo, así como Real Biblioteca de Arte. También encontramos el Palacio de Thott que alberga la Embajada Francesa y el Teatro Real de Copenhague de 1874. Dejando a un lado edificios oficiales y escénicos, también encontramos el espectacular Hotel D’Angleterre, una auténtica maravilla que además al ser navidad estaba perfectamente decorado con escarcha que se iluminaba por las noches en su fachada y escoltado por unos soldaditos de plomo de gran tamaño, sin duda una vez más los negocios privados son lo que pasada la Navidad aún le siguen dado ese ambiente festivo a las calles de Copenhague. Y ya os digo que es una plaza preciosa, al menos por fotos. Pues es posiblemente el escenario más perjudicado por las obras del metro, ya que la totalidad de la plaza está sepultada por las obras, una rotonda de maquinaria, andamios y hierros que es rodeada por los coches que circulan por la zona. Afortunadamente se puede disfrutar de todos los edificios históricos de que dispone la plaza, pero evidentemente sin la vistosidad que llega a tener cuando la vista está despejada. Sin duda una de mis espinitas clavadas durante el viaje, pero es inevitable viajar y no toparse con algún lugar cerrado o en obras, es la ley del viajero, aunque eso nos invita a volver por allí en un tiempo en el que podamos valorar esta plaza como se merece.


Conocida popularmente como Marmorkirken, la iglesia de Federico es un templo luterano que se aprecia a lo lejos desde la plaza de Kongens Nytorv, sería nuestra visita y uno de los monumentos religiosos que más nos sorprendió. El templo luterano se comenzó a construir en 1749 y fiel reflejo de que no solo por el sur de Europa las obras se demoran más de lo debido. Pues hasta un siglo después, gracias a la iniciativa privada, no fue terminado, concretamente en 1849. En ese momento se habían modificado los proyectos anteriores y terminó siendo lo que es hoy, un templo barroco que ostenta la mayor cúpula escandinava, con muchos aires a la basílica de San Pedro en Roma. La iglesia de mármol se encuentra en el distrito de Frederiksstaden frente a Amalienborg. La apertura es de 10 a 5 de la tarde, estando cerrado los viernes.
Y después de visitar su impresionante cúpula, tanto por fuera como por dentro, con concierto de órgano incluido, nos fuimos hacia el Palacio de Amalienborg. Residencia de la familia real danesa en Copenhague desde 1749, está compuesto por cuatro edificios de estilo rococó. Es un edificio que luce mucho gracias a su emplazamiento al pie del canal. Todos los días a las 11:30 de la mañana se realiza el cambio de guardia. Un desfile que comienza en el Castillo de Roseborg y atraviesa parte de la ciudad hasta llegar a Amalienborg. Entre los cuatro palacios, solo el palacio de Christian VII y Christian VIII están abiertos al público, en estos momentos el palacio d Federico VIII o Brockdorff está siendo restaurado para converirse en la residencia del príncipe Federico de Dinamarca y por último el Palacio de Cristián IX o Schack sirve como residencia de los monarcas desde 1967. En nuestro caso solo paseamos por sus alrededores y no entramos, pues los horarios en esa época eran bastante complicados. En caso de ir en buenas fechas y querer visitar el interior, esta es la información que debéis tener en cuenta:

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Visitar Palacio de Amalienborg:
- Dirección: Amalienborg Palace, 1257, Copenhague.
- Cómo llegar: Kongens Nytorv (Metro) y línea 1A (Bus).
- Horario: 10:00-16:00. Los lunes permanece cerrado entre noviembre y abril.
- Festivos cerrados: 20 al 26 de diciembre y 31 de diciembre.
- Precio entrada: 75 DKK (año 2016).
- Precio con descuento: 55 DKK (Estudiantes).
- Entrada gratuita: Menores de 17 años y miércoles.
- Ticket combinado Rosenborg & Amalienborg: 145 DKK (Válido para 36 horas).
- Más información: Amalienborg – Rosenborg.
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A la espalda de Amalienborg, y en una de las localizaciones más fotogénicas de toda la capital danesa, se encuentra la Ópera de Copenhague. De reciente inauguración en el año 2005, está considerado como el teatro de ópera más moderno y caro del mundo, con un presupuesto de construcción que superó los 500 millones de dólares. Fue diseñado por el arquitecto Henning Larsen. Cuenta con dos salas de 1500 y 200 espectadores y su localización en la bahía de la ciudad implica que lo más recomendable para acceder al mismo es con el ferry. Desde luego estéticamente es impresionante, aunque no tuvimos la ocasión de comprobar su acústica. Desde aquí se puede aprovechar para caminar por la línea costera junto a los jardines de Amalie hasta llegar a Nyhavn.

Con permiso de La Sirenita, Nyhavn es seguramente la estampa más representativa de Copenhague. El Puerto Nuevo, como sería su transcripción, es un paseo marítimo que recorre el canal entre el puerto y Kongens Nytorv. Los colores de las fachadas de Nyhavn son una seña de identidad inconfundible. Estos edificios del siglo XVII y XVIII son conocidos como “petit hotels” que en aquella época era el tipo de residencia urbana que no pertenecía a la alta burguesía o aristocracia. En el siglo XVII esta entrada a la ciudad servía como acceso para que los barcos descargaran las capturas. Hoy en día la mayoría de estos pintorescos edificios están regentados por bares, cafeterías o restaurantes, aunque en el lado sur podemos encontrar lujosas mansiones, entre las que destaca por encima de todas el palacio de Charlottenborg. La mayoría de puntos más fotogénicos se encuentran entre los números 9 a 17 en el lado de los números impares y del 20 al 22 en los pares. En el número 71 se encuentra el Nyhavn Hotel con estupendas vistas al canal y, frente al mismo, el Copenhagen Street Food, un fabuloso mercado callejero con nada menos que 40 foodtrucks con una propuesta gastronómica internacional en la que podemos comer por unas 50 DKK (8 euros aproximadamente). Una sugerencia estupenda para sortear los altos precios que encontramos en la capital danesa y seguir comiendo sin prescindir de productos de calidad.

Para los que sean de paladar exquisito, allí cerca se encuentra uno de esos restaurantes que han conseguido auparse entre los mejores, concretamente el Noma. Situado en una antigua bodega en Nordatlantes Brygge, ha conseguido hasta en 4 ocasiones auparse como mejor restaurante del mundo y lograr 2 estrellas en la Guía Michelín, su nombre viene del acrónimo danés “nordisk mad” lo que significa “comida nórdica”. Su chef danés, René Redzepi, aplica a sus menús ingredientes locales y que se fundamentan en la cocina moderna danesa.
Nos hubiera encantado probar la experiencia de los foodtrucks daneses, pero en navidad cierra, mientras que seguramente la propuesta del Noma también resultaba interesante, pero quizás se escapaba de nuestro presupuesto ajustado. Así que nos tuvimos que conformar con almorzar en uno de los puestos que se encuentra por Nyhavn y saborear el ambiente que se respira a esas horas del día. Y es que en muchas ocasiones hablamos de cómo se vive el ambiente de una ciudad y, en concreto, en Copenhague me quedo sin ninguna duda por su actividad durante el día, no hay más que ver como de diferente se vive Nyhavn por la mañana, cuando la gente y los ferry turísticos que salen continuamente abarrotan ambas orillas, a cuando cae el sol y apenas unos cuantos turistas se aproximan a los restaurantes del canal, en un ambiente pobremente iluminado y que invita mucho menos a pasear por allí.


Nos fuimos con un sabor de boca muy bueno de Nyhavn, un lugar encantador por el que pasaríamos en alguna que otra ocasión. De allí caminamos un buen rato hasta llegar a la avenida de Torvegade conocido como “Market Street», centro neurálgico del barrio de Christianshavn. Aquí nos movimos por las calles de Overgaden oven Vandet (números impares) y Overgaden neden Vandet (números pares) que rodean el canal de Christianshavn. Un barrio fascinante al que me vais a permitir la licencia de catalogar como el “Nyhavn chico” o quizás menos conocido. Un ambiente de pueblo mucho más relajado pero totalmente maravilloso y que fue toda una sorpresa. Realmente los motivos de ir por allí eran dos: por un lado, visitar Vor Frelsers Kirke y, por otro, la Ciudad libre de Christiania; pero nos encontramos con unos alrededores que justificaban por sí solos estar allí.


Después de caminar entre canales, algo que es tan típico en Copenhague como conducir una bici, llegamos hasta Vor Frelsers Kirke o la Iglesia de San Salvador. Otro de esos pináculos que son perfectamente visibles desde gran parte de la ciudad. Y es que Copenhague a nivel general tiene un perfil bastante bajo, pero sí que cuenta con varias torres muy destacados dentro de su peculiar fisonomía conformada por la unión entre puentes de varias islas. Esta iglesia de estilo barroco holandés se comenzó a construir en 1682 y fue inaugurada en 1696, una vez más inspirada en un monumento italiano, en esta ocasión la iglesia de Sant’Ivo alla Sapienza, en Roma. Su singular chapitel en forma de espiral cuenta en su parte más alta con la figura de Laurids de Thurah, que representa al Cristo Salvador. Es posible ascender por las escaleras que forman el capitel, pero únicamente en primavera y verano, pues cuando llega el frío las heladas hacen peligroso el ascenso. Para visitar la iglesia y la estructura que le da cima, tenéis que tener en cuenta lo siguiente:
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- Dirección: Sankt Annæ Gade 29, Copenhague.
- Cómo llegar: estación Christianshavn (Metro).
- Horario Iglesia: 11:00-15:30.
- Horario Torre: 10:00-16:00 (Cerrada en invierno o según metereología).
- Precio de la entrada: 35 DKK (año 2016).
- Más información: Vor Frelsers Kirke.
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La planta del edificio es de cruz griega y en su interior tenemos que destacar el Altar de Tessin. Una obra de gran dinamismo que en su parte central representa la escena del huerto de Getsemaní donde Jesús es consolado por un ángel. Entre las columnas dos estatuas escoltan representando el lema de Cristián V: “Piedad y Justicia”. Frente al altar tenemos la siguiente inscripción:
[quote author= «Evangelio de Juan 3:16″ align=»left»]Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.[/quote]
Pese a por las fechas en que estuvimos no pudimos ascender por la torre, sí que disfrutamos del interior de la misma y fue una visita muy interesante, además de su sorprendente altar, la pila bautismal del siglo XVIII es espectacular y, como dato curioso, fue el único punto de Copenhague en el que encontramos un belén.
El sol comenzaba a caernos encima, ya quedaban apenas una hora para que anocheciera y teníamos que rematar la visita en otro país, o eso dicen sus habitantes. No muy lejos de Vor Frelsers Kirke, se encuentra Christiania.

En torno a Pusher Street, algo así como la calle del vendedor de estupefacientes. Su historia comienza en septiembre de 1971 cuando se comienza con el derribo de la valla que servía para delimitar el terreno militar abandonado por el ejército danés. En ese momento se comenzó a plantear los diferentes usos que se podrían llevar acabo en los mismos. Alentados por el movimiento cultural y político Provo, se comienza crear un sentimiento de comuna. Ambas partes llegaron a un entendimiento en el que se comenzó a considerar la ciudad libre de Christiania como un barrio parcialmente autogobernado por unos casi 1000 residentes que lo ocupan en alrededor de 34 hectáreas de terreno. Se crearon unos estatutos por sus habitantes que se catalogaron independientes del Estado danés y se comenzó a instaurar el apelativo de distrito verde (Green Light District) en el que se podía consumir drogas blandas e incluso su venta. En los últimos años el gobierno danés ha radicalizado esa mano relajada con las actividades que se realizan en el lugar y se han intensificado los controles, aunque la marihuana y el hachís siguen circulando intensamente por el lugar y a la luz del día, sin temor alguno a represalias.
Ciertamente había leído bastante sobre el interés turístico que suscitaba este lugar para muchos, por el valor artístico y la vida singular que realizan sus habitantes, pero a decir verdad, después de haber estado allí, salí bastante decepcionado de lo visto. Una vez pasamos el arco en su entrada principal, que nos da la bienvenida a Christiania, lo siguiente es ver un panel informativo en el que nos indican las cosas que no es posible realizar en sus límites, en varios idiomas. Como era de imaginar, y conocía previamente, no es posible realizar fotografías, nadie tiene nada que ocultar, pero eso no implica que quieran ser molestados por los paparazzis de turno, algo que evidentemente entiendo. En una primera instancia encontramos multitud de tiendas destartaladas con precios sensiblemente inferiores a Copenhague, pues no cobran impuesto como puedan ser bebidas, recuerdos o productos artesanales. A partir de ahí callejear por allí es hacerlo por un barrio que, a mi modo de ver, no tiene mucho valor para el turista, salvo el interés obvio que cualquiera puede imaginar. La mayoría de edificios se encuentran en un estado de deterioro considerable, los pocos graffitis de valor se encuentran firmados y profanados por otras pintadas que rompen su valor artístico y, en definitiva, no vi nada que realmente me justificara estar allí.
Mi idea previa era de que entraría en un barrio singular, pero lo que encontré estaba lejos de ser así, y prácticamente con lo único que me quedo de la visita son las vistas hacia Stadsgraven, otro de esos canales que rodea Christianshavn y que además está provisto de un bonito bosque por el que caminamos para volver a nuestro hotel, no sin antes pasar una vez más por el arco de entrada a Christiania y volver a Europa tal como cita en inglés en el reservo su cartel «You’re now entering the EU».
Con esta última visita rematamos una intensa jornada de viaje que estaba aún lejos de terminar. Pues no hay que olvidar que estábamos a 31 de diciembre y tocaba celebrar el cambio de año en un lugar muy especial, como citábamos anteriormente, los Jardines de Tivoli nos estaban esperando y aún nos quedaban muchas horas por delante para saborear Copenhague y darle la bienvenida a 2016. Pero eso ya formará parte de la próxima entrada.
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Índice del viaje Copenhague Fin de año 2015
- Crónica principal: Guía práctica viaje Copenhague
- Nuestro alojamiento: Radisson Blu Scandinavia Hotel Copenhagen
- Otras opciones de alojamiento: Hoteles en Copenhague
- Entrada anterior: Copenhague (30 diciembre)
- Entrada siguiente: Jardines de Tivoli Copenhague (31 diciembre)[/message]
4 Comentarios
En este día de viaje, lo que más me gustó fue pasear por Nyhavn, el color de sus edificios, el bullicio y esa vibrante energía. Lo que menos, Christiania, de hecho nada más entrar tuve la sensación de que sobraba, te sientes muy vigilado por los de allí y no es para nada bonita, más bien todo lo contrario, aunque el paseo hasta llegar a este barrio independiente y sus alrededores sí que merecen la pena.
La verdad que fue un día de contrastes. Por un lado Nyhavn nos entusiasmo su colorido y el ambiente que tiene. En el otro nos cruzamos con Christiania que ciertamente nos dejó algo fríos, pero como dices, al menos el entorno era bonito 😀
Mi estimado Jose Carlos.
Ante todo, he de decir que estupendo reportaje estás haciendo de tu viaje a Dinamarca. Los paises escandinavos son muy hermosos.
En posts como he de darte las gracias. Hay personas (como es mi caso) que debido a diversas circunstancias (en mi caso, económicas) no pueden darse el lujo de viajar. Pero el que físicamente me sea imposible ahora mismo viajar, mi mente puede viajar adonde sea. Y en buena parte gracias a que compartes tus viajes en ésta página. La verdad lo agradezco, porque compartiendo tus viajes, mi mente puede ir alli donde físicamente no puedo.
Perdón si mi comentario suena un poco ñoñas, es que estoy algo melancólico hoy jeje
Muchas gracias por tus palabras, da gusto tener lectores como tú 😀
Y nada Antonio, seguro que pronto llega tu momento de volver a viajar, eso seguro.