Basada en la historia real de Victoria Subirana, una maestra catalana que partió en 1959 hasta el recóndito país de Nepal para desarrollar un proyecto de alfabetización, Katmandú, un espejo en el cielo es una película de origen español dirigida por Icíar Bollaín. Fue estrenada en 2011 y el papel protagonista fue interpretado por la madrileña Verónica Echequi. Este drama con tintes de romance nos lleva a conocer la realidad social del país asiático, así como la crueldad de un sistema de castas que perjudica especialmente a los que menos tienen. Una crítica social que, además, nos permite verlo desde el prisma de un extranjero que llega con unas ideas, y su posterior evolución en la que su inicial superioridad moral se va enfocando a una denuncia y lucha contra las adversidades para batallar contra el sistema establecido en su afán de conseguir sus objetivos.
La película quizás pasó más desapercibida de lo habitual para un producto tan diferente del cine habitual español, quizás debido a un año 2012 en el que la gala de los Goya tuvo bastante competencia. No obstante el papel de Laia, la profesora catalán, le sirvió a Verónica Echegui para ser nominada como Mejor actriz y el guión de la propia directora también fue nominado. Aparte de de la fabulosa fotografía en un entorno tan sugerente como es Nepal de Antonio Riestra, cabe destacar la música de Pascal Gaigne que preparó una banda sonora fabulosa con grandes connotaciones étnicas, y que acompañan estupendamente el devenir del film.
La sinopsis nos muestra a Laia, una joven maestra que se traslada a la capital de Nepal, Katmandú, para trabajar en una escuela. Allí descubrirá las mayores miserias del país, en las que el panorama educativo es infame y que las propias familias no respetan, pues el mínimo gasto necesario es todo un esfuerzo para ellos, siendo más rentable la ayuda de sus hijos en sus labores. Junto a una compañera nativa de nombre Sharmila y a Tsering con el que comenzará una relación de conveniencia para conseguir ciertos favores documentales, descubrirá la realidad de un país que la cautivará, a la vez que le hará sufrir por las continuas injusticias que presenciará.





Katmandú, un espejo en el cielo es una película que sabe explotar perfectamente las mejores localizaciones de Nepal. El rodaje se desarrolló principalmente entre Katmandú y en el legendario Reino de Mustang, uno de los distritos de Nepal aledaños a las grandes montañas del Himalaya. La película comienza con un ascenso de Laia por las escaleras que dan ascenso a la stupa budista de Swayambunath. Cualquiera que haya visitado la capital de Nepal seguro que se emocionará con uno de los lugares más icónitos de la ciudad, punto desde el que podemos disfrutar asimismo de unas vistas privilegiadas de Katmandú. Con este inicio vamos comenzando a saborear las bondades de este país tan exótico. Posteriormente seguiremos visitando rincones clave como las calles de Patan y Bakhtapur en pleno valle de Katmandú, así como la bella estupa de Boudanath o los crematorios de Pasupatinah, en los que además se vivirán momentos de gran importancia en la relación de Laia y Tsering. Esta película, a ratos documental de viajes, no estaría completa sin visitar el corazón de la capital, por lo que la Durbar Square tenía que estar presente en la misma, esa vibrante área social que se encuentra rebosante de actividad durante el día.
Pero la película no se queda solo en mostrarnos la cara más amable y turística de Nepal, pues también aparecen suburbios de los más pobres del país, como el barrio de Sinamangal, lugar en el cual desempeña Laia su actividad docente. Además en el nudo argumental de la película nos veremos inmersos en un viaje en autobús, algo tan clásico y habitual en Nepal, hacia el Mustang, junto al glaciar que desciende de las cumbres del Dhaulagiri, uno de esos gigantones “ochomiles” del Annapurna. En esta etapa del film disfrutaremos de algunos de los paisajes más bellos que se pueden presenciar en el mundo.
Nota Katmandú, un espejo en el cielo: 7/10
En resumidas cuentas, Katmandú, un espejo en el cielo nos ofrece un viaje turístico y social por Nepal, sus costumbres, sus gentes y sus lugares más destacados a lo largo de una hora y 45 minutos de metraje. No puedo evitar sonreír al recordar mi viaje a Nepal, uno de esos países que sin duda me dejaron un fabuloso sabor de boca y que recomiendo a todo el mundo visitar. Más aún lo aconsejo ahora, pues entristece mucho ver que desde el pasado mes de abril de 2015 y el fatídico terremoto que dejó una huella imborrable en su población y patrimonio, el turismo, fuente vital para el crecimiento del país, ha bajado tanto. Por lo que ahora más que nunca se hace necesario volver allí y, para cualquiera que no haya estado antes, conocer a una comunidad repleta de gente amable, acogedora y con una cultura y patrimonio que nos dejarán sin palabras y que en los últimos meses luchan por recuperar parte de lo que perdieron tras tan desastroso acontecimiento.
Si esta entrada os ha animado a viajar a Nepal, aquí os dejo un enlace donde podéis conseguir la película a buen precio: Katmandú [Blu-ray]. También os invito a leer mis relatos sobre el viaje que realizamos en un combinado con India en 2011.
4 Comentarios
Una película que te muestra todas las caras con sus aristas de este país que enamora o al que se odia, pero que nunca deja indiferente. Para mí, viajar a Nepal, fue una de las mejores experiencias viajeras que he vivido, así que poder revivir ese periodo de tiempo con esta película, ha hecho que mi añoranza por el país crezca.
Se la recomiendo a todo el mundo, tanto a los que han ido como a los que tienen pensado ir, incluso a aquellos que no tengan puestas sus miras en este país, pues puede que les sirva de acicate para visitarlo mochila en mano.
La verdad que es un país que enamora, y te deja con ganas de conocerlo aún en mayor profundidad. Por ello esta película creo que es perfecta para tener un acercamiento o revivir viajes pasados 😀
Buena entrada.
No he visto la película, pero dio la casualidad de que hace unos años estuve en la India, y por lo que comentas, son paises culturalmente muy parecidos. Lo que me chocó de la India fue los altos contrastes entre las ciudades modernas justo al lado barrios de chabolas que eran literalmente bolas de fango.
Pero lo que mas me chocó fue el sistemas de castas. Recuerdo que una vez estuve hablando con un hindú de apariencia muy humilde y los no tan humildes (los poquísimos que había por esa zona que visité) me miraban con cierto recelo. Resulta que esta persona con la que hablaba era de la casta de los intocables. Choca con nuestra cultura en la que, al menos, todas las personas somos iguales.
Chocante, pero a la vez fascinante
Pues seguro que cuando veas la película te vendrán muchos recuerdos a la mente, aunque India y Nepal tienen mucho en común, para mi gusto es un país mucho más relajado y paciente. Un soplo de aire después de la dura India que no te deja ni un respiro.
¡Un saludote!