Esta mañana la comenzamos entre la ilusión y la tristeza, ilusión por volver a Kyoto y seguir descubriendo esa magnífica ciudad y tristeza ya que sería nuestra última jornada completa de viaje. Al día siguiente nuestro vuelo saldría por la noche, pero de todos modos nos lo tomaríamos con tranquilidad para simplemente pasear por Osaka y hacer las últimas compras.
Pero bueno, no era el momento para lamentos y lo que tocaba era saltar de la cama y tomar el tren que nos llevaría hasta Kyoto:
Cuando llegamos sobre las 9 de la mañana a Kyoto, tomamos el autobús número 101 (también se puede usar el 205) para acercarnos hasta el templo de Kinkakuji por 220 yenes. Este trayecto por regla general se debería hacer en unos 40 mínutos, pero nosotros pillamos un atasco tremendo y tardamos la friolera de 2 horas, seguramente la ciudad nos quería atrapar para que no volviéramos para España ¡nosotros encantados! pero la verdad que fue un poco coñazo y encima parte del viaje lo tuvimos que hacer de pie, ya que aunque la gente se fue bajando en las paradas intermedias, la mayoría iban hacia el mismo lugar que nosotros.

Templo Kinkakuji
Conocido como el Templo del Pabellón de Oro, es una de las imágenes más representativas de la ciudad, sino la que más. Abre sus puertas a las 9.00 y cierra a las 17:00, para entrar debemos pagar 400 yenes. Al ser un lugar tan famoso se recomienda ir cuanto antes, ya que a media que avanza el día es invadido por los turistas.
Sus orígenes datan de 1397 cuando fue construido como villa de descanso del shōgun Ashikaga Yoshimitsu, aunque pasó a tener diferentes usos con el paso de los años, como ejemplo el hijo del shogun lo usó como templo zen. No ha tenido una existencia fácil, pues durante las guerras Ōnin se quemó hasta en tres ocasiones. La estructura actual es de mediados del siglo pasado y a finales del siglo XX fue reformada su cubierta con hojas de oro para conservar su hipnótico color dorado



Nada más entrar en el recinto, nos encontramos con el Pabellón Dorado en el centro de un estanque que recibe el nombre de Kyōko-chi (Espejo de agua). Todo en este lugar no es casual y tiene un simbolismo, el lago repleto de islas representa la historia de la creación budista, mientras que los 3 niveles que forman el tejado del templo principal, tienen su significado, el primer piso evoca la clásica decoración japonesa modular, el segundo el estilo samurai y por último el tercero es de estilo zen, sobre el mismo podemos ver una una tríada de Budas y 25 figurillas Bodhisattvas. Hay que reconocer que su fama se la tiene bien ganada y el paraje es bellísimo, tanto el templo. como el bosque con un clásico jardín japones a sus espaldas.
Si así lo creemos conveniente podemos tomar te y pastas por 500 yenes y en el Fudo Hall, un pequeño templo en la salida de la estancia, podemos ver una estatua de Fudo Myoo, uno de los Cinco Reyes de la Sabiduría y protector del budismo. La estatua se dice que está tallada por Kobo Daishi, una de las figuras más importantes de la historia religiosa japonesa y cuya tumba visitamos un día antes en Koyasan.

Evidentemente es un templo catalogado como imprescindible y que en una primera visita a Japón si pasamos por Kyoto, hay que ver. De allí nos fuimos caminando hacia el Ryōan-ji , ya que tenía ganas de ver un ejemplo de los clásicos jardines zen de arena rastrillada de Japón, en este templo en concreto hay uno muy destacable, para eso seguimos esta ruta:
Una de las cosas que me llaman la atención de Japón, es que dentro de la modernidad que atesora, en algunas calles podemos ver estos postes eléctricos repletos de cables y que distan mucho de la imagen futurista que en muchas ocasiones se tiene, realmente cuesta creer que estemos en el mismo país, siendo una imagen más clásica de Katmandú, siempre claro que borremos de la imagen el semáforo 😀

Ryōan-ji
El templo zen de Ryōan-ji tiene uno de los nombres cuyo significado más me gusta, ya que en nuestro idioma sería algo así como el «templo del dragón tranquilo y pacífico». Pertenece a la escuela Myoshinji de los Rinzai cuya corriente bebe del budismo zen. La primera parte es visible de forma gratuita, por lo que podemos pasear sin problemas por el bosque configurado alrededor de un lago, por aquellos días estaba precioso al encontrarse todos los cerezos en flor.


Aunque su máximo aliciente y el motivo por el que centenares de personas se desplazan allí, es su karesansui o jardín seco, uno de los más famosos del mundo. que data del siglo XV. Para visitarlo tenemos que pagar 500 yenes y el horario de visitas es de 8 de la mañana a 5 de la tarde. Construido frente al edificio principal, se encuentra este jardín rectangular zen en el que perfectamente rastrillado podemos ver varias piedras ubicadas minuciosamente, lejos de lo que pueda parecer no se han colocado por mero azar, sino que intentan representar una filosofía o idea, aunque desgraciadamente su creador no desveló su significado. En total hay 15 piedras dispuestas en 3 grandes grupos. El primero está estructurado en 3 rocas en la parte más a la derecha. El segundo, las 5 siguientes, y el tercero, las 7 restantes, en cada uno de los grupos siempre hay una piedra de mayor tamaño.
Se pensaba que el simbolismo de este jardín zen quería representar un Tigre cruzando un río, pero estudios realizados por ordenador por la universidad de la ciudad en 2002, han desprendido que muy posiblemente lo que el autor quería mostrar era un patrón de un árbol escondido dentro de la estructura del jardín. Por eso comentan que descansar contemplando el jardín es tan relajante, ya que nuestro subconsciente si que lo percibe, a decir verdad sabía esta historia antes de visitarlo y no puedo decir que esta suposición sea cierta, pero si que confirmo que es un lugar de los más relajante, pese a que las peanas suelen estar inundadas de gente de lado a lado.


En la parte norte del jardín podemos ver el salón Hojo, perteneciente al templo principal y donde podemos ver los clásicos tatamis y las paredes serigrafiadas con bonitas escenas de difícil significado, pero que no rompen con la ilusión creada de tranquilidad y armonía. Esta es otra de estas visitas que debemos hacer, pues es una de las oportunidades ideales para presenciar un jardín zen de estas características, pese a que la entrada es cara, a mi modo de ver merece la pena, tanto por ver el Karesansui del Ryōan-ji, como por disfrutar simplemente de su entorno.
Desde este punto nuestra siguiente visita era el famoso bosque de bambú de Kyoto, pensamos en ir andando, pero el entramado de calles por esta zona es complicado y la señalización casi inexistente. Por lo que optamos por esperar el tren en la estación de Omuroninaji y llegar hasta Saga-Arashiyama, la estación principal del barrio turístico a las afueras de Kyoto, donde se encuentra el citado bosque. Esta zona ha sido un destino popular desde el período Heian (794-1185), donde los nobles disfrutaban de su entorno natural. Si tenéis algún problema para ubicaros en esta zona, lo mejor es preguntar en la oficina de información, pues es un área considerablemente grande.

Cuando llegamos a la estación, lo primero que vimos es que la zona está repleta de cerezos en flor y que el entorno es totalmente rural, casitas de planta baja y un aire clásico que enamora. Como ya era hora de comer nos paramos en la zona a almorzar, probamos unos bollos bastante raros rellenos de carne, muy parecidos a los momos que probamos en Nepal, no estaban mal, aunque personalmente me quedo mejor con el postre, un cucurucho de helado de té verde 😀
Es una zona repleta de lugares para visitar, aunque se nota que estábamos al final del viaje y lo que íbamos buscando eran rincones que no hiciera falta pagar, pues ya nos íbamos quedándonos sin yenes y en nuestras conciencias recaía el dinero que ya llevábamos gastado. Como ejemplo aquí se encuentra el uno de los templos zen más impresionantes de Kyoto, el Tenryuji es el templo más grande y magnífico en Arashiyama o el templo de Daikakuji que fue antigua residencia de un emperador y que junto a él existe un lago con una bonita pagoda. Como digo, nosotros fuimos a lo gratis y nuestra visita se centró en el bosque de bambú.


Bosque de bambú de Sagano
Para encontrar uno de los bosques de bambú más famosos del mundo, simplemente tenemos que ascender hacia la derecha desde la estación de Saga-Arashiyama y a unos cien metros girar hacia la izquierda, no es muy complicado, pero si que podemos dar más de una vuelta de más, si nos saltamos la entrada correcta, aunque a simple vista se ven los largos tallos de bambú desde la carretera, de todos modos es bueno coger como referencia el templo de Tenryu-ji y saber que lo dejaremos a nuestra izquierda,. Unas de las curiosidades que esconde este bosque formado por especies de la familia de las gramíneas, es que hay más de 50 variedades de bambú y muchas de ellas llegan a los 20 metros de altura, casi cuesta creerlo.


En todo momento nos movemos por un camino vallado y prefijado, pero si seguimos avanzando y nos alejamos del pueblo podemos llegar a una zona boscosa en la que movernos con libertad, aunque generalmente los turistas se quedan por la primera parte, donde son más abundantes los troncos de bambú.
Ciertamente había leído mucho sobre ese lugar, que era un lugar mu relajante, que la brisa entre los bambúes era lo único que se escuchaba por los senderos, pero evidentemente estos comentarios deberían haber sido realizados de buena mañana, pues cuando nosotros estuvimos era por la tarde y el lugar estaba plagado de gente, muchos de ellos bastante ruidosos para lo que suelen ser los cánones en este país 😀

Es una visita interesante, especialmente por el entorno rural en el que se encuentra, los cedros que complementan el bosque de bambú le dan ese halo religioso marcadamente budista que lo hace tan especial para los japoneses. En las partes menos concurridas de turistas podemos escuchar como el aire se cuela entre los largos tallos, proporcionando un sonido muy peculiar y gratificante.

Una vez salimos del bosque nos fuimos a uno de los monumentos más emblemáticos de Arashiyama, el puente de Togetsukyo construido durante el período Heian (794-1185) y, más recientemente reconstruido en la década de 1930. Esta pasarela se muestra particularmente atractiva en combinación con la ladera boscosa en el fondo. Un parque fluvial con docenas de árboles de cerezo se encuentra justo al lado del puente y como era de esperar en este momento se mostraba increíble. Si nos vemos con ganas podemos aprovechar y presenciar la pesca tradicional con cormoranes, montándonos en alguno de los cruceros fluviales por el río Hozu en Arashiyama, nosotros simplemente paseamos un rato por la zona y miramos desde la barrera. Me supo a poco el tiempo que le empleamos a esta zona, sobre todo no entrar en alguno de sus templos más célebres, pero evidentemente no se podía abarcar con todo y mi única esperanza es que allí estarán esos rincones para una futura vuelta, ojalá no se demore demasiado 🙂


Se estaba poniendo el sol, así que era hora de volver a Osaka. Para ello volvimos a tomar el tren hasta la estación de Kyoto, aunque también se puede hacer en autobús, pero el riesgo de coger atascos por esta zona es bastante elevado. La vuelta se hace bastante cómoda en aproximadamente una hora de la siguiente forma:
Una vez en Osaka, una cena rápida y a dormir bastante, pues estaba claro que al día siguiente nos tocaría dormir poco, ya que nos pasaríamos varias horas entre vuelos y aeropuertos. El viaje definitivamente estaba llegando a su fin.
11 de abril 2012
Aquella mañana no madrugamos demasiado, sobre las 12 nos fuimos camino de Dotonbori para dar un paseo cómodo y visitar algunas tiendas, aprovechamos para comer algo en el McDonalds de turno, ya que era lo más económico que vimos y nuestra economía por aquellos momentos estaba bastante resentida y de paso hicimos tiempo hasta que dejó de llover, pues al igual como nos pasó al marcharnos de Tokyo días antes, estaba lloviendo a mares, se nota que este país estaba triste de que nos fuéramos, pero había llegado el momento de decir adiós a Glico y demás personajes de la ciudad de Osaka y marchar cuando rondaban las 8 de la noche hacia el aeropuerto.

Nuestro vuelo salía a las 00:10 desde el aeropuerto Kansai International de Osaka, para llegar desde la estación de Tennoji tuvimos que realizar la siguiente conexión:
Conviene tener claro cuando nos montemos en el tren hacia el aeropuerto, que el vagón en el que vamos llega directo al aeropuerto, o si por el contrario tenemos que hacer transbordo y tomar un tren que vaya hasta allí, como siempre ante la duda lo mejor es preguntar. Ni que decir tiene, que tenemos que tener claro desde que aeropuerto sale nuestro vuelo, especialmente para los que entramos por Tokyo y salimos por Osaka, pues no me quiero ni imaginar la que se podría formar si vamos con el tiempo justo y encima nos equivocamos de aeropuerto, aunque evidentemente para vuelos internacionales el que se encarga de ellos es Kansai, al sur de Osaka.
Aeropuerto de Kansai
Una vez llegamos al moderno aeropuerto de Kansai, facturamos sin problemas y nos dieron los billetes. El vuelo salió sin retraso, aunque cuando estábamos en el avión vivimos un suceso subrealista, ante de comenzar el viaje hice la reserva de asiento con Qatar, en la ida vi que no me hicieron caso y lo único que me respetaron fue en lado donde los había seleccionado, pues interesante fue vivir el momento en el que al enseñar los billetes a la azafata, a mi me envían por un pasillo y a Carmen por otro ¡nos habían sentado en filas y pasillos distintos! Esto para un vuelo de un par de horas hubiera sido una mera anécdota, pero la verdad que pegarse más de 5 horas con un desconocido al lado, pudiendo ir con alguien que viaja contigo, pues como que era una putada, por suerte el chico que se sentaba al lado de Carmen iba solo y antes de despegar lo hablamos con él y accedió a hacer el cambio. Desde luego mira que todo son buenas palabras hacia Qatar, pero queda demostrado que esto fue una chapuza tremenda… y mira que la gestión la hicimos a la vez y le pedimos asiento de pasillo y central, pues parece que no nos hicieron mucho caso 🙁

12 de Abril 2012
Aeropuerto de Qatar
El vuelo fue bastante tranquilo, íbamos medio adormilados y aprovechamos para ver unas cuantas pelis más en el sistema multipantalla. Tal como se esperaba a las 5:20 de la mañana llegamos a Doha. Esta vez el acceso por el que entramos nos llevó justamente a la zona de tiendas, toda repleta de souvenirs con camellos y demás señas de identidad de Qatar, había que comenzar a asimilar que Japón había quedado ya varios miles de kilómetros atrás, pero a mi la verdad pese a llevar 2 semanas fuera de casa, no me hubiera importado «perder» el avión de vuelta y haber pasado unos días conociendo éste y otros emiratos de la zona de Oriente Medio donde nos encontrábamos, aunque también existía el problema de con que dinero lo hubiera hecho y la cara que me hubieran puesto la familia, pero vamos eso son cosas menores… 😀


El sistema para realizar la escala en Doha fue exactamente igual que en la ida, por lo que no hay mucho que contar. Esperamos a que fueran las 7:30 hora de salida de nuestro vuelo rumbo a Madrid, nos plantamos en la puerta de embarque y con una media hora de retraso partimos hacia la capital de España. En esta ocasión si que nos sentaron juntos, ya 2 veces hubiera sonado a cachondeo.
Alrededor de las 2 de la tarde estábamos en Madrid, desde Barajas tocaba volver a Atocha para coger un AVE hasta Málaga, por desgracia pudimos comprobar que en nuestra ausencia habían subido el precio de la conexión entre el aeropuerto y la estación de tren, desde luego el coste va aumentando año y año, sin que parezca que haya un tope definido. A las 8 de la tarde y después de dar un breve paseo por Madrid tomamos el tren y cuando rondaba la media noche del 13 de Abril llegamos a Málaga, cansados y con sueño, pero desde luego muy felices después de la aventura vivida. Definitivamente había terminado un viaje más, pero que guardaremos un especial recuerdo para siempre y que si las cosas marchan como deben, se repetirá en un futuro no muy lejano.
La próxima semana le daremos fin a estos relatos con sendas entradas relativas a las conclusiones sobre Kyoto, así como un balance de gastos y un capítulo especial sobre Compras en Japón, todo sea por completar una crónica lo más completa posible.
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32 Comentarios
Qué penita da acabar un viaje, ¿eh? El bosque de bambú es impresionante… aunque no sea todo lo relajante que se espera por el bullicio de la gente! Y menos mal que pudisteis cambiar el asiento porque tantas horas de vuelo cada uno por su lado es un poco coñazo! Algo parecido nos pasó a nuestra vuelta de Berlín…, pero era menos tiempo.
Saludos
Pues fijate que a nosotros el bosque de bambú fue de lo que menos nos impresionó, está bien, pero será que como vimos anteriormente en Inari uno parecido, aunque no tan grande y encima por el que andamos solos, que lo vimos pero hubo zonas que nos gustaron más, especialmente toda la parte de Arashiyama.
Saludotes!
El último día de un gran viaje siempre se vive con un poco de pena, y más cuando es en un destino en el que hemos disfrutado de cada instante, pero bueno, ya era hora de volver a Málaga, contar nuestras anécdotas a familiares y amigos y comer un buen pucherito de mamá (lo mejor para reponer energías 😛 )
Está claro que nos han quedado cosas en el tintero, pero eso es lo bueno de viajar, que se puede repetir.
Hasta la PróximaParada Japón!!!
En el sentido de la vuelta, me temo Carmen Laura que el pucherito no era uno de mis deseos más anhelados XDDDD
Pero si que comparto ese hasta la próxima Japón 😛
¡Qué pasada el bosque de Bambú! Impresionante, me ha encantado. Oye, si que ha dado de sí Japón eh 😀 ¡señor viaje! Lo del avión a mi también me pasó en un viaje a hawai con mi ex pareja. En ninguno de los 3 vuelos que tuvimos que coger nos sentaron juntos, es que ni cerca! tuvimos que andar cambiando los asientos con otros pasajeros, ¡un rollo!
Y sí, lo del transporte en Madrid es una sorpresa, yo cada vez que voy está más caro!
Un abrazo chicos! Me ha encantado vuestro viaje 🙂
Pues menuda cagada por parte de las aerolíneas no dar los billetes juntos, a nosotros es la primera vez que nos pasa y encima con la afamada Qatar, que fue un viaje de 10 con ellos, si no contamos este percance… xD
Un abrazo!!!!
Cuántas sensaciones encontradas esos últimos días de viaje. Yo cuando regresé a España sólo pensaba en volver y ahora tengo otra vez el gusanillo.
Ya te digo Pau, espero que ahora cuando termine de relatar el viaje a Japón y comience con otros, esa morriña que arrastro desde primavera se vaya aminorando, porque estoy deseoso de volver y seguir conociéndolo, no ha sido un viaje más, está claro 🙂
Como siempre gran relato, me los voy a imprimir todo y hacer la guía » JAPON POR JOSE CARLOS» hehe, muy bueno en el video cuando comentas que se escuchan a los pajaritos….. Menos mal que te cambiaron el asiento sino si que es una atrapada 😉 por cierto Gosi colecciona de todos los sitios donde vamos las bolas de nieve, esa que sale no la tiene 😉
Si junto a esa impresión de mis relatos, añades contratarme como guía de viaje, creo que podíamos cerrar un trato bastante interesante XDDDD
Pues fíjate que pensé en pillar la bola de nieve con el camello, pero pensé que iba a ser un souvenir trampa, ya que lo único que vimos de Doha fue el aeropuerto 😛
Creo que al final de los viajes lo que todos buscamos es gastar lo menos posible, te entiendo en Japón ya que con visitar los templos a lo tonto se va un dineral. Kyoto a mí fue de lo que más me gustó porque como bien dices, aunque Japón es un país futurista, esta ciudad todavía conserva los encantos del pasado aunque se muestren en forma de entramados de cables, jejejeje. Un abrazo para los dos!!! 😉
A nosotros Kyoto nos encantó, pero al ser una ciudad de las últimas que visitamos en nuestro amplio itinerario, está claro que dejamos muchas cosas en el tintero, tocará volver… que remedio 😀 😀
Un abrazo!!!!
Qué detallado el post, enhorabuena.
Saludos viajeros
Gracias por tus palabras Paco, me alegra que te guste.
Saludos!!!
Qué lástima que los viajes se acaben, ¿verdad? Pero así, a lo tonto, al escribir las crónicas has podido revivirlo y pasar el tiempo hasta el siguiente. No te darás cuenta y no estarás contando cómo te ha ido por Roma!
Es bonito revivir el viaje, aunque duro pensar que tardaremos en volver por Japón y es que la quiniela no nos acaba de hacer ricos, tocará seguir intentándolo, al menos tenemos como dices Roma pendiente 😀
Veo que como cada día aprovechasteis muy bien vuestras últimas horas en Japón. El bosque de bambú es una pasada!! Creo que fue un bonito broche final a este viaje increíble. Que bien que finalmente pudierais viajar juntos!
Saludos!!
La verdad que pasar nuestras últimas horas recorriendo Kyoto, fue desde luego un fin de viaje estupendo y menos mal que pudimos viajar juntos, porque fue una jodienda curiosa…
Saludotes!
El final de un viaje siempre es triste Jose Carlos pero que os quiten lo bailao!! Precioso el primer templo, una imagen idílica. Lo de los cables me ha recordado a Tailandia, cosa muy normal allí y ese bosque de bambú impresionante! Enhorabuena por tus fotos y por detalladas descripciones! Es un placer leerte. 🙂
Ya lo creo Fran, se hace duro volver a la rutina y más volviendo desde Japón, pero un viaje más que nos llevamos para el cuerpo y que para nosotros se queda y ahora un poco para vosotros que habéis estado por aquí viviendo en diferido el mismo 😀
Un saludote!!!
Pues un gran colofón final para el viaje. Veo que os dejasteis cosas muy bonitas para el último día.
Una pena que el bosque de bambú estuviera tan abarrotado de gente pero bueno, son las cosas del directo, jejeje
Un saludo chicos
Nos dejamos cosas interesantes para la última visita y también para un nuevo viaje, la verdad que Kyoto tiene tanto que ver, que es complicado verlo todo de una tacada.
Saludotes!
He leído maravillas de Kyoto y parece que así es. Una pena volver a casa pero sí que es cierto que después de un viaje se agradece tumbarse en el sofá y relajarse, jejejejejeje.
Una pregunta, cuanto tiempo te costó preparar el viaje por japón?? y gastos totales de los 14 días???
Saludos!!!!!
El tiempo yo creo que sería incalculable, ya que tengo la «mala» costumbre de cuando me parece crearme las rutas, ya sea de viajes que vaya a hacer, o simplemente de cara a un futuro más o menos lejano, pero vamos que Japón es un país que requiere su estudio, especialmente si vamos a estar un tiempo considerable y así aprovechar para ver lo más posible.
En cuanto a los gastos, no te preocupes que una de las próximas entradas será relativa al balance de gastos y ahí podrás ver el montante que nos dejamos en este viaje.
Saludotes!
¡Qué penita! ¡Ya se han acabado los relatos de Japón! 🙁
Sobre el Kinkaku-ji tengo dudas si me gusta más este o el Ginkakuji… además no tuve tiempo de visitar el bosque de Bambú de Sagano, así que tengo que volver sí o sí! ^__^
A mi el hecho de que el Ginkakuji estuviera así pelado sin nada, me dejó un tanto frío, me gustó más el entorno que otra cosa, pero el Kinkaku-ji ni siendo una de las imágenes más conocidas de Japón, le hizo perder un ápice de belleza.
Nosotros en Kyoto nos dejamos bastantes templos por visitar, especialmente por dentro, osea que será una de las ciudades que más tiempo le dediquemos en un futuro viaje, porque se lo merece 😀
La verdad que aprovechastéis muy bien el último día, y bueno, todos los días en general. Parece increíble que estuvieráis sólo dos semanas; leyendo tus relatos parece que hubieran sido meses. Me ha encantado el Templo del Pabellón de Oro y el templo zen de Ryōan-ji. A mi que me encantan los templos budistas, creo que disfrutaría mucho visitando estos. Y luego los jardines y los estanques tan bonitos que los rodean, qué maravilla. El bosque de bambú es alucinante, también me encantaría visitarlo. Decididamente que ahora quiero ir a Japón, y todo gracias a tus relatos, antes ni me lo había planteado. Gracias por este viaje virtual a Japón, espero que un día de estos sea real!
Me alegra ver como muchos de vosotros veis con buenos ojos Japón, después de leer mis relatos, eso es que he conseguido captar algo de su belleza y portarla a mis relatos. Para mi siempre había sido el país a visitar y ahora que he estado, espero volver cuanto antes y seguir conociendo sus encantos.
Saludotes!!!
Espectacular el templo del pabellón de Oro, no me estraña que sea muy visitado, es precioso… Y lo que si me encanta es el bosque de bambú, vaya sitio!! Una pena que estuviera tan lleno de gente, jeje pero al menos veo que no perdisteis el humor!
Por cierto…un dato, dicen por ahí que donde hay bambú hay cobras, así que en bosque de bambú es posible que estuvieran por allí..
Vaya viaje, quién pudiera seguir vuestros pasos!!
Está claro que el bosque de bambú mejor visitarlo al amanecer, porque por la tarde está a tope de gente 😀
Pues no vimos ningún reptil merodeando por el suelo, también es cierto que gran parte del perímetro donde se encuentran los bambúes está vallado, por lo que será complicado verlas por el camino jeje
Hola, me ha encantado tu entrada. Ahora mismo estoy en Kyoto buscando cosas que hacer cuando está lloviendo 🙁 y así he llegado a tu blog. Solo queria comentarte que creo que los postes llenos de cables es por los terremotos. Si a cada terremoto se cortan los cables tienes que abrir la cera y seria un rollazo, por eso estan en postes. Seguro que te diste cuenta que los japoneses solo tienen una manera de hacer las cosas, la manera mas practica jejej.
Un saludo
PD: Espero que puedas volver a Japón si quieres porque yo no he acabado todavia y este país pide una segunda visita.
Buenas! Anda que en menuda maravilla de ciudad estás ahora mismo… xDDD Algo así me han comentado recientemente y la verdad que tiene su lógica, como dices los japoneses son ante todo prácticos 😀
No dudes que volveremos por allí, Japón es un país que nos enamoró y hacen falta varios viajes. Disfruta del país mientras puedas.
Un saludo!