El día estaba preparado para sumergirnos en el Japón imperial, durante la jornada conoceríamos algunos de los puntos más destacados del pasado del país y que hoy en día se mantienen como si el tiempo casi no hubiera pasado por ellos. La primera cita de la mañana sería al castillo de Hikone , a algo más de hora y media en tren desde Osaka.
Como ir de Osaka a Hikone:
Para ello tuvimos que tomar la siguiente combinación:
La ciudad de Hikone se encuentra localizada en la prefectura de Shiga, al oeste de Kyoto, cuenta con una población de algo más de 100 mil habitantes y su mayor valuarte es el castillo japones del periodo edo que alberga en su territorio. Nada más salir de la estación encontramos una oficina de información donde cogemos mapas y comenzamos a caminar. En la primera rotonda de la calle principal que va en dirección al castillo, nos saluda un imponente samurai montado sobre su caballo y justo abajo entre los jardines una réplica en miniatura del castillo. Toda esta avenida está llena de tiendas, restaurantes y numerosos talleres de esculturas, si estáis pensando en llevaros para casa una figura de Buda o un demonio protector para vuestro jardín, este es el lugar ideal 😀


Cuando llegamos a la muralla de piedras que rodea el castillo, con su pertinente foso de agua donde podemos ver hasta carpas (nosotros vimos una dorada que dicen que da buena suerte 🙂 ) , nos pasó algo curioso, en vez de rodear hacia la izquierda el perímetro del castillo para encontrar el acceso lateral por donde se entra, seguimos recto y nos metimos de pleno en un festejo, como es lógico no tenemos ni la menor idea de lo que se trataba, tenía pinta como de boda, pero en ese momento se encontraba la gente conversando y repartiendo sake a los hombres, muy curioso, incluso uno de los hombre me asintió con la cabeza por si quería tomar un poco, pero la verdad que no me apetecía demasiado a esas horas y cortés le rehusé su ofrecimiento. Fue algo muy divertido de presenciar, ese tipo de cosas que te las encuentras por Japón sin planteártelo 🙂
Una vez volvimos al camino natural para subir al castillo y pagamos los 600 yenes que cuesta la entrada, nos hicimos la primera foto con Hiko-nyan, el gato samurai. Seguramente todos sabemos la pasión en general que hay en internet por los gatos, pues en Japón estos animales son muy populares, la moda de crear mascotas kawaii con aspectos infantiles ha hecho que este gracioso gato se haya convertido en el emblema del castillo en el submundo kawaii.
Tuvo su origen para conmemorar el 400 aniversario del castillo, pero gustó tanto entre el público que Hiko-nyan cuyo nombre viene de combinar la primera parte del nombre del castillo y la onomatopeya con la que se simular el maullido de un gato en Japón, se ha hecho muy querido en el lugar y prueba de ello es que lo podemos encontrar en multitud de puntos de la ciudad. En mi caso tengo que reconocer que con estas cosas los japoneses me ganan, me encantan este tipo de gestos infantiles con que amenizan desde una campaña de marketing, un cartel informativo o cualquier producto de merchandising.


Castillo de Hikone
El castillo medieval de Hikone está catalogado como Tesoro Nacional de Japón desde 1952, no es para menos pues a su indudable belleza, se le suma algo muy importante, se mantiene intacto desde sus orígenes en la era Edo, allá por el año 1603, aunque el castillo principal fue construido en 1575 y formaba parte del Castillo Ōtsu, fue traído unos años después a Hikone por el clan Ii. Sus obras se terminaron en el 1622 utilizando piedras del Castillo Sawayama. Muchos castillos durante la era Meji fueron desmantelados, por lo que encontrar castillos en Japón originales o que no hayan sido reconstruidos por haber sufrido algún percance durante catástrofes o guerras, es bastante complicado.

En aquellos momentos volvimos a ver como los cerezos comenzaban a dar sus primeros brotes de flor de sakura frente al castillo, aunque nada comparable a lo que presenciaríamos en días posteriores. El día estaba estupendo, lucía el sol y el castillo se encontraba a rebosar, podemos entrar en varias salas del castillo donde vemos como se vivía antiguamente y en las que toca quitarse los zapatos, aunque nos dan unas zapatillas de color verde de las de estar por casa, curiosamente ni te preguntan el número, te dan unas y punto, aunque se nota que van calando a la gente de lejos, porque a ambos nos quedaban bien ¡estos japoneses se las saben todas! 😀
Una vez dentro, en el edificio principal podemos subir hasta arriba del todo, el interior del castillo es austero, todo hecho de madera, pero se puede ir viendo a través de infografías como se usaba el lugar hace cientos de años e incluso se compara con otros castillos, algunos tan espectaculares como el de Himeji o el de Matsumoto, que esperamos visitar en una próxima visita, el primero de ello se encuentra en obras de restauración en estos momentos.
Como se aprecia en el vídeo hay que tener mucho cuidado a la hora de caminar por allí, especialmente los que somos altos, salvo que nos queramos llevar una viga en la cabeza para casa. Las escaleras son super empinadas y la gente mayor tiene que bajar con sumo cuidado. Desde arriba se pueden disfrutar de unas bellas vistas de la ciudad de Hikone gracias a su posición privilegiada.
Una vez visitamos el castillo y recorrimos su alrededores, por su cara norte debemos bajar para visitar el jardín Genkyuen que se encuentra a los pies de la fortaleza y cuya visita está incluida en la entrada que compramos anteriormente.


Este curioso jardín japonés se construyó para que lo disfrutaran los huéspedes del castillo del señor feudal durante el siglo XVII. A través de un sendero rodeamos un bello estanque en donde se refleja el castillo y los típicos jardines de estilo chino con sus arboles de copa redondeada. A través de varios puentes se accedía por aquel entonces a algunas casas en donde eran alojados los visitantes del castillo y por allí paseaban relajadamente. Hoy en día es un punto estupendo para pasear y disfrutar del hanami durante la primavera, aunque cuando nosotros estuvimos apenas se veían algunas florecidas rosadas y no estaba en su máximo apogeo, pero se notaba que la germinación estaba muy próxima. Con esto se realiza una visita de lo más completa, una de las escapadas para mi gusto más interesante para realizar en una mañana desde Kyoto/Osaka.
Si nos gusta el té, existen varias casitas en el jardín donde podemos entrar y nos servirán la infusión al estilo tradicional, concretamente una taza de matcha (té verde en polvo) acompañada con dulces por unos 500 yenes. Nosotros como no somos muy de té, simplemente nos asomamos un poquito para ver a la gente que allí se encontraba sentada relajadamente contemplando el paisaje, y dimos finalizada la visita.


Como ir de Hikone a Kyoto:
Terminada nuestra visita a Hikone, tocaba al fin conocer Kyoto, habíamos pasado por allí para hacer transbordo y apenas nos habíamos asomado por la noche desde uno de los ventanales, pero aún no habíamos comenzado a recorrer sus calles, ni a disfrutar de sus templos, parques y rincones más señalados. Para ello la linea de JR Biwako es nuestra amiga y en una hora nos encajamos en Kyoto, siguiendo esta conexión:
Kyoto es después de Tokyo, el segundo de los buques insignia del país, de hecho para los amantes de la cultura tradicional japonesa y de la historia antigua del país, es el reclamo principal por encima de la capital incluso. No es para menos, pues aquí han acontecido alguno de los momentos más destacados de su historia y en su término encontrams hasta 17 lugares designados Patrimonio Mundial por la Unesco. Es curioso leer en la Lonely Planet que a nivel cultural junto con París, Londres y Roma, es una de esas capitales de la cultura que hay que visitar una vez en la vida, afortunadamente la única que me falta de esa lista es Roma y este fin de año caerá 😀
En una ciudad de casi un millón y medio de habitantes, más de 1.600 templos budistas, 400 santuarios sintoístas y una red de transportes bastante insuficiente en comparación como Tokyo, es de recibo recomendar que lo primero que tocará hacer es pasarse por la oficina de información que se encuentra en la misma estación de Kyoto.

Aquí nos darán mapas, planos y toda la información que necesitemos para movernos por la ciudad, normalmente será en inglés, pero en ocasiones se puede encontrar hasta algunos folletos en castellano. Aunque llevemos una guía de viaje, es totalmente recomendable entrar y contar con rutas de autobuses, metro y tren actualizadas, así será más sencillo plantearse las visitas. Una vez fuera no os asustéis, los edificios modernos que rodean la estación y esas luces de neón no representan el verdadero encanto de la ciudad, una vez nos desplacemos de esa zona centro, encontraremos el clásico Japón que uno suele tener en mente repleto de jardines, templos e incluso si tenemos suerte, podremos ver alguna geisha caminando por las calles de los barrios más tradicionales.
De hecho es curioso ver como muchos turistas llegan a Kyoto con sus maletas y antes siquiera de dejarlas en el hotel, se pasan por esta oficina ¡Será por algo!
Nuestra primera visita sería al Castillo de Nijo, para ello tenemos varias opciones, hacerlo en bus, normalmente es más económico, pero lento por el trafico que nos podemos encontrar, el metro hasta Njomae que nos costará 250 yenes o en tren hasta la Estación de Nijo por 180 yenes, más económico que el metro y encima nosotros aún teníamos activada la Japan Rail Pass, osea que había poco que pensar:
Hay que tener en cuenta que Kyoto sólo cuenta con 2 lineas de metro, que recorren una de ellas de norte a sur la ciudad, mientras que otra lo hace de oeste a este, por lo que nada tiene que ver con el de Tokyo, no entra dentro de la Japan Rail Pass y es bastante caro, aunque rápido en comparación con el autobús. Si no queréis perder tiempo y comprobáis que hacia donde os dirigís hay una parada cercana es muy recomendable, encima es muy nuevo y todo está perfectamente indicado, pero si queréis ahorrar y no os importa viajar un poco más enlatados y entre el tráfico, lo mejor es el autobús y sus paradas suelen estar en la misma puerta de los principales puntos turísticos de la ciudad. Mientras que la red de trenes JR para en puntos muy contados, si aún la tenéis activa y se ajusta a lo que queréis visitar, estupendo, pero normalmente no sale rentable usar días de la tarjeta para usarla exclusivamente en moverse por Kyoto.
En nuestro caso como por la mañana le habíamos dado un uso decente a la Japan Rail Pass para ir a Hikone, este viaje lo hicimos en apenas unos minutos con la JR Sagano y así llegamos al famoso castillo de Nijo.
Castillo de Nijo
Este castillo fue construido en 1603 como residencia oficial del primer Shōgun (comandante del ejército) Tokugawa. Su construcción fue una declaración total de intenciones, quería que el lugar fuera ostentoso y demostrar su poder frente al emperador que poco a poco iba perdiéndolo. De hecho creó habitantes secretas para que su guardia pudiera vigilar y proteger el recinto con mayor facilidad e incluso se instaló suelo de ruiseñor, clásico del Japón feudal y que se caracterizaba porque cuando se caminaba por encima chirriaba y de esa forma el enemigo no podía entrar silenciosamente y aprovechar un descuido para atacar.


La entrada cuesta 600 yenes y desde luego es uno de los lugares que no deben faltar en la visita a la ciudad. Tanto sus conservados edificios con pabellones repletos de salas con pinturas alegóricas de la época, como sus impresionantes jardines, con lagos y multitud de árboles de cerezo en su parte final, lo hacen un auténtico imprescindible. Aunque en el interior de los edificios no se puede grabar, arriba podéis ver una imagen de una de las salas, como sabéis me encanta sacar alguna foto robada de esos rincones y traérosla de recuerdo 😀




Los 2 palacios más destacados, son el Palacio de Ninomaru y el Palacio de Honmaru. Por un lado Ninomaru es el más grande de todos con 3.300 metros cuadrados de superficie, su construcción está basada principalmente en madera de ciprés. Tiene un aire al Japón clásico de los samurais debido a su marcado aspecto arquitectónico Shoin-zukuri, Su organización es un ejemplo del control social manifestado en la disposición de sus alcobas, donde los visitantes de bajo rango se recibían en las habitaciones exteriores y más humildes del castillo, para dejar a los de más alto rango en habitaciones interiores, mucho más seguras y cuya decoración era mucho más lujosa. Mientras que Honmaru cuenta con una superficie de aproximadamente la mitad que Ninomaru y su estilo es el propio de finales del Periodo Edo y se muestra menos ostentoso.
Los jardines de Ninomaru estilo shoin zukuri, clásico de las mansiones militares en los siglos XVI-XVII situado estratégicamente entre los 2 anillos de defensa del castillo. Como punto más destacado está su El jardín tiene un gran estanque con tres pequeñas islas, la central denominda Isla de la Eterna Felicidad (Horai-jima), a su lado 2 pequeñas islas con los nombres de La Isla de la Cigueña (Tsuru-jima) y La Isla de la Tortuga (Kam-jima). Durante el pasado siglo fue ampliada la zona de jardines con la construcción del Jardín Seiryū-e. Fue construido en 1965 en la parte norte del complejo con la finalidad de poder recibir en este lugar a los visitantes oficiales de la ciudad de Kyoto así como para ser escenario de diversos eventos culturales. Se han fusionado elementos de estilo japonés como la laguna y las más de mil piedras perfectamente diseminadas, con elementos occidentales. En esta zona es frecuente encontrarse música instrumental y mercadillos donde podremos saciar nuestras ansias consumistas. Es una visita que bien merece hacerse con calma y disfrutar del entorno, pues no todos los días se está en un lugar Patrimonio de la Humanidad, como lo es el conjunto de monumentos históricos de la ciudad de Kyoto desde 1994.
Un árbol cuya especie es autóctona del continente asiático y que me resultó muy curiosa es la del ume, comúnmente conocida como albaricoque japonés o ciruela china. Se encuentran en contraposición con los árboles del cerezo y en esta ocasión aunque sus pétalos son igualmente blancos, sus pistilos son de color amarillento suave, ofreciendo un contraste muy interesante y desprendiendo un olor muy agradable, desde luego no se podía pedir mucho más a los sentidos 😀
Terminada nuestra visita al castillo de Nijo, el resto del día lo haríamos a pie recorriendo alguno de los puntos más atractivos de la ciudad, más abajo podéis ver la ruta que seguimos a lo largo de algo menos de 10 kilómetros:
Palacio Imperial de Kioto
Caminando en poco más de 20 minutos llegamos al Palacio Imperial de Kyoto, pero que hoy en día no es la residencia del emperador, ya que se encuentra en Tokyo. El Palacio se encuentra en el interior de un perímetro amurallado rectangular de 1.3 km de norte a sur y 0.7 km de este a oeste, que también comprende los jardines del Palacio Imperial Sento. Como para visitar su interior se debe solicitar un permiso, que nosotros no habíamos pedido, porque hay que hacer cierto papeleo y según parece no es que merezca mucho la pena la visita, ya que el edificio tal como se encuentra en la actualidad, no es ni la sombra de lo que fue, simplemente nos dedicamos a pasear por el parque del palacio imperial de Kyoto, que destaca por su gran cantidad de masa arbórea y que es usado frecuentemente por los kiotenses (hay que reconocer que el nombre suena a ciudadano de alguna galaxia perdida de Dragon Ball) para practicar deporte.

Hoy en día se siguen celebrando ceremonias para coronar reyes o actos del Gobierno, pero no tiene ni de lejos la importancia que tuvo hace varios centenares de años. Como se aprecia en el vídeo de más abajo, hacía un fuerte viento que unido con unas nubes negras, comenzaban a apuntar a que el día se iba a ir complicado a pasos agigantados, prueba de ello es que a ratos comenzaba a chispear, pero sin que nos llegáramos a preocupar por el momento.
¿Que es el Sakura?
Caminamos un buen rato por sus enormes avenidas de chinos (en esta ocasión me refiero a rocas pequeñas 😛 ) llegamos a uno de los jardines que se encuentran al noroeste del parque, allí al fin pudimos contemplar los primeros retazos importantes del sakura o lo que es lo mismo el florecimiento de la flor del cerezo japonés, uno de los símbolos más conocidos de la cultura japonesa. No asombrará a nadie si digo que es una de las visiones más esperadas y de las que más ganas teníamos de presenciar durante el viaje, ya que íbamos en la época perfecta, a lo largo de la primavera es cuando se puede disfrutar de este aconteciimento, por lo que fue ideal poder caminar entre los árboles y ver ese paisaje sonrosado repleto de flores, para los amantes de la fotografía es pura fantasía 😀


Área Comercial de Teramachi
Dejamos ese paisaje idílico, que por fortuna en días posteriores tendríamos la oportunidad de repetir y a mayor escala si cabe y seguimos caminando por Kyoto. Después de caminar hacia el sur de la ciudad llegamos a Teramachi, una especie de centro comercial abierto en el que multitud de calles se cruzan unas con otras, muchas de ellas techadas y donde como es lógico podemos encontrar gran cantidad de productos, desde infusiones, comida tradicional japonesa, merchandising de ese que tanto nos gusta comprar a los viajeros, a unos más que a otros, porque nosotros en este capítulo solemos ser bastante comedidos y según vamos bajando hay hasta tiendas de ropa internacional, donde hasta pude ver la camiseta del Real Madrid, desgraciadamente los precios con el cambio actual no es que sean ventajosos y para ese tipo de artículos nos sale incluso más caro que en España, aunque si que hay algunos adornos y utensilios bastante interesantes, por lo que para los que les gusta esto del shopping, es un sitio muy a tener en cuenta.



En medio del ajetreo consumista hasta encontramos varios templos, uno de ellos con una vaca con sus astas y testa bastante regastadas, por lo que vimos es la típica costumbre de tocarla para que te de suerte, esperemos que por nuestro bien no tuviera nada que ver con la fertilidad, que hoy por hoy, no estamos para esos temas 😛
Barrios de Pontocho & Gion
Casi sin darnos cuenta estábamos cruzando Shijo Dori rumbo al tradicional distrito de Pontocho. Estábamos apunto de dar un salto sustancial al pasado, pues si Tokyo se puede considerar la capital de la modernidad en Japón, Kyoto gracias a sobrevivir a los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial es el súmmum del Japón histórico y Pontocho es prueba de ello. Un barrio que nos recibe con un ¡Bienvenidos! en varios idiomas, pero que curiosamente en letras del alfabeto latino sólo se puede leer en inglés y castellano, la sorpresa una vez allí es a medias, pues te das cuenta que Kyoto en particular para los países que compartimos el idioma español, es uno de los lugares cumbre, ya seas de España, México o Argentina, es moverse por estas calles y no dejar de escuchar a gente hablando en nuestro idioma, cosa que la pluralidad que existe en Tokyo no lo hacen tan reconocible y en el bullicio pasamos más desapercibidos.

El barrio de Pontocho conserva la tradicional arquitectura de hace más de 4 siglos con casas de madera de planta baja, donde encontramos restaurantes, bares y casas de té conocidas como ocha-ya. Parece que el tiempo se detuvo hace cientos de años y que aún persiste la sociedad feudal. A medida que cae la noche es cuando mejor lucen sus calles, las casas o establecimientos de restauración se iluminan con los típicos faroles rojos y quizás el único punto que nos saque de esta fantasía, es que la calle principal que cruza todo el distrito es usada por los vehículos a motor, lo que le resta realismo a este sueño en el que nos sumerge Pontocho.

Al ser una zona eminentemente turística, los precios por esta zona no es que sean muy económicos, pero la oferta es diversa y si nos queremos dar un capricho, seguro que salimos contentos. Nuevamente una zona que es de obligada visita, aunque sea por unas horas y en donde no puede faltar perderse por Gion, el conocido como el barrio de las Geishas. Gion es un barrio anexo a Pontocho pero que se basa principalmente en callejuelas estrechas con las típicas casas de la época feudal. La fama errónea ha llegado a pensar que Gion fue un distrito de prostitución en sus orígenes, por el falso concepto de pensar que las geishas realizaban trabajos sexuales a sus señores, cuando realmente eran artistas del entretenimiento, que buscaban distraer a sus clientes.


Gion Corner
En este barrio encontramos el conocido Gion Corner, un famoso teatro de Kyoto donde podemos asistir a unos espectáculos donde nos mostrarán algunos de las tradiciones japonesas, todo ello enfocado para turistas. En una sesión podemos conocer como se realiza la ceremonia del té (chado), ver interpretaciones de danzas tradicionales como el Kyomai o los clásicos teatrillos con marionetas denominados Bunraku. Fue algo que me quedé con ganas de presenciar, pero su coste no es precisamente económico y se quedó en el aire para una futura visita. Pero si que pudimos ver el ambiente del teatro, justamente estaba finalizando una función y salía la gente al exterior, especialmente los artistas perfectamente vestidos y maquillados.

Templo de Kennin-ji
Si seguimos la misma calle hasta el final llegaremos al templo de Kennin-ji, el santuario budista más antiguo de Kyoto, no estaba en nuestros planes de visita, pero como dije al inicio de esta entrada, hay tantos monasterios repartidos por la ciudad, que casi sin querer te vas topando con ellos. Así que ya sabéis, si estáis por Kyoto igual de importante es marcarse los imprescindibles que queremos visitar, como dejarse llevar y si nos encontramos con algo inesperado en el camino, darle una oportunidad, es una ciudad para tomársela con calma y no ir con prisas, pues hay mucho para ver y no se trata de ir corriendo de un lado para otro.

El tiempo seguía regalándonos una fina lluvia de esa que poco a poco te va calando sin que te des cuenta, pero como punto positivo, el hecho de que el suelo se fuera mojando y que la luz de los faroles se fuera reflejando sobre los charcos hacía que Gion tuviera un aspecto aún más especial. Para rematar y casi cuando ya nos dábamos por contentos de lo vivido aquel día, nos vimos envueltos como premio final en otro de esos instantes de recuerdo:
“MOMENTO ESTELAR”
Un fuerte revuelo nos sobresaltó de entre el moderado silencio que había por la calle, cuando a lo lejos vimos un taxi al que la gente se agolpaba a su alrededor, efectivamente dentro iban 1 geisha junto a una aprendiz de geisha conocida como maiko, figuras muy comunes en los siglos XVIII y XIX y que hoy en día siguen existiendo, aunque en menor medida. Para quien lo desconozca, las geishas surgieron como profesionales del entretenimiento y como curiosidad originariamente la mayoría eran hombres, aunque a partir de 1800 la balanza se volcó hacia el lado de las mueres. En el pasado las cortesanas profesionales brindaban entretenimiento sexual, mientras que las geisha usaban sus habilidades en distintas artes japonesas como la música, el baile, y la narración. Todo aquel que se precie a visitar Japón, seguro que le hace ilusión ver un personaje tan tradicional de la cultura japonesa, por lo que poder verlas fue todo un lujo y así comprobar lo enserio que se toman el papel con un cuidado peinado, maquillaje y atuendo.


Como buen curioso que soy, durante unos minutos las seguimos, hasta que se pararon en una calle y bajaron, se dice que una de las formas de diferenciar a una geisha de una maiko, es que generalmente la maiko anda a pasos más acelerados, mientras que la geisha cuida más sus acciones y camina pausada y delicadamente. En nuestro favor jugó que se ve que habían quedado para cenar o realizar alguna actividad en una especie de restaurante clásico japonés, por lo que pudimos ver al menos 5 de ellas, de distintas edades, pero todas ellas manteniendo la compostura y una a una fueron entrando. Nos hizo mucha ilusión asistir a ese momento y desde luego fue un reto conseguido que nos anotamos a nuestro casillero.
Con esto ya sólo quedaba coger el camino de vuelta y desde la estación de Kyoto, volver a la casa de Osaka:
El día había ido tal como teníamos planteado, visita al castillo original de Hikone y primeras horas por la ciudad imperial de Kyoto, esta sería la primera, pues más adelante vendrían otras, ya que es casi inabarcable y se necesitan varias visitas en días posteriores, pero eso ya lo veremos en las próximas entradas. Ahora tocaba ir a dormir, que el día había sido duro, pero esta vez sería fácil conciliar el sueño, pues el gran sabor de boca de poder ver en vivo a un grupo de geishas, nos reconfortó mucho, lo mismo que haber podido pasear por algunos lugares tan históricos como el Castillo de Nijo o el de Hikone.
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36 Comentarios
Un día de lo más redondo, el único pero fue la llovizna más tonta que nos cayó… pero bueno, mereció la pena. ¿Lo que más me gustó? Caminar sin un rumbo predeterminado por Kyoto con la ilusión de que tienes todo el tiempo del mundo. Ver a las geishas fue un puntazo, eso sí, me diero un poco de lastimica, porque el taxi estaba rodeado (aunque no se aprecie en la foto porque JC tuvo mucha suerte) y ellas nos miraban con cara de «vaya guiris más pueblerinos», pero es que fui de esas cosas que no te pasan cada vez que vas a Japón y que es tan mítico que no puedes evitarlo XDD
El Hanami poco a poco iba adquiriendo color, los cerezos ya se iban desprendiendo de la timidez para hacer gala del espectáculo que es ver calles y calles de color de rosa.
Totalmente de acuerdo, en este día vivimos algunos de los mejores momentos del viaje y sobre todo de los más esperados 😀
Suerte tuvimos de ver alguna geisha, que se cotizan caras de ver xDD
Mencionaba hace un rato que China era uno de los países que quisiera visitar antes de que mi larga vida llegue a su fin. Sin duda Japón es otro. La herencia judeocristiana y grecorromana en la que nos hemos criado en Occidente hace que la visita de un país Oriental resulte una experiencia absolutamente impactante. La figura de la Geisha, afortunadamente ya conocida sobradamente por el gran público gracias a la obra «Memorias de una Geisha» («Memorias de una Geisha», Arthur Golden, 1997), sigue despertando una especial fascinación entre los occidentales. Lamento la referencia literaria… es una deformación de mi trabajo como bibliotecario y archivista del saber.
Afortunados que, además, llegasteis a tiempo para ver uno de los dos momentos más hermosos del año: el nacimiento de la flor del cerezo o, como en vuestro caso, la caída de los pétalos de la misma.
Felicidades por las hermosas fotografías y el maravilloso blog.
Está claro que este tipo de países asiáticos al tener una cultura diferente a la nuestra, despiertan nuestro interés por encima de otros y en ellos podemos ver lugares y vivir experiencias que de otra forma no se podrían tener en nuestro submundo occidental. No te disculpes por tus referencias literarias, debemos dar gracias a la literatura o el cine por acercarnos de forma cómoda países como estos sin siquiera tener que visitarlos, aunque está claro que vivirlo en persona es algo muy distinto.
Me alegra que te guste mi blog. Saludos!
Hay que ver lo que os cunde un día 😉
Somos como galgos, nos echamos a la calle y nuestro único freno es cuando llega la noche y en ocasiones ni eso 😀
Justo iba a preguntarte que si habíais visto geishas en Gion porque no decías nada sobre ellas y justo al final estaba el momento estelar del día!! Kioto es una de las ciudades de Japón que más ganas tengo de conocer desde que me leí el libro de Memorias de una Geisha!!!
A mí justo de las ciudades que dice que recomienda la Lonely la que me falta por conocer es Kioto… A ver cuándo puedo hacer realidad el sueño!
Un abrazo
Como se suele decir, lo bueno siempre se hace esperar, en este relato ha salido de libro ese dicho y fue un colofón estupendo para un gran día. Y ya sabes, en cuanto sea posible tocará ir para Japón 😉
Un abrazo!!!
Japon es increible … a ver cuando volvemos a tener un euro fuerte (o el yen se deprecia) para poder volver.
Por cierto, coincido con Pau, casi nada los tutes que te pegas en un dia colega!!!
Un abrazo
Ese es el gran hándicap de una visita a Japón ahora mismo, el cambio no es ni sombra de lo que fue, pero bueno no perdamos la esperanza, seguro que tarde o temprano mejorará un poco y ¡volveremos! 😀
Un abrazo!!!
Me encanta Kyoto. Es una de esas ciudades junto con Roma en la que no me importaría vivir una temporada.
Tuvistes suerte de ver las maikos en el coche. Las pobres estan tan agobiadas por los turistas que parece que ultimamente no van andando por Gion aunque la Ochaya esté al lado de su casa.
Es algo que nos llama tanto la atención que era aparecer una y que la gente casi las rodeen, ese coche tuvo serios apuros en algunos momentos para continuar su marcha. Como dices Kyoto es una ciudad idílica y donde se debe vivir francamente bien, especialmente para disfrutarla como es debido.
Me ha encantado el post, qué sitios tan bonitos! Sobre todo el Castillo de Hikone; el de Nijo también está muy bien. Y qué jardines tan espectaculares. Luego lo de ver a las geishas fue una suerte, quién no quiere verlas si viaja a Japón. Sí, decididamente Japón me está gustando cada vez más, tendré que ir algún día.
Saludos!!
En Japón hay unos castillos magníficos y lo mejor de todo es ver como cada uno tiene sus señas de identidad propias. Para nosotros Japón era «el país», por lo que teníamos que ir y la verdad la visita ha sido antes de lo esperado 😀
Saludos!!!
Japón me gustó tanto que pienso volver algún día. De hecho, me encantaría conocer el país en cada estación del año. Estas fotos de los cerezos en flor me fascinan pero pillar los colores otoñales debe ser también precioso.
Unas fotos muy chulas!
M.Teresa
Pienso lo mismo que tú, ya que hemos estado en el hanami, ahora tocará ir en verano para poder subir al Fuji y sobre todo en Otoño para disfrutar de ese color ocre que brindan los parques y jardines. Me alegra que te gusten las fotos 🙂
Que pasada los castillos 😀
pd: te podrías haber traído la estatua del samurai para ponerla en alguna rotonda de Estepona xD
Ya te digo, hubiera quedado chula la estatua por aquí colocada, aunque primero que nos hagan un parque japonés y entonces ya veremos…
Que calidad de imagenes, gracias por compartirlas.
Con diferente es el mundo verdad? Cuantas diferencias entre Asia y nosotros.
Me ha encantado la estatua de las primeras imágenes, solo con ver esa imagen sabes que no forma parte de Europa. Me han encantado los templos y los castillos, tenía la impresión que en Japón ya no existían lugares como estos de tradición, que todo era moderno pero una vez más me he vuelto a equivocar.
Si viajo a Japón ojearé todas tus entradas, que maravilla!
Jesús Martínez
Vero4travel
Uno de los falsos mitos que la gente cuenta de boca en boca como reales, es que Japón es un país donde sólo hay rascacielos, luces de colores y en las calles hay miles de personas y coches por todos lados. Como es de esperar es un país muy rico en cultura y pese a que tiene grandes ciudades hipermodernas, lo que más abundan son lugares tranquilos con templos, jardines y una paz que te atrapa desde el primer momento.
Saludos!!
Hola José Carlos,
El día os salió redondo primero la visita a Hikone con su espectacular castillo medieval y posteriormente en Kyoto donde tuvísteis la inmensa fortuna de ver a las gheisas y a sus aprendices, las maikos. Genial !!
Saludos.
Días así son los que quiere todo viajero, cumplir con el plan establecido y encima sorprenderse con momentos estelares como cuando nos cruzamos con las geishas, desde luego así da gusto.
Saludos Victor!!
Preciosas las fotos. Me lo apunto como futuro destino por descubrir!
Me alegra que te gusten las fotos, ya sabes que si te decides a ir por Japón, estaré encantado en ayudarte 🙂
A mi además de los templos o castillos de Japón, lo que me llama mucho la atención y me encantan son los jardines japoneses. He visto alguno en alguna ciudad europea y son de lo más fotogénicos.
La verdad que fue una suerte lo de las geisha. Me habían dicho que ya casi no se ven y espero que cuando yo vaya por allí, al menos pueda ver a una.
Un abrazo!!
Los jardines japoneses son una pasada, ya verás en próximas entradas alguno que visitamos con su jardín zen, me encantan esas zonas, todo tan simétricamente organizado. A ver si tienes tanta suerte como nosotros, pasando un ratejo por Gion no debe ser complicado ver alguna 😀
Un abrazo!!!
Gran post! Yo quedé enamorado de Kyoto y sobre todo de su gente. Ciudad mítica a la que quiero volver pronto,se que lo haré! Es una ciudad en la que me quedaría a vivir para siempre sin lugar a dudas!!
Dime el secreto para abarcar tanto en un día, increíble! jaja
Saludos!
El gran secreto es estar en forma y organizarse bien, nosotros dejamos muchas cosas a la improvisación, pero intentamos tener claras las conexiones y lo que vamos a visitar, así nos cunden tanto los días. Estoy contigo, Kyoto es una ciudad en la que merece vivir una buena temporada 🙂
Saludos!
Veo que aprovechasteis el día a tope, qué suerte tuvisteis, en cualquier lugar de Japón que fuisteis os encontrasteis alguna boda, desfile de monjes, etc, etc… tendré que acompañaros en el próximo viaje que hagáis a Japón!!! Nosotros en Gion estuvimos varios días a ver si veíamos alguna geisha y al final tuvimos suerte pero las fotos nos salieron distorsionadas de lo rápido que se escabullían, jejejeje. El castillo de Hikone me pareció precioso, fue el que más me gustó de todos los que ví en mi viaje a Japón, con el de Nijo no tuve tanta suerte porque estaba cerrado y solo pudimos ver los jardines una noche que hacían un espectáculo, habrá que volver…Un besote a los dos!!! 😉
Es que cazar a una geisha es un trabajo complicado, van a toda leche y normalmente intentan no salir en las fotos xDDD Dalo por hecho, para el próximo mega quedada en Japón y nos vamos a descubrirla aún mejor 😀
Un besote!
Muy chulos los castillos medievales. Son muy distintos a lo que estamos acostumbrados a ver por europa!! Y no sabía que Kyoto tuviera tantos lugares patrimonio de la humanidad. Debe ser fascinante!! Saludos y enhorabuena por la crónica y las fotos!! 🙂
Japón es un país muy distinto a todo lo occidental que hemos visto y Kyoto es una maravilla de ciudad, un museo abierto al público al aire libre y que no deja de sorprenderte.
Saludotes!! 😉
Muy chulo todo lo que hicisteis este día. Desde Hikone a vuestros primeros pasos en Kioto. Me ha gustado mucho el barrio de Pontocho, me recuerda al ambiente del videojuego de Shinobido… y rematar el día viendo a una Geisha ya es brutal.
Un saludo 😉
Pontocho es un barrio muy auténtico, de los mejores lugares para pasear en Kyoto. Este día nos salió rodado y mira que la lluvia estaba amenazante, pero no fue suficiente para frenar nuestro paso 😀
Un saludo!!!
Hola…
maravillosos relatos!!!!, me atrapan, no me dejan ir a dormir …las 3 y media de la madrugada y me tienen cautiva, u seguiré mañana.Muy bueno todo, mi itinerario estará basado en tu blog. GRACIAS!! SALUDOS desde BUENOS AIRES!
Menudo maratón de lectura te estás pegando Susana, espero que mis relatos te sirvan para tu viaje y aquí me tienes por si te surgen dudas.
Saludos desde el otro lado del Atlántico 🙂