Una mañana más comenzaba y esta vez las sábanas se nos habían pegado más de la cuenta. Eran las 10 cuando pegamos un salto y nos pusimos de camino a nuestros siguientes objetivos. El descanso extra era necesario, pues después de la odisea que supuso volver de Hiroshima el día anterior, el cuerpo nos pedía un par de horas más de reposo, si queríamos afrontar la nueva jornada con posibilidades de no desfallecer a media mañana.

En esta ocasión habíamos dividido el día para 2 visitas, en primer lugar para visitar el Monte Hiei, lo que nos depararía naturaleza y tranquilidad, mientras que en segundo lugar terminaríamos con una visita a Kobe, ciudad portuaria que queríamos conocer al anochecer, momento en el que muestra su mejor cara.

Ir de Osaka al Monte Hiei:

La primera conexión fue la siguiente:

Hieizansakamoto 

En aproximadamente hora y media nos encontrábamos en la estación de Hieizansakamoto al noreste de Kyoto. Para llegar al Monte Hiei, simplemente una vez estamos allí, toca subir por la calle hacia el norte donde se encuentra el Torii de cemento, no tiene pérdida, pues en la propia estación encontramos un mapa que lo indica. Una vez se va subiendo vemos casas gassho-zukuri al estilo de pueblos de los alpes japoneses correspondientes a las áreas de Takayama/Kanazawa, aunque en esta ocasión no contaban con los clásicos tejados de paja, pero su arquitectura es exactamente igual. Toda esta zona es muy tranquila, apenas se ven turistas y prueba de ello, es que en un momento en que me encontraba haciendo fotografías y dejé a Carmen sola en la otra acera, se cruzó con un grupo de estudiantes japoneses que la saludaron tímidamente, pero con cierta curiosidad al ver que nos encontrábamos por allí.

Torii Hiei, Kyoto
Torii Hiei, Kyoto
Hiei, Kyoto
Hiei, Kyoto
Hiei, Kyoto
Hiei, Kyoto

Esta seguramente sea una de las escapadas que menos se frecuentan, cuando se está en Kyoto, en mi caso había visto muchas imágenes y comentarios positivos sobre el lugar y como amantes de la naturaleza que somos, lo marcamos en rojo como visita prioritaria, muy recomendable para los que se saturan con templos con facilidad, pues aunque en esta zona hay unos cuantos, el hecho de estar diseminados en la montaña al estilo Nikko, lo hacen más relajado y como decía antes, lo mejor es que apenas hay turistas extranjeros, pues la mayoría no se salen de Kyoto capital.

Para llegar arriba hay que coger el cable car de Sakamoto, nosotros compramos el billete de ida/vuelta que cuesta 1.570 yenes por persona y que obviamente no entra en la Japan Rail Pass, algo caro, pero es toda una experiencia usar uno de estos transportes al menos una vez en el viaje. Hay que tener en cuenta que este servicio sólo está disponible durante el día (aproximadamente hasta las 16:00h), por lo que tendremos que realizar la visita de mañana y antes de que anochezca bajar, aunque existen senderos para hacerlo a pie, pero evidentemente requieren tiempo y esfuerzo, todo dependerá de como nos planteemos la visita.

Como nota simpática, mientras que esperábamos la salida de nuestro vagón (salida cada 30 minutos), el jefe de la estación sur nos dejó una copia de gran tamaño de nuestros billetes para que nos hiciéramos una foto delante del cable car, muy majo el hombre y turistada que es imposible resistirse a no hacer 😀

Hiei, Cable Car Sakamoto
Hiei, Cable Car Sakamoto
Hiei, Cable Car Sakamoto
Hiei, Cable Car Sakamoto

El camino es de una única vía hasta antes de llegar al túnel, en donde se bifurca en 2 y se cruza con el vagón que va hacia abajo, muy curiosa la forma cortes que interpretan para saludarse entre conductores. Casi cuesta creer la fuerza que tiene el cable para subir el habitáculo, ya que al finalizar el trayecto estaremos a 654 metros de altitud y en la parte final la pendiente es vertiginosa. Desde arriba podemos presenciar perfectamente el Lago Biwa, el más grande, extenso y antiguo del país. Como dato curioso sobre este lago, podemos decir que se le considera el tercero más antiguo existente en el planeta Tierra (por detrás del lago Baikal y del Tanganica), con una antigüedad de 4 millones de años.

Monte Hiei

Una vez estamos en la estación norte del cable car de Sakamoto, simplemente tenemos que seguir un sendero hasta que pasamos una zona de aparcamiento y tomamos el carril de la derecha para comprar la entrada al complejo de Enryku-ji que cuesta 550 yenes. Esta escapada la verdad que barata no es, por lo que si después de lo que veáis en esta entrada no os seduce demasiado, es mejor plantearse si hacerla o no, aunque si os gusta la naturaleza es un lugar estupendo para perderse y en nuestro caso la visita estuvo más que justificada al disfrutar de uno de los momentos estelares del viaje y que contaré más adelante.

Entrada Monte Hiei, Kyoto
Entrada Monte Hiei, Kyoto

Este conjunto de templos fue fundado en el año 788 por Saicho, el sacerdote creador de la escuela Tendai. cuyo texto fundamental es el Sutra de Loto, base del budismo nichiren. Las raices de esta escuela monástica se cimentaron en Hiei y es por ello que es un lugar de culto importante para los seguidores de esta corriente. En su máximo esplendor llegó a contar con más de 3.000 edificios y un importante ejército para su defensa, pero en el S. XVI Oda Nobunaga, señor feudal que por aquella época luchaba por la unificación de la nación, pensó que este lugar era una amenaza para que no se consiguiera y arrasó prácticamente todos los templos. Hoy en día apenas quedan en pie 3 pagodas y varios templos menores.

Templos Monte Hiei, Kyoto
Templos Monte Hiei, Kyoto
Templos Monte Hiei, Kyoto
Templos Monte Hiei, Kyoto
Templos Monte Hiei, Kyoto
Templos Monte Hiei, Kyoto

El lugar se divide en 3 áreas, Toto, Saito y Yokawa. Nada más entrar existe una oficina de información a la derecha con mapas y una sala donde se encuentra una curiosa figura de buda. Cuando descendíamos hacia Kompon Chu-do, la sala principal más destacada de esta visita, nos vimos inmersos en uno de esos momentos que tanto os gusta que relate, por lo que aquí llega un nuevo:

 «Momento Estelar»

«Según bajábamos por la cuesta de la imagen de arriba, vimos como unos frenéticos sonidos de flauta comenzaban a romper el silencio casi sepulcral del lugar, de pronto comenzaron a aparecer varios monjes en fila tocando cada vez más estridéntemente y al poco después, un séquito con varios sacerdotes de edad avanzada, que poco a poco se fueron metiendo en el templo. Al asomarnos por la puerta pudimos presenciar como todo este jaleo se debía a que iban a ser fotografiados, para hacerse una foto de familia». 

No os podéis imaginar lo curioso que fue presenciar todo esta procesión allí en directo, apenas eramos 3 o 4 los curiosos y nosotros los únicos occidentales presentes. La banda que abría el paso iba tocando, mientras que los sacerdotes iban llegando, muchos eran tan mayores que necesitaban ayuda de otros monjes para caminar los apenas 100 metros que les separaban de la habitación contigua al templo desde la que salieron, hasta el salón principal. En esa parte del templo se encontraban unas lámparas de Dharma (ley, en sánscrito) y que según se dice, llevan encendidas desde hace 1.200 años. Si os animáis a ver el vídeo de más arriba (recomendable), mejor que miréis antes el sonido de vuestros altavoces, porque podéis sobresaltaros con el abuso de decibelios al que se presta 😀

Ceremonia Templos Monte Hiei, Kyoto
Ceremonia Templos Monte Hiei, Kyoto
Ceremonia Templos Monte Hiei, Kyoto
Ceremonia Templos Monte Hiei, Kyoto

Una vez curioseamos suficientemente el lugar, dejamos esta parte del complejo y nos fuimos a descubrir el Saito, la parte occidental de la pagoda, donde se encuentra el Shaka-do. Esta parte es la más natural de todo lo que visitamos, se acaban los caminos asfaltados y comenzamos a descubrir pequeños templos repartidos por la montaña. Únicamente los gongs perturban la paz en esta zona, pero lo mejor de todo es que más adelante tenemos la oportunidad de hacerlo sonar nosotros mismos, previa ofrenda, en mi caso no pude dejar pasar la oportunidad de hacerlo retumbar y que se escucharan mis plegarias por todo el valle y aunque en esta entrada no he colocado el vídeo, en el capítulo de conclusiones ya veréis la cara de felicidad que puse al repicar la campana 😀

Templos Monte Hiei, Kyoto
Templos Monte Hiei, Kyoto
Fuente Templo Monte Hiei, Kyoto
Fuente Templo Monte Hiei, Kyoto

Es posible coger un autobús y llegar hasta Yokawa, la tercera parte del complejo, a unos 4 kilómetros de allí. Nosotros como el tiempo era ajustado y estas 2 áreas ya te ocupan de sobra una mañana completa, decidimos no ir y estuvimos recorriendo tranquilamente los serpenteantes caminos de piedra de las 2 zonas iniciales. Seguramente este emplazamiento no sea muy conocido o sean pocos los que llegan hasta aquí, pero el silencio y la tranquilidad que se respira en este bosque y los templos tan bien conservados que se pueden visitar, bien merecen una escapada, para mi gusto es uno de esos puntos que aparecen en pocas o ninguna guía de viaje, pero que tienen el mismo o mayor encanto que otros que están siempre en listas de imprescindibles, espero que mis fotos hayan hecho justicia.

Templo Monte Hiei, Kyoto
Templo Monte Hiei, Kyoto
Templo Monte Hiei, Kyoto
Templo Monte Hiei, Kyoto
Templo Monte Hiei, Kyoto
Templo Monte Hiei, Kyoto

Casi sin darnos cuenta nos dieron allí casi las 3 de la tarde, por lo que retomamos el camino de vuelta y en el salón de información del santuario nos sentamos a comernos unos bocadillos que nos habíamos traído para el almuerzo. Desde allí tocaba volver a bajar con el cable car, divisar nuevamente el lago Biwa y la tranquila ciudad que lo bordea y tomar un tren que nos llevara a nuestro siguiente objetivo y en donde terminaríamos el día, Kobe:

Como ir de Kyoto a Kobe:

El trayecto se realiza cómodamente en apenas una hora desde Kyoto, haciendo un cambio de tren en Osaka. Aunque como es lógico nosotros tuvimos que tomar previamente la linea JR Kosei para llegar hasta Kyoto.

Nos hubiera gustado visitar Kobe más en profundidad, pero ya era tarde principalmente para subir en el teleférico que sale desde el hotel Crowne Plaza hasta la sierra y contemplar desde allí las vistas de la bahía, por lo que nos acercamos únicamente para conocer los puntos más destacados de la propia ciudad.

Hiei, Kyoto
Hiei, Kyoto

Kobe es una ciudad afincada en la bahía de Osaka, al oeste de la región de Kansai, que cuenta con 1 millón y medio de habitantes, pero cuyas dimensiones son reducidas en comparación con otras grandes urbes del país, por lo que es un lugar estupendo para conocerse a pie. Seguramente por lo que más sea conocida a nivel mundial, es por el terremoto que sufrió en 1995 y que derrumbó barrios enteros y en el que murieron más de 6 millares de personas. Afortunadamente hoy en día es una ciudad nueva, que mira al futuro y ha sabido superar ese incidente. Seguramente no sea un lugar de obligada visita, pero tiene un par de alicientes que la confieren una identidad propia y que la hacen interesante para una escapadilla nocturna.

Kobe

Nada más bajarnos de la estación al sur se encuentra el barrio de Motomachi, allí podemos visitar una gran galería comercial que parte a la ciudad de norte a sur. Nuestra intención era visitar su famoso barrio chino y nos quedamos un poco a cuadros al ver que lo único que había por allí era algún farolillo y algún restaurante, pero es que realmente Nankinmachi, como se llama el barrio chino de Kobe, se encuentra justamente en la calle contigua la sur de esta donde nos encontrábamos. El único interés dejando a un lado las tiendas para comprar, son sus restaurantes, por lo que por allí volveríamos algo más tarde para tomar una suculenta cena.

Kobe Motomachi
Kobe Motomachi

Como si hubiéramos dado un salto de 1.000 kilómetros de un país a otro, al cruzar de una calle a otra, nos transportamos a la mismísima China. Gente chillando y armando jaleo nos rodeaban por todos lados. En este barrio de Nankinmachi se acabó la cortesía y el silencio que suele abundar en gran parte del país, aquí todos los tenderos te animan a acercarse a sus puestos para probar los productos que ofrecen o comprar el artilugio raro de turno.  Es una buena zona para picotear algo, aunque el precio de los restaurantes es algo elevado, al ser un punto bastante turístico de la ciudad, pero lo realmente interesante es pasear por allí y ver la cantidad de luces que iluminan las fachadas, los clásicos tejados de pagoda y los archiconocidos farolillos rojos.

Entrada Chinatown Kobe
Entrada Chinatown Kobe
Chinatown Kobe
Chinatown Kobe
Comida Chinatown Kobe
Comida Chinatown Kobe

En mi caso soy un auténtico fan de los barrios chinos, en cada ciudad que voy y existe uno, no pierdo la oportunidad de visitarlo. Este por tamaño no se puede comparar al de San Francisco, pero desde luego que para mi gusto supera al de Londres, aunque como digo, todos ellos tienen su encanto especial y es un placer curiosear por ellos y ya que no pudimos llegarnos al de Yokohama, pues así nos quitamos un poco la espinita.

Allí estuvimos un buen rato viendo las distintas tiendas y aunque no llegamos a comprar nada, salimos muy contentos. Está claro que China nos está llamando y sabe que en cuanto se nos crucen los cables, iremos a hacerle una visita de verdad y así nos dejaremos de conformar con estos mini ecosistemas chinos 😀

Restaurantes Chinatown Kobe
Restaurantes Chinatown Kobe
Chinatown Kobe
Chinatown Kobe

Para termina la noche de visita, nos dimos un paseo por Kobe Harbor Land, un moderno puerto comercial y deportivo donde podemos ver centros comerciales, restaurantes y cuyas vistas desde el parque Meriken por la noche son espectaculares.

Kobe Harborland
Kobe Harborland

En ese punto hay un mirador desde la torre hipérbole de Kobe bastante curiosa, nosotros no subimos, pero en su planta baja existe un pequeño museo con los edificios más significativos y techos de las ciudades de Japón, así como otros monumentos significativos de la nación. La verdad que la torre es extraña, pero por la noche cuando se encuentra iluminada se convierte en un elemento del puerto bastante singular y se contemplan una visión 360º de toda la ciudad.

Torre Kobe Harborland
Torre Kobe Harborland

Incluso en el mismo puerto varios barcos ofertan paseos por la bahía, así como tomarte una suculenta cena a bordo. Desde luego que debe ser una pasada hacer algo así, especialmente la cena, pero eso no es muy afín a nuestros bolsillos, por lo que nos conformamos con verlo desde la lejanía. También podemos montar en una noria que iluminaba vistosamente el agua por aquellos momentos. Como digo, vale la pena simplemente acercarse allí por la noche, aunque sea para darse un paseo.

Kobe Harborland
Kobe Harborland

Como fin de fiesta del intenso día que llevábamos por delante, nos fuimos a la calle comercial que previamente habíamos visto, antes del barrio chino y buscamos un restaurante donde se sirvieran el famoso filete de ternera de Kobe, uno de los grandes manjares de la cocina japonesa. Estuvo curioso el asunto, porque vimos un restaurante que tenía buena pinta y donde lo ofertaban a un precio «decente» dentro del alto precio que suelen tener, al entrar estaba tematizado como un clásico restaurante americano, en mi caso no tuve problemas en pedirme el filete de Kobe, pero Carmen lo pasó algo peor, ya que toda la carta estaba en japonés y abusando de kanjis y los camareros no tenían ni la más mínima idea de inglés, ni cualquier otro idioma. Ella al final se decantó por lo más barato y sorprendentemente dio en el clavo, sin saberlo había pedido uno de los platos que más le gustan, la pizza. La broma del filete de 100 gramos fue de 1.800 yenes, pero una cosa tengo que decir, fue breve pero mereció la pena, totalmente recomendable, especialmente para los «carnívoros» como yo.

Para las bebidas tuvimos un problema similar, no entendían Coca Cola ni de una forma ni de otra, al final después de unos minutos de intercambio gesticular, conseguimos hacernos entender y es que mi japonés básico aún para ciertos momentos no da la talla, tocará ponerse las pilas este nuevo curso y seguir mejorando 😀

Cena en Kobe
Cena en Kobe
Cena Ternera de Kobe
Cena Ternera de Kobe

Y con esto cuando rondaban las 9 y media de la noche terminamos el día, esta fue la conexión de vuelta a Osaka:

Ya habíamos superado el ecuador del viaje y los días poco a poco se iban acabando, pero desde luego aún teníamos mucho por ver y los siguientes días sería igual o más entretenidos si cabe. Al día siguiente nos tocaría la visita a un castillo clásico japonés y comenzaríamos a visitar Kyoto capital.

Como habréis comprobado hoy estrenamos nuevo rediseño, había algunas cosas que mejorar del theme anterior y Victor de Machbel se ha pegado un trabajo enorme para conseguir justo lo que buscaba, mayor visibilidad de las imágenes, corregir algunos errores y hacerlo más amigable con las redes sociales. De paso he aprovechado para incluir una marca de agua a todas mis fotos que se ha encargado de hacer mi amigo José Manuel y he completado la cabecera con un bonito banner con algunos de los monumentos más destacados de nuestro viajes, que ha corrido a cargo de Snorky de MediaVida.

Espero que os gusten los cambios y se agradecerá si veis algún tipo de fallito, que aviséis, especialmente en el diseño. De todos modos como el tercer aniversario del blog está cerca, ya en esa entrada comentaré con más detenimiento y como se merecen todas las novedades que han llegado y están por llegar en el blog.

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Autor

José Carlos DS: Economista y blogger de viajes en La Próxima Parada desde 2009. Ratón de ciudad, pero que le gusta la naturaleza por igual. Sus otras pasiones son el cine, los deportes y los videojuegos.

18 Comentarios

  1. Ir al Monte Hiei fue lo que más me gustó de este día. Desconectas totalmente del vanal ruido, la vista es un placer para los ojos y las personas que te encuentras por el camino son súper amables. El haber vivido el «Momento estelar» del día allí hace que todavía los recuerdos sean más mágicos. Sé que es un punto turístico que requiere de tiempo tanto para llegar como para volver, no hay nada cerca que nos haga decir que «está de camino» hacia otro sitio, porque no es así, al ir en tren vas viendo zonas deshabitadas en comparación con las ciudades grandes de Japón, pero desde luego merece la pena, y el saber que no muchos occidentales se pasan por allí es un punto añadido, como si el paisaje estuviera sin explotar, lo que le da cierto encanto al asunto.

    Kobe es mayoritariamente un sitio muy comercial. Tiene puntos claves que quisimos visitar, pero la verdad verdadera es que fuimos allí porque a JC se le había metido entre ceja y ceja comer carne de Kobe (el jodío’ no me dejó probarla!!! antes de que me diera cuenta, ya habia rebañao el plato…).

    En fin, ya se va acercando el fin del viaje… Y los cambios, espectaculares. Está claro que Victor, José Manuel y Snorky han hecho un gran trabajo. Está todo genial!!!

    • Desde luego que fue un acierto ir al Monte Hiei. En el filete me pudo la gula, aunque era tan pequeñín que pensaba que tú con la pizza no tendrías interés en probarlo 😀

  2. Hola!!

    Me gusta el nuevo rediseño porque dejas que las fotos se vean a un tamaño que se puedan disfrutar mucho más. Entre eso y que el relato es entretenido (con Japón uno acierta seguro…) parece que las cosas en La próxima parada siguen y seguirán muy bien.

    La ternera de Kobe, me quedé con ganas de probarla cuando estuve en Japón. ¿Se nota tanto? Hubo quien me dijo que el que la prueba luego no encuentra nada que se le parezca, aunque sea un poco.

    Y el momento foto de grupo… tuvistéis suerte en pillarla!!

    Enhorabuena por el artículo y por el rediseño!

    Sele

    • Me alegra que te guste el rediseño, la verdad que tenía ganas desde hace tiempo que las imágenes tuvieran más peso en el relato y para ello era necesario un aumento del tamaño y como dices, que mejor que estrenarlo con un relato de Japón 😀

      Ya te confirmo y reafirmo que esa ternera tiene algo especial, yo creo que el movimiento fue intensivo, un cachito de carne entraba detrás del siguiente, sin parar, si vuelves por Japón no dudes en probarla 😀

      Un abrazo!!

    • Japón siempre tiene mil y un rincones que descubrir, por lo que tenemos el mismo número de alicientes para volver por allí 😀

  3. Alucinantes lugares Jose Carlos!! Algún día habrá que verlos con mis ojos y por supuesto hiciste bien en probar ese buey de Kobe, una delicia para los buenos gourmets!!! Lo peor lo del entendimiento. Ni coca cola saben!! increible…. Saludos

    • Está claro que la barrera idiomática en algunos momentos es complicada de superar, pero bueno, nada que unos cuantos gestos no lo solucionen. La carne de Kobe es una auténtica maravilla, seguro que si vas por allí, no dudas en probarla.

      Saludos!!!!

  4. Genial, a mí me pasó algo parecido a lo de Carmen con la ternera en Takayama, como no tengo ni idea de japonés me pedí algo que estaba en la carta que tenía un precio mínimamente decente, el caso es que era un pinchito de carne, me supo a bastante poco pero he de decir que estaba de muerte!!! Qué puntazo lo de los monjes aunque deberían practicar más musicalmente hablando, jejejeje. Desafinan un poco!!! No visité ninguno de los dos lugares pero tienen muy buena pinta, me los dejo pendientes para mi próxima visita a Japón que espero llegue algún día porque me enamoró el país!!! Un abrazo para los dos. 😉

    • No veas como hacían sonas las flautas, que estridencia, pero la verdad que molaba. Te tocará volver por allí me temo, a nosotros nos pasa lo mismo, sin más remedio tocará ir a Japón otra vez y otra y otra !!! 😀

      Un abrazo!!!

  5. Enhorabuena por el cambio de look, está claro que quedan muchas «próximas paradas» aún y el blog poco a poco se va adaptando. La cabecera está chulísima, y lo de las fotos más grandes es una gozada 😀
    Respecto al relato, que suerte tuvisteis con los monjes!! Tuvo que ser un momentazo… Y la carne de kobe, aunque haya que rascarse el bolsillo yo también la porbaría porque soy carnívoro al 100% jajaja!
    Un abrazooo

    • Me alegra que te guste el cambio Dany. Ya te digo que para los amantes de la carne como nosotros, es casi pecado volverse de Japón sin probar un bocado de ternera de Kobe 😀

      Un abrazo!!!

  6. Unas visitas muy interesantes. Desde luego, en estos sitios te das cuenta de lo diferentes que son las culturas del planeta, con ese momento estelar vivido. Que cosa más curiosa.
    Pues gracias a que algo sabes de japonés, no me quiero imaginar yo en esa situación en el restaurante.
    Por cierto, te veo el año que viene en China… (y esta vez no se me escapa, como me pasó con Roma, jejeje)
    Un saludo chicos

    Por cierto, el diseño muy chulo. Me gusta mucho.

    • Es que entramos en un restaurante con pinta de americano y anda que sabíamos hablar algo de inglés… pero fue muy divertido hacernos entender xDDDD

      Ya andas intentando descubrir el próximo viaje después del que toca en breve, eso es apuntar alto jaja

      Un saludo!!!

  7. Me ha encantado Hiei! lo tenía en mi lista de futuros y me lo acabais de confirmar 🙂 Por cierto, nuestro momento de tranquilidad en esa zona fue en Kurama, con rotenburo incluido, os lo recomiendo 😉

    • Nosotros dejamos el rotenburo para el siguiente viaje, pero sin duda la próxima vez será un fijo del planning 😉

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