Recuperados de un domingo movido, con un cumpleaños que seguramente recordaremos por muchos años, tocaba retomar nuestro calendario de visitas. Esta vez estrenaríamos nuestra base en Osaka y comenzaríamos a movernos por la zona para descubrir los rincones más destacados de la región de Kansai, que comprende las prefecturas de Nara, Kyoto y la propia Osaka entre otras.
Como llegar de Osaka a Nara
La primera parada del día sería a la que fue capital del país en el Japón medieval, Nara. Para ello tomamos la siguiente combinación en tren:
Durante este día todo los trayectos entrarían en la Japan Rail Pass, por lo que ese capítulo de gastos lo tendríamos cubierto y como comprobaréis a medida que pasaban las horas, fue una jornada de los más rentable en su uso, pues utilizamos el tren bastante. La conexión entre la estación Tennoji de Osaka y Nara es estupenda, en el andén 16 perteneciente a la JR Yamatoji Line nos montamos cuando aún no eran las 9 de la mañana y en aproximadamente 40 minutos estábamos en la estación de Nara.
Nada más bajarnos encontramos un gran edificio que pertenece a la oficina de turismo, allí podemos encontrar amplia información de Nara, será muy útil especialmente para seguir un camino lo más lógico posible, ya que los monumentos históricos de la Antigua Nara se encuentran repartidos por una amplia área natural, aunque existen gran cantidad de paneles informativos en los que podemos encontrar el punto donde nos hayamos, así como nuestra disposición en relación a los lugares a visitar.


Antes de comenzar nuestra visita nos paramos un rato a organizar la visita y a desayunar. Como se aprecia en la imagen de más arriba, en Osaka les encantan la bollería, por lo que encontramos dulces y pasteles de todos tipos y a bastante buen precio. La repostería fue nuestro sustento mañanero durante los días que pasamos en la ciudad, no es algo que sea muy saludable para mantenerlo durante muchos días, pero desde luego con las caminatas que nos pegábamos lo quemábamos sin problemas 😀
Nara
Nuestra ruta fue muy similar al circuito a pie por Nara-Koen que propone la Lonely Planet, aunque nosotros dejamos Kōfuku-ji para el final. El itinerario fue de unos 6 kilómetros y medio, la duración dependerá del tiempo que nos vayamos deteniendo, aunque el camino por regla general es bastante cómodo:
Patrimonio de la Humanidad desde 1998 es para mi gusto uno de las grandes visitas que no debe faltar en un primer viaje a Japón. Una de las peculiaridades de este parque es que alberga más de un millar de ciervos en libertad, en el pasado para el budismo eran considerado como mensajeros de los dioses y que en la actualidad son tesoro nacional. Por todo el parque encontramos vendedores de shika-sembei (galletas de ciervo) para que los alimentemos, los animalitos se mantiene tranquilos hasta que ven que alguien se aproxima a uno de estos puestos, automáticamente rodean al sujeto y se mantienen exaltados deseosos de hincarle el diente, en ocasiones a la galleta y en otras a la mano, es una práctica de riesgo sin duda. Nosotros no llegamos a comprarlas, pero si que vimos a más de un turista pasando apuros 😀



Paseamos un buen rato por el parque hasta que nos aproximamos al primer monumento a visitar de Nara, no sólo por su espectacular belleza, sino porque a medida que pasa la mañana, cada vez habrá más gente en su interior y será más complicado de ver. Para ello atravesamos la puerta de Nandai-mon que se encuentra protegidas por dos guardianes Nio, consideradas como una de las tallas más bellas del país y que datan del S. XIII. Este recinto se puede visitar de forma totalmente gratuita, pero para descubrir su máximo encanto tocará pagar 500 yenes, para entrar a visitar el Daibutsu-den.
El Todai-ji es el impresionante monumento que tenéis más abajo, que está considerado como la construcción de madera de mayor tamaño del mundo, pero más curioso es saber que fue reconstruido en 1709 y que el original ocupó 2 veces más del tamaño con que cuenta actualmente, casi cuesta imaginarlo. En su interior se encuentra una figura del Gran Buda, con unas dimensiones de 16 metros de alto y 437 toneladas de bronce y 130 kilos de oro, está considerada la estatua de buda más grande del mundo bajo techo.
Al ser uno de los monumentos referentes en Japón, la cantidad de gente a su alrededor es brutal, por lo que las sensaciones son parecidas a cuando se visita el Taj Mahal. Como siempre antes de entrar en el templo budista toca pasar por la pira y echarnos el incienso por encima para purificarnos.



Una vez dentro podemos ver de cerca la representación del Buda Dainichi, que se supone que es anterior a todos los mundos. Se cree que la figura fue construida como un amuleto contra la viruela que ponía en serio jaque al país. Allí podemos encontrar unas bolsitas muy famosas en Japón que se suelen regalar como amuletos talismanes para atraer la buena suerte en distintas facetas de la vida, como la pareja, la salud, la descendencia entre otros asuntos, aunque se pueden encontrar en más lugares del país, aquí la cantidad es mucho mayor y generalmente el precio no varía de uno a otro lado.
Uno de los pilares del interior del templo cuenta con un agujero en su base por el que las personas intentan pasar, se dice que quien logra cruzarlo es bendecido con la iluminación. En mi caso, tenía puestas grandes esperanzas en poder realizar tal proeza, pero sin duda lo puedo catalogar como la gran decepción del viaje, ni por asomo fui capaz de ni siquiera introducirme, ya que el ancho no era lo suficiente y fue un fallo estrepitoso en mis intenciones de ser consagrado 🙁


Terminada nuestra inspección al templo salimos y rodeamos el lago a mano izquierda, en primer lugar vimos la corona de la antigua pagoda, una especie de torre dorada rodeada por círculos bastante curioso. Siguiendo el camino se encuentra el templo de Shoru, allí se encuentra una de las campanas de bronce más antiguas de todo el país, con nada menos que 5 metros de diámetro y que resuena en todo el parque al ser golpeada por un madero de bambú de forma lateral.
Siguiendo este sendero no faltarán nuevos encuentros con los amigables ciervos, por la época se encontraban sin cuernos, pero en otras estaciones distintas a la primavera sus cornamentas suponen cierto peligro para el turista, aunque tampoco hay que caer en el pánico. Los amantes de la fotografía gozarán como niños chicos a lo largo de este paseo por el parque hasta que ascendemos a todo lo alto de la colina.
Si avanzamos hacia la colina llegaremos al Nigatsu-do, una de las estructuras más destacadas del parque, famosa por las excelentes vistas que se pueden presenciar de la ciudad de Nara. Al sur de este mismo edificio se encuentra el Sangatsu-do el edificio más antiguo de todo el recinto del Todai-ji. Esta zona es mucho más tranquila que todo lo que rodea al famoso buda, por lo que el paseo se nos hizo la mar de agradable y pese a que teníamos previstas más visitas posteriores a Nara, no nos importó invertir todo el tiempo que creímos oportuno en caminar y descubrir este fabuloso complejo.
Cuando llegamos a todo lo alto del cerro nos encontramos con una estampa muy singular, si ya en Tokyo tuvimos la oportunidad de presenciar una boda tradicional japonesa, en esta ocasión en Nara presenciamos el reportaje de una pareja de japoneses, pero con los clásicos trajes occidentales. Así pudimos ver las 2 versiones en un mismo viaje. Desde luego que no me cabe duda que elegir este lugar para realizar las fotos del enlace es todo un acierto, ya que el ambiente es espectacular y deben quedar unas tomas estupendas 😀
Desde aquí tocaba descender hasta el Kasuga Taisha, fundado en el S. XIII por la familia Fujiwara, este monasterio sintoísta se encuentra a los pies de la loma y cada día recibe la visita de una gran cantidad de fieles que van a mostrar sus plegarias delante del pabellón principal. Uno de sus encantos más destacados son los farolillos que lo rodean y que son encendidos cuando cae la noche, pasear por el bosque primigenio que lo envuelve, es totalmente aconsejable según vamos descendiendo por el parque del ciervo, una vez volvemos al lugar de inicio de este espectacular recorrido.

El resto del paseo nos lleva por una serie de templos secundarios hasta llegar al Shin-Yakushi-ji, un templo fundado en el año 747, aunque su actual sala principal data del S. XVIII. Pero el verdadero interés se encuentra frente a él, ya que al otro lado de la calle y ascendiendo por unas escaleras podemos apreciar el Kōfuku-ji, templo que fue trasladado en el año 710 de Kyoto pra convertirse en el principal de la familia Fujiwara. Lo más llamativo de todo el recinto son las 2 pagodas de 3 y 5 plantas que datan de 1143 y 1426 respectivamente. Estando considerada la pagoda de 5 plantas como la segunda más grande de Japón, sólo superada por el To-ji de Kyoto.

En sus orígenes el complejo contaba con 175 edificios, pero los incendios y la guerras acabaron con gran parte de ellos. En nuestra visita había algunos edificios en esa zona en restauración, pero por fortuna los más destacados estaban perfectamente visibles, por lo que fue una visita de lo más completa. Desde las 10 aproximadamente que llegamos, nos demoró unas 4 horas y lo vimos todo con bastante detenimiento, por lo que se podría decir que nos ocupará una mañana completa la visita, pero desde allí se pueden realizar varios desplazamientos no demasiado largos para completar el día.
Como llegar de Nara a Uji
Terminado nuestro paso por Nara tocaba volver a coger brevemente el tren y desplazarnos hasta Uji. Esta fue la ruta que realizamos:
Al sur de Kyoto se encuentra Uji, ciudad de casi 200.000 habitantes que es famosa por el templo que alberga y por el cultivo de té. Como era una parada que nos pillaba de camino de la ciudad milenaria, decidimos realizar una breve parada para conocerla. Una vez llegamos a su estación tenemos que coger el camino de la izquierda hasta llegar a su río, allí se encuentra el puente de piedra de Uji, el más antiguo de Japón y que en el pasado fue escenario de muchos enfrentamientos bélicos.
Uji
Llegar a Uji después de haber pasado por Tokyo y Osaka, fue como de nuevo volver a un ambiente más relajado al estilo de Nikko. Todo casitas de planta baja, calles tranquilas con poco tráfico y todo rodeado de naturaleza. Las vistas desde el río son fabulosas e incluso si lo queremos podemos montarnos en una barca turística y recorrerlo, aunque existe una paseo contiguo por el que se puede caminar libremente.
Próximo al puente se encuentra una estatua que recuerda una de las batallas que ocurrieron hace siglos en el lugar, tal como se relata en El Cuento de los Heike, en el año 1181 el Prince Mochihito fue persuadido para que actuara como el mascarón de proa de una rebelión contra el clan Taira. En la batalla de Uji Bridge, el pequeño ejército de Genji fue derrotado y mataron al príncipe. Los comandantes de Genji, Yorimasa y Nakatsuna, se suicidaron en el pabellón de pesca del templo principal de Uji.


La calle que lleva a su principal reclamo, el templo de Byodo-in, es una vía peatonal y comercial, que intenta representar el Japón tradicional, aunque se nota claramente que todo está construido recientemente. Como no es un lugar tan turístico como pueda ser la ciudad de Kyoto, se encuentran cosas a mejores precios, especialmente recuerdos. Nosotros como ya eran casi las 3 y aún no habíamos parado a comer, hicimos un alto en el camino y nos pusimos en el río a almorzar.
Aún teníamos embutido del que habíamos traído de España, por lo que siguiendo nuestros principios de viajeros low cost, nos sentamos en un banco próximo al río y mientras que contemplábamos el lugar, almorzamos tan ricamente y no me equivocaré al decir, que fue una de las comidas más afables y placenteras que he realizado nunca. Seguramente Uji no sea un lugar tan apasionante como pueda ser Kyoto, pero tiene un algo especial que me hizo disfrutar de los instantes que estuvimos por allí. Desde luego seria un sitio que me gustaría descubrir con detenimiento si alguna vez estuviera por Japón durante varios meses, no brilla por la cantidad de monumentos con que cuenta, pero es un sitio que me resultó de lo más agradable 🙂

Una vez terminamos de comer nos fuimos rumbo al templo budista de Byodo-in, para entrar tenemos que pagar 600 yenes. En el pasado fue una casa de campo reconvertida en templo. El Hoo-do (sala del Fénix), se construyó en el 1053 y es el único edificio original, es uno de los pocos edificios de arquitectura del periodo Heian que se conservan en la actualidad. Los fénix que se pueden apreciar en el tejado están considerados como aves protectoras de Buda. A su alrededor en una especie de museo podemos visitar la estatua de Amida, lo que vendría a ser el paraíso de Buda que data del S. XI. La forma más sencilla de ver este templo es coger una moneda de 10 yenes y en una de sus caras podremos ver la silueta de este monasterio.
Como ir de Uji a Fushimi Inari
El planning del día transcurría tal y como lo teníamos fijado, por lo que pasadas las 4 de la tarde, dejamos Uji para poner rumbo a la estación de Inari:
Fushimi Inari
En un viaje muy cortito en tren que no llegó ni a la media hora, nos plantamos en la misma puerta del principal templo sintoísta dedicado al espíritu de Inari, deidad japonesa de la fertilidad, el arroz, la agricultura, los zorros, la industria y el éxito en general. Aunque comúnmente Fushimi Inari, como se llama a este santuario, es conocido por la serie de toriis rojos que delimitan el camino colina arriba donde se enmarca el monasterio. El hecho de haber dejado esta visita para el final había sido con toda la idea, para poder disfrutar del lugar tanto durante el día, como al anochecer, momento en el que el camino se mantiene iluminado con centenares de faroles, lo que lo convierten en un lugar mágico.


En la entrada del monasterio se encuentran los zorros de Inari o Kitsune, que actúan como mensajeros, según el folclore japonés poseen habilidades mágicas y son los encargados de proteger los bosques y las aldeas. Se dice que con la edad van creciendo en sabiduría y siendo el más poderoso el kitsune de 9 colas, los afamados lectores del manga de Naruto seguro que han leído con simpatía estas aclaraciones 😀
Realizar el camino hasta todo lo alto de la colina de Inari es un auténtico reto, a medida que ascendemos iremos viendo esas hileras tan famosas de toriis que se encuentran ahí fijadas como ofrendas por los comerciantes a cambio de buena suerte en los negocios, según se dice puede haber más de 32.000 pequeños santuarios repartidos por toda la montaña, entre los múltiples caminos que serpentean por el entorno.

Según se tiene constancia las primeras ofrendas datan del año 711, aunque la principal estructura del santuario fue construida en 1499. A lo largo del camino no dejamos de ver pequeñas zonas de oración donde los feligreses se encuentran orando, dejando pequeños toriis como ofrenda (o no tan pequeños) y como no podía ser de otra forma, las clásicas tablillas que abundan en este tipo de centros religiosos, muchos de ellos sorprenden, porque no sólo cuentan con escritos con buenos propósitos, sino que en muchos de ellos hay dibujos, entre los que destacan figuras de zorros.

Si nos despistamos un poquito y nos salimos de los senderos marcados por los arcos tradicionales japoneses, podemos movernos por caminos que discurren por bosques de bambús, sabíamos que en la propia ciudad de Kyoto hay uno muy famoso y que no nos lo debíamos perder, pero de todos modos aprovechamos a caminar por allí un buen rato, como punto a su favor, en esta parte del sendero apenas se cruza uno con nadie y la sensación es muy placentera, aunque si os digo la verdad, no se ni como dimos con este lugar, pues casi sin pensarlo nos desviamos y acabamos por allí, aunque para retornar optamos por dar la vuelta, ya que ese camino era casi inacabable y comenzaba a anochecer 😀

Es sin miedo a equivocarme uno de los lugares en que más fotos he hecho, seguramente muchas de ellas sean casi iguales, pero la situación te estimula a no parar de pulsar y pulsar para plasmar cada detalle de una de las rutas más bellas que he realizado en mi vida. Según avanzábamos y caía la noche, el panorama iba siendo aún mejor.

En llegar arriba del todo podemos tardar algo más de 1 hora, en la cima se encuentra el santuario Go Honden y la puerta de Sakura, por lo que habremos superado toda la serie de toriis hasta la cumbre. Desde arriba se puede apreciar perfectamente la ciudad de Kyoto y como es lógico, apenas unos pocos son los que se animan a llegar hasta allí, por lo que el silencio es casi total. Nosotros evidentemente no podíamos dejar la oportunidad de cumplir la meta y más abajo está la foto que refleja nuestro logro, ahora ya sólo quedaba bajar todo lo que habíamos subido 😀
Cuando comenzamos a bajar eran más de las 6 de la tarde y el sol se había ocultado por completo, los farolillos del camino se comenzaban a encender y el camino se volvía misterioso dejando cruzar entre los barrotes tenuemente la luz.


Hasta que finalmente se hizo de noche y únicamente los faroles nos permitían seguir descendiendo hasta llegar a la zona de templos de la entrada del recinto. Estando en un país tan seguro como en Japón no hay de que preocuparse, pero para los más temerosos, el ambiente es lo más parecido a las clásicas películas de terror adolescente, poca luz, sombras a nuestro alrededor y el sonido de los cuervos graznando airadamente.

El descenso esta vez lo realizamos en aproximadamente cuarenta y cinto minutos, siendo la subida más pesada por la considerable cuesta en algunos puntos, pero la baja se hace casi sin darse cuenta. Una vez abajo podemos fijarnos en algunos detalles de los templos que permanecen iluminados toda la noche, como los clásicos faroles de papel encendidos o algunos en los que se podían distinguir los signos del zodiaco. Para terminar la visita no dejamos escapar la ocasión de hacernos una foto con un kitsune que nos despide a la salida.
Como ir de Fushimi Inari a Kyoto
Como la jornada había sido más que completa y al día siguiente nos tocaba hacer un buen viaje en tren, decidimos darlo por concluido y marchar hasta Kyoto para regresar a Osaka. Para ello la conexión no podía ser más sencilla:
Estación de Kyoto
Una vez estamos en la estación de Kyoto, volver a Osaka es realmente fácil, pero antes dimos un paseo para tomar referencias de cara a los próximos días en los que tocaría visitar esta ciudad en profundidad. Esta estación es realmente grande, por lo que si llegamos por la noche nos podemos sentir un tanto perdidos, pero una vez se le cogen las distancias y donde se encuentran los andenes o las salidas para coger el metro o los autobuses turísticos, no habrá mayor problema para orientarse. En la imagen de más abajo podéis ver unas escaleras en las que se encuentra serigrafiado Doraemon, el gato cósmico, que por aquel entonces se encontraba en plena promoción en Japón de su última película.
Como ir de Kyoto a Osaka (Tennoji)
Para volver al apartamento en el barrio de Tennoji en Osaka lo único que había que hacer es conectar hasta la estación de Osaka en JR y desde allí coger la línea circular hasta Tennoji. Por lo que en algo menos de una hora nos plantamos de vuelta:
Cuando nos disponíamos a irnos, vimos desde uno de los ventanales de la estación la Torre de Kyoto, con sus 131 metros de altura sirve como observatorio de la ciudad y en su base se encuentra un centro comercial y un hotel. Bajo mi punto de vista esta es una ciudad para visitar a pie, y no merece demasiado la pena subir allí para divisarla desde las alturas.


Pasadas las 9 de la noche llegamos de vuelta. El día había sido aprovechado hasta el límite y si hicieramos un sumatorio de lo que hubieramos gastado en JR Pass, nos daría nada menos que 2.190 yenes que se dice pronto. Por lo que aunque el día anterior no hicimos casi uso de ella, esta vez si que la rentabilizamos. Al llegar una cena rápida y a dormir, el martes que estaba apunto de comenzar nos llevaría muy lejos de Osaka, tocaría coger un shinkansen nuevamente, pero desde luego que el destino lo merecía, aunque todo no saldría según lo previsto. Pero esto ya será parte de una próxima entrada.
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30 Comentarios
Coincido en que Nara debe formar parte de un primer viaje a Japón, por su belleza y por su importancia histórica.
Lástima que no nos diera tiempo a conocer Uji ni el Fushimi Inari, uno de los templos más célebres del país.
Siempre está bien tener lugares tan míticos por visitar en Japón, una excusa perfecta para volver, aunque como si la necesitáramos … xD
Me ha encantado Fushimi Inari!! Ese será un indispensable cuando vaya a Japón seguro!! Aunque creo que acabaré un poco hasta la coronilla de tanto templo.. jejejeje.
Si eres de los que se saturan con tanto templo, lo mejor es que intentes ir variando las jornadas, porque en Kyoto por ejemplo a cada punto que mires, te ves 3 o 4 templos sin despeinarte. A nosotros nos dijeron lo mismo de Nepal y la verdad que disfrutamos mucho, en Japón aún más, no nos cansamos de ver este tipo de lugares, cada uno tiene su gracia 😀
¡Qué ganas me entran de volver cada vez que veo las fotos! XDD
Desde luego intentamos aprovechar los días lo máximo posible, pero sin prisas. Disfrutamos como niños chicos. El día estuvo lleno de platos fuertes, eran tres visitas a las que le tenía bastantes ganas, sobre todo Nara y Fushimi Inari. Tengo clarísimo que cuando volvamos a Japón, repetiremos estas visitas.
Imagínate lo que sufro yo haciendo las entradas y seleccionando las imágenes, es una tortura… Espero que no tardemos mucho en volver, la espera será dolorosa xDD
Vaya día más bien aprovechado, si te sirve de consuelo yo tampoco pasé por la columna en Nara, jejejeje. Ni lo intenté porque creo que está hecho a su medida. Nara fue uno de los lugares que más me gustaron, qué recuerdos!!! Un abrazo. 😉
Que decepción… Yo que pensaba que podría pasar y ni de broma 🙁 Nos tocará buscar la iluminación en otro lugar xDDD
Un abrazo!! 😉
Qué día más aprovechado!!! Eso sí es sacarle partido a la JR Pass.
Fushimi Inari se ve genial, lo tendré en cuenta para cuando pueda ir a Japón!
Este día si volviera a Japón, lo calcaría al dedillo, fue uno de esos días que salieron a pedir de boca 😀
Me apunto no perderme esta visita para el día que vaya a Japón!!! Así que los ciervitos pueden ser un poco agresivos si compras sus galletitas??? Pero qué tienen las dichosas galletas??? jajajajaja
Un día muy bien aprovechado!!!
Un abrazo
Vete tú a saber lo que tienen las galletas, deben estar riquísimas. Al menos cuando estuvimos los ciervos tenían los cuernos cortados, ahora mismo si vas te juegas un ojo xDDD
Un abrazo!!!
Muy chulo y auténtico Nara, desde luego es con diferencia el lugar que más me ha gustado por ahora (lo siento por Akihabara xD)
La verdad que Japón donde más sorprende es en sus entornos naturales, muchos tendrán la conciencia de que es un país lleno de rascacielos y calles abarrotadas de gente, pero viendo días como este, te das cuenta de que eso está lejos de ser cierto.
Eso sí que es aprovechar el día! Nara tiene que ser encantadora con los ciervitos danzando por ahí, y las columnas de Fushimi Inari espectaculares, no me extraña que no pudieras parar de apretar el disparador jejeje!
Ese el típico sitio que merece la pena llevar 2 baterías para la cámara, o nos quedaremos con cara de tontos a la mitad de la tarde XD
Ay, me ha encantado recordar mi paso por Japón. Es un viaje imprescindible, al igual que Nara. Nosotras fuimos durante el cherry blossom y el suelo estaba lleno de pétalo de color rosa, ¡una gozada! volveré a Japón, ¡lo sé!
Nosotros en Nara el hanami aún estaba por llegar, pero ya veréis como en las siguientes entradas lo disfrutamos y en condiciones 😀
Nosotros pensamos igual, alguna vez habrá que volver por allí jeje
¡qué pasada, chicos! Me han encantado las fotos! y el santuario de Go Honden es impresionante! Jo, que ganas de ir a Japón!!!
Un abrazo!
Es un lugar ideal para la fotografía, visualmente precioso. Tú tendrás muchas ganas de ir y nosotros de volver, Japón engancha.
Un abrazo!!!
Muy interesante Nara!! Nosotros estamos mirando un posible viaje a Japón, y sin duda Nara parece un imprescindible!! Saludos!
Esta jornada al completo es imprescindible, pero desde luego Nara es espectacular. A ver si mejora el euro, que ahora mismo el cambio está fatal 🙁
Saludos!
Si algún día voy a Japón no me pienso perder Nara ni Fushimi Inari. Creo que disfrutaría mucho más de lugares como éstos que de las grandes urbes (aunque sea imprescindible su visita). Por cierto, acabo de publicar en el blog la entrada de la ruta de senderism que te comenté. Te dejo el enlace por si te apetece echarle un vistazo…
Saludos!!
http://diarioviajekiana.blogspot.com.es/2012/08/torrent-de-la-cabana-campdevanol.html
La verdad que las 2 versiones de Japón (naturaleza y grandes ciudades) son estupendas, pero estoy contigo que donde más se disfruta es en mitad de la naturaleza y te lo dice un animal de ciudad 😀
Ya vi la entrada, menudo lugar, anotado queda jeje
Saludos!!!
Pues me ha gustado mucho Fushimi Inari, aunque no sé si me gustaría quedarme de noche por allí… por muy seguro que digas que es…
Con estos relatos me estás descubriendo un mundo nuevo para mí.
Un saludo 😉
Que se note que Japón no son sólo ciudades grandes, estos lugares son una maravilla y con la luz que hay no te preocupes, que no da nada de miedo xDDD
Saludotes!
Madre mía si que aprovechastéis el día! 😀 Nara mola mucho, especialmente el pueblo que casi nadie visita y tiene tiendas escondidas con mucho encanto. A mí Fushimi Inari me gustó pero me dio un poco de yuyu ver el tamaño de las telarañas que había entre los torii :/
Nara es una pasada y de esos sitios que no te importa repetir. Por esas tiendas estuvimos antes de irnos, la verdad que había cosas bastante chulas. Pues cuando nosotros estuvimos en Fushimi Inari no había tantas telarañas, será que es según temporada xDD
Que recuerdos! Inari nos encantó, y también conseguimos subir arriba 🙂 Por cierto, enhorabuena por el blog! me está gustando mucho!
Me alegra que estés disfrutando con las entradas, anda que menudo atracón de lectura te estás pegando 😀