Llegaba el momento de comentar la última jornada completa de nuestro viaje a Dublín, la ciudad nos recibía en exclusiva, pues cuando salimos a la calle sobre las 9 de la mañana no había ni un alma, algo que no me extraña para nada, según estaba el barrio de Temple Bar en la madrugada, pocos serían los valientes que sin apenas salir el sol del todo se aventurarían a recorrer la ciudad. Pero ahí estábamos nosotros, dispuestos a darlo todo para aprovechar este día, quedaban muchos puntos interesantes por visitar y no nos podíamos permitir el lujo de irnos sin conocerlos.

Si el día anterior andamos, este tocaría hacerlo mucho más, pues no veíamos necesario coger el transporte público para movernos hasta algunos de los puntos más alejados de la ruta, aquí podéis ver el camino que seguimos:

Nuestro primer destino de la mañana se encontraba bastante distante, a algo más de 5 kilómetros concretamente en el distrito oeste de Inchicore, tocaba visitar uno de los platos fuertes de la ciudad, su antigua cárcel cercana a Phoenix Park.
Para ello caminamos todo el rato por una carretera paralela al canal, el camino nos hizo conocer varios barrios periféricos de la ciudad, todos con sus vistosas casas adosadas con jardines en su parte delantera, en muchos de los ventanales se podían ver los clásicos árboles de navidad encendidos. Un asunto que me gustó mucho en relación a la planificación de estos suburbios, es que la mayoría de las casas tenían una zona comunitaria a compartir entre 4 o 5 viviendas, en donde podían aparcar sus coches y cerrar una verja, por lo que en ningún momento te encontrabas con coches aparcados en la calle, la carretera estaba preparada para tener 1 carril para cada sentido para los coches y otro carril en esta ocasión para las bicis, se nota que los planes de ordenación urbana han funcionado en esta ciudad desde hace ya bastantes décadas.

Tras andar aproximadamente una hora llegamos a Kilmainham Gaol, la antigua cárcel dublinesa, que hoy es un museo que nos permite conocer algo más de la historia del país a través de una visita guiada por sus pasillos, celdas y dependencias. Para los más cinéfilos, seguro que la recordarán por ser escenario principal de la película «En el nombre del padre«.
El horario de visitas es de lunes a sábado: de 9:30 a 16:30 horas y domingos de 10:00 a 17:00 horas. La entrada normal son 6 euros y para estudiantes 2 euros, una auténtica ganga. Si poseemos la Tarjeta Dublín Pass accederemos gratis.
Nada más llegar tuvimos la inmensa suerte de que un grupo de estudiantes que venía de Cork estaban esperando para realizar la visita y entramos con ellos, por lo que gracias a eso no tuvimos que esperar nada y encima se notaba que el guía se lo tomó mucho más en serio para informar lo mejor posible a los estudiantes y de ello nos beneficiamos nosotros, fue una visita estupenda.
Comenzamos la visita en la capilla de la cárcel donde nos ponen una proyección en la que nos explican la historia de la cárcel, antes de empezar preguntan de que nacionalidad son los visitantes para poner subtítulos a la narración en inglés, como éramos los únicos de fuera de la isla, pues únicamente colocaron en castellano y en todo momento el guía que iba realizando explicaciones en inglés obviamente, nos preguntaba si podíamos seguir la explicación o si lo hablaba demasiado rápido, pero la verdad, viviendo en Andalucía estamos más que acostumbrado a que la gente hable a toda mecha, por lo que no hubo ningún problema 😀

En esa capilla donde nos encontrábamos fue el lugar en el que Joseph Plunkett contrajo matrimonio con Grace Gifford en las horas previas a su ejecución por el pelotón de fusilamiento.
Cuya historia de amor cuenta con una canción llamada «Grace»:
As we gather in the chapel here in old Kilmainham Jail
I think about these past few weeks, oh will they say we’ve failed?
From our school days they have told us we must yearn for liberty
Yet all I want in this dark place is to have you here with meOh Grace just hold me in your arms and let this moment linger
They’ll take me out at dawn and I will die
With all my love I place this wedding ring upon your finger
There won’t be time to share our love for we must say goodbyeNow I know it’s hard for you my love to ever understand
The love I bare for these brave men, the love for my dear land
But when Pádraic called me to his side down in the GPO
I had to leave my own sick bed, to him I had to goOh, Grace just hold me in your arms and let this moment linger
They’ll take me out at dawn and I will die
With all my love I’ll place this wedding ring upon your finger
There won’t be time to share our love for we must say goodbyeNow as the dawn is breaking, my heart is breaking too
On this May morn as I walk out, my thoughts will be of you
And I’ll write some words upon the wall so everyone will know
I loved so much that I could see his blood upon the rose.Oh, Grace just hold me in your arms and let this moment linger
They’ll take me out at dawn and I will die
With all my love I’ll place this wedding ring upon your finger
There won’t be time to share our love for we must say goodbye
For we must say goodbye
Y es que si estas envejecidas paredes pudieran hablar tendrían mucho que contar, muchos de los líderes de las revueltas de independencia de Irlanda fueron confinados allí y muchos de ellos fusilados.
En muchas de las celdas se conserva encima de la puerta el nombre del preso que ocupaba esa mazmorra, en este caso abajo podemos ver donde fue confinado Desmond Fitzgerald, revolucionario irlandés, poeta y político, que llegó a Kilmainham simplemente por hacer un discurso contrario a los ideales de entonces.
Por los pasillos continuamos la visita y nos van explicando en las condiciones que vivían allí los presos, curiosamente no separaban a los presos ni por sexo, ni edad, hombre, mujeres y niños convivían en las mismas condiciones.
Desde mi visita a Alcatraz, se me despertó una importante curiosidad por este tipo de lugares, si la visita está bien documentada, podemos conocer mucha historia del país y de los conflictos que se vivieron en el pasado, así como la conexión entre ellos y en este caso es una delicia el recorrido que se hace.

Continuamos por varias salas importantes en las que se vivieron momentos de referencia en las revoluciones de Irlanda y a la explicación del guía se sumaron las intervenciones de algunos alumnos y profesores que decidieron leer algunos pasajes históricos, desde luego todo fue de lo más emotivo, mas aún para ellos que se nota que sienten los acontecimientos de su patria.
Una de las zonas más espectaculares es la del vestíbulo principal que es de lo más espectacular, donde dejas la imaginación volar y te transportas unos 100 años atrás y piensas como sería de diferente todo aquello por esos tiempos.
Este vestíbulo ha sido una referencia para otras prisiones de la actualidad, especialmente para las de Estados Unidos, como podéis ver en el vídeo de más abajo, está perfectamente conservado:
La última parte de la visita está destinada a visitar el patio donde fueron ajusticiados en Mayo de 1916 algunos de los miembros de la revuelta nacionalista, así como el punto donde se ejecutó a James Connolly obrero irlandés y socialista que fue tiroteado durante los acontecimientos revolucionarios y cuyo estado no le permitía ser transportado donde el resto, la verdad que el guía lo sabía transmitir de una forma estupenda y en ciertos momentos hasta se te ponían los vellos de punta al pensar que se cometieron tales atrocidades.


La visita concluyó en aproximadamente una hora y nosotros pusimos rumbo al siguiente objetivo de la mañana, Phoenix Park, pasando de largo Winter Wonderland una especie de parque de atracciones que en época navideña cuenta con pistas de hielo y decoración acorde con la estación.
Un dato que nunca está de más recordar es que en Irlanda conducen a la inglesa, por lo que nunca estará de más mirar a izquierda y derecha, pero en el sentido contrario a como lo hacemos en España, no obstante ellos siempre nos lo recuerdan si miramos al asfalto 😀

Cruzamos el río Liffey pronto llegamos al gigantesco Phoenix Park, con más de 700 hectareas es uno de los parques urbanos más grandes de Europa, fue creado con el objetivo de servir como reserva natural de ciervos, pero a mediados del siglo XVIII fue remodelado para abrir sus puertas al público. Desde luego es un sitio ideal para pasar la mañana caminando, recorrerlo nos puede llevar al menos 4 horas, por lo que el paseo será largo, nosotros únicamente recorrimos una pequeña parte de él.
Se encuentra cercado por una valla de nada menos que 16 kilómetros, por él, se puede circular a pie, en coche o en bicicleta. Una lástima no haber podido ver ciervos, pero la vista se pierde en el horizonte entre la vegetación y tampoco teníamos tanto tiempo como para inspeccionarlo en profundidad.

Aunque si que tuvimos un rato para hacer un alto en el camino y desayunar algo en tan singular paraje. Algunos de los puntos a destacar en el parque son la Columna de Phoenix, un obelisco coronado por la figura de la milenaria ave fénix, la residencia oficial del presidente de Irlanda, el zoo de la ciudad, uno de los más antiguos del mundo y Wellington Testimonial, un impresionante obelisco que podemos ver más abajo en una imagen y que fue erigido en honor al duque. Como veis si se va con tiempo es un lugar muy interesante, en caso de que no podamos acercarnos, nos tendremos que conformar con visitar St Stephens Green, que también está muy bien y desde luego pilla mucho más a mano 😀

Terminada nuestra visita por los verdes pastos de Phoenix Park, pusimos rumbo a uno de los símbolos más característicos de Irlanda, la Fábrica de Guinness que se encuentra a unos 20 minutos andando de donde nos encontrábamos.
A medida que nos vamos acercando a la zona industrial donde se enmarca, vamos viendo que la palabra Guinness se va repitiendo una y otra vez sin parar, alrededor vemos oficinas, antiguas fábricas ya en desuso e incluso la casa de Arthur Guinness, el fundador de la compañía Guinness en 1759 tomando su sede definitiva en St. James’s Gate Brewery.
Todo está perfectamente señalizado para llegar a la Guinness Storehouse, una vez pasamos por los históricos edificios, tocará girar a la derecha e dos ocasiones hasta introducirse en unos callejones que nos hacen meternos en la industria cervecera de antaño.
La entrada cuesta 14,40€ o 10,60€ si somos estudiantes, como fue nuestro caso, mientras que si tenemos la Tarjeta Dublín Card, será gratuita.
Con la entrada tenemos acceso a los almacenes de Guinness y haremos un recorrido por todo el proceso de su elaboración, así como varias catas de cerveza, todo ello amenizado por una audioguía que nos va explicando en castellano lo que estamos viendo.

En la entrada podemos ver una evolución de las botellas, así como una copia del contrato de arrendamiento de la fábrica por 9.000 años, que fue firmado por el mismísimo Arthur Guinness, así como hacernos las clásicas fotos con varios carteles de la marca.
La primera fase de la visita es la destinada a hablar sobre los cuatro ingredientes que componen la cerveza: agua, lúpulo, cebada y levadura. Se nos explica como juega un papel fundamental hacer una mezcla perfecta de estos elementos para que se consiga el sabor del que presume esta cerveza tan especial.
En todo momento nos invitan a que toquemos y probemos lo que tenemos delante, así que aprovechamos para tocar la cebada.

En la zona donde nos explican la importancia del agua, a parte de la información que nos brinda la audioguía, lo que más nos llamó la atención fue la manía que tenemos en todos los países de en donde vemos un charquito de agua, allá que vamos a echar nuestras monedas, esta tradición no entiende de países ni de culturas, es algo totalmente global, en este lugar dudo incluso que tenga una explicación, simplemente la gente lo hace 😛

Una vez ascendemos a la primera planta, llegamos a una zona donde se encuentra la maquinaria que elaboraba antiguamente la cerveza, destacan los enormes barriles de madera y el cuidado estado del molino, el tostadero y el alambique, mientras nos van comentando paso a paso todo el proceso.
Una vez sabemos que elementos se usan para su realización y el proceso, llegamos a una sala de catas, donde podemos coger unas cervezas y probarlas, sin duda junto con el Gravity Bar, es una de las zonas donde más gente se congregan, pues aunque lo normal es coger un vaso por persona, no parece que tengan mucho control y la gente rebosaba felicidad en sus caras.

Este momento seguro que para la gran mayoría sería la situación clave de la visita, después de tanto caminar, seguramente no hay nada mejor que mojar el gaznate y encima «gratis» ¿no? Pues siento amig@s contaros un secreto, igual muchos lectores se echan las manos a la cabeza, pero era algo que no podíamos seguir escondiendo, ni a Carmen ni a mi nos gusta la cerveza, ni rubia, ni negra, de hecho en este terreno somos un poco «raros», pues ni nos gusta el té, ni el café y como digo, tampoco la cerveza, nuestro único interés era conocer la fábrica, ver como se produce, pero el hecho de tomarnos una buena pinta no es que nos llamara la más mínima atención, aunque como somos unos «auténticos aventureros», dejamos nuestros gustos atrás y como veréis en el vídeo de más abajo le echamos valor y nos las tomamos como unos auténticos campeones, era una apuesta personal que teníamos, aunque como notaréis, dudo que la repitamos 😀
Después de pasar ese mal trago y nunca mejor dicho (por favor amantes de la cerveza no nos odiéis :D), pasamos a la siguiente planta donde nos cuentan algo sobre la historia de la cerveza y su fundación, uno de los apuntes más interesantes es que registraron como logo la famosa arpa, curioso fue el momento en que Irlanda quiso hacer uso de ese mismo símbolo para el país y se encontraron con la imposición de no poder hacerlo ¿Solución? Colocarla boca abajo, pues Guinness se había adelantado.
También podemos usar pantallas en las que ver el anuncio de la cerveza que se emitió en nuestro año de nacimiento y gran cantidad de posters y souvenirs, no falta un solo detalle y todo se muestra de forma excelente.
En esa misma planta daremos un repaso a la historia sobre su transporte, llevándonos a la época en que los toneles de cerveza eran transportados por el río y dando un papel muy destacado a los expertos toneleros, una profesión que era toda una institución, lleno de sacrificios, pero de la que se podían sacar grandes sumas de dinero.
En la tercera planta damos un repaso a las distintas campañas de publicidad, una de las más curiosas fue la que se realizó en 1916, soltando miles de botellas de cerveza al mar con sus respectivos mensajes dentro, muchas de ellas se siguen hoy en día encontrando. También podemos ver los distintos países donde se produce cerveza, evidentemente España aparece en esa lista.
En la cuarta planta podemos probar nuestro conocimientos sobre cerveza mediante juegos interactivos, así como conocer la historia del edificio a lo largo del último siglo. No podemos irnos sin dejar un mensaje en el tablón, estando a 1 de Enero, el nuestro fue para felicitar el año y dejar clara nuestra satisfacción por tan interesante visita.


Después de subir por varias escaleras mecánicas llegaremos a la última planta de la fábrica destinada a contarnos la historia de la cerveza, en ella también podremos comer algo e incluso tirar nuestra propia pinta, pues con la entrada tenemos opción si somos mayores de 18 años de tomarnos en el bar una buena pinta o tomar la que nosotros tiremos, en nuestro caso preferimos no tirarla pues a saber el destrozo que haríamos, pero quien quiera obtener un diploma como experto tirador de cerveza, que sea que tendrá que aguantar un poco de cola para hacerlo.
Por tanto, optamos por subir de allí al Gravity Bar, un agradable cervecería rodeada por una cristalera panorámica que nos brinda unas preciosas vistas de toda la ciudad de Dublín, encima el día era excelente, pues había salido el sol y se encontraba despejado, echamos un vistazo por allí y como nuestro trato con la cerveza ya había sido suficiente con la cata anterior, no canjeamos nuestra pinta gratis, mis amigos, amantes de la cerveza negra cuando se lo contamos casi nos matan, pero que le vamos a hacer, el mundo está lleno de personas con múltiples gustos y nosotros parece que no compartimos los más habituales, pero bueno, espero que se os pase el enfado contemplando las vistas de este vídeo:
Era ya la hora de comer y viendo que los precios en la Guinness no eran ni mucho menos económicos, pensamos que era el momento de finalizar la visita, al dejar las audioguías nos pasamos para echar una visita a la tienda de souvenirs, toda repleta de objetos de la marca, así como ejemplares del famoso Libro Guinness de los Records, que nació aquí también y que se planteó como una guía que sirviera para dar respuesta a los típicos debates de bar con suposiciones tan absurdas como «Que pájaro es más rápido» o «Que animal terrestre es más grande», no compramos nada, pues ya habíamos comprado suficientes cosas el día anterior.
Para comer decidimos irnos hacia el centro, de camino nos topamos con The Brazen Head a orillas del Liffey, este pub está considerada como el más viejo de toda Irlanda, remontando sus orígenes a 1198 ¡casi nada! De hecho por aquella época la ley seca prohibía el consumo de alcohol y estuvo varios años funcionando como local clandestino, quien quiera visitarlo debe dirigirse al número 20 de Bridge Street Lower, como referente tiene justo enfrente la Iglesia de St. Audoen’s, una de las iglesias medievales más antiguas de Irlanda y declarada Monumento Nacional.


Nuestro camino hacia el centro lo hicimos por la ribera del río, así pudimos ver el vistoso edificio del Tribunal Supremo de Irlanda, la máxima autoridad judicial irlandesa, destaca su diseño clásico y su cúpula central rodeada de columnas, una bonita zona donde detenernos para sacar unas fotos, especialmente al anochecer.
Nuevamente volvimos a cruzar el río por Ha’penny Bridge, esta vez no había ningunos manifestantes y fue todo mucho más relajado, así pudimos disfrutar del puente de una forma mucho más cómoda.
Y seguidamente llegamos a O´Conell Street donde aprovechamos para comer, eran casi las 3 de la tarde y con la paliza de caminar que nos habíamos pegado durante la mañana, las ganas de llenar el estómago y descansar bien merecían un parón. De pasó hicimos algo de tiempo pues queríamos ver toda esa avenida iluminada por la noche.

Cuando ya estábamos suficientemente descansamos, nos echamos de nuevo rumbo al puerto, queríamos ver varios puntos de interés de la ribera norte del río. En primer lugar nos encontramos con Custom House, un impresionante edificio neoclásico del siglo XVIII que sirvió en el pasado como sede de la aduana portuaria de Dublín, pero que hoy en día se usa para albergar allí el Ministerio de Medio Ambiente.
En mitad de nuestro caminar rumbo al puerto, nos comenzó a diluviar justamente en un tramo en el que en varios cientos de metros no había un solo soportal para resguardarse, por lo que nuestra decisión fue capucha puesta y seguir adelante como si nada, en cosa de 5 minutos dejó de caer agua y aquí no ha pasado nada… cosas del clima en esta ciudad, tan pronto está el sol fuera, como se pone a llover a mares.
Pronto llegamos al Jeanie Johnston, una réplica de un barco de tres palos que fue construido originalmente en Quebec, Canadá en 1847 por el escocés constructor naval JohnMunn, que hoy en día se encuentra junto al puerto de Dublín y que sirve hoy en día como museo, si queremos realizar la visita el precio es de 8,50 euros o 7,50 si somos estudiantes, en ella podremos aprender como fue la odisea de los emigrantes dublineses que durante la épocas de hambrunas se echaron a la mar en un pasaje transatlántico que les llevaría a América. En nuestro caso únicamente nos llegamos por allí por verlo de cerca y por contemplar las vistas del puerto, solo por ello merece la pena.


A la vuelta nos cruzamos con el monumento a la gran hambruna irlandesa que se sufrió en 1845, cuando un hongo microscópico acabó con las cosechas de todo el país, lo que desencadenó más de 1 millón de muertes y un éxodo brutal de población que emigró a otros países, de ahí podemos sacar esa identidad que tiene este pueblo de eterno exiliado.
La verdad que en navidad esta zona luce de una forma increíble y junto con Grafton, son las calles que no nos debemos perder por la noche en una visita invernal por estas fechas, la decoración estaba muy bien colocada, sin muchos lujos, pero la justa para conseguir un ambiente especial y único, como no podía ser de otra forma en esta época.

Para despedirnos de la ciudad, nada mejor que hacerlo en un pub clásico, en esta ocasión por ser el más conocido optamos por The Temple Bar, nada más entrar el ambiente te hace sentirte como en otro mundo, buen rollo, música en directo y esa esencia tan diferente a la que podamos vivir en un local de estas características en nuestro país mismamente, dentro parece que el tiempo no pasa y cuesta encontrar la hora de salir y volver al hotel.
En mi caso como buen aficionado al whisky, me pedí un buen irlandés con 7up, a lo que el encargado bien majo me dijo que allí había que tomárselo a palo seco el primero, que invitaba la casa y ya el segundo me lo podía tomar con lo que quisiera, desde luego no sería yo quien le dijera que no a ese ofrecimiento, así que el primero de un trago y ya luego el segundo con más calma que había que volver al hotel y encontrar el camino de vuelta, no era plan de beber demasiado 😀
En cuanto a los precios, todo dependerá de lo que pidamos, pues al entrar podemos ver una lista con más de 400 tipos distintos de whisky, en mi caso opté por un Jameson´s y la copa me salió por menos de 5 euros, eso sí, estar al loro, porque suelen ser un poco rácanos y te echan lo justito, lo mejor es poner carita de pena para que sean más alegres con la cantidad.

Después de disfrutar de la copa, el ambiente y la música en directo tomamos rumbo al hotel, así terminaba nuestra visita a Dublín con una satisfacción total, pues habíamos cumplido todas nuestras metas y de una forma cómoda, la verdad que la ciudad es estupenda para un fin de semana y no es agotadora para nada.
Al llegar al hotel nos decidimos por hacer la cena en el pub con que cuenta nuestro alojamiento, una pizza, unas alitas de pollo y una foto que nos sacó un gentil camarero, fueron los últimos momentos de este corto pero intenso viaje 😀
Mientras que cenábamos pasó una anécdota bastante curiosa, nos sentamos en una mesa desde donde no se podía ver la televisión, pero si que había cierto revuelo delante de ella, se notaba que se estaba disputando una competición importante, ¿fútbol? ¿rugby quizás? para nada… la final del mundial de dardos ¡casi nada!

De allí a dormir, al día siguiente tocaba madrugar, pues nuestro avión salí rumbo a Málaga a 9:30 horas, pero desde luego lo teníamos muy cómodo, simplemente tuvimos que coger el bus en la misma parada donde nos dejó a la ida y en menos de 1 hora ya estábamos en el aeropuerto.
En el camino nos encontramos con otros españoles que volvían a casa, todos coincidíamos en el buen ambiente que se respiraba la noche de año nuevo en la ciudad y en general todos estaban tremendamente satisfechos con la experiencia. Dublín una ciudad que te engancha desde el primer momento y que es una escapada perfecta si disponemos de pocos días de vacaciones.
Una vez terminada la crónica, en las próximas entradas me encargaré de relatas algunas conclusiones sobre el viaje, acompañados de un video reportaje y por último el clásico balance de gastos, pues aunque Dublín siempre se dice que es una ciudad cara, si tenemos en cuenta algunos consejos podremos visitarla sin tener que gastar demasiado.
34 Comentarios
jajajajaja no sé cómo no os gusta la guinness!!! si es supersuaveee!!!!! xDD vuestra cara lo dice todo desde luego jajajajaja muy chulo el reportaje 🙂
Al menos hicimos el esfuerzo de tomarnos la muestra que nos dieron al principio, pero dudo que repitamos XDDDD
Pensaba que era la única a la que no le gusta la cerveza, y menos la Guinness!!!! Yo cuando estuve en el museo no pude con ella y la dejé enterita… Fui con una amiga que también se la dejó… Y qué vergüenza pasamos dejando abandonaitos nuestros vasos enteros!! Solo nos mojamos los labios con ella!! jejejeje
Saludos
Hombre, veo que alguien más nos comprende XDDDD
Un saludo!
Desde luego no se puede decir que tenga mucha experiencia con la cerveza, pero a mí no me pareció suave en absoluto!!! Es más, recuerdo que se me pusieron los vellos de punta y estuve un rato con malestar en el cuerpo y todo XDD Pero era algo que teníamos decidido hacer… José Carlos debería añadirlo a su lista de metas!!! Sin duda, una de las más difíciles de hacer ;P
Ains Dublín!!! Ciudad que te acoge con los brazos abiertos y con una canción en los labios. Un viaje extraordinario. ¿Repetiremos? Puuuuuuuuuuuf… si nos toca la lotería, seguro. Pero es que hay taaaaaaaaaaaanto que conocer… XDD
Somos unos campeones, ya anda por aquí Antena 3 pidiéndome que ceda los derechos para hacernos una miniserie del suceso y todo xDDDD
Tu di que si… La cerveza no, pero el whisky bien que te lo tragas jejeje… Yo soy al revés. Yo prefiero la cerveza y la bebida fuerte se la dejo para los hombres de verdad jejejejeje… A mi me faltó hacer esa visita a la fábrica, pero la verdad que no la tenía entre mis cosas imprescindibles. Lo que si hice fue degustarlas en los bares… Pero para alguien que no le gusta la cerveza, beberse una tostada es cierto que no es la que mejor entra…
La visita a la cárcel también me gustó mucho. Yo se la recomiendo a todo el mundo que va… aunque no todos tienen los mismos gustos por estos lugares…
Un abrazo a los dos!!
Pues la verdad que la visita está genial y eso que nosotros la cerveza… pero lo bien montado que tienen todo y luego las vistas desde arriba lo merecen.
En cuanto a la cárcel como dices está genial y se aprende mucha historia durante la visita 😀
Un abrazo Victor!!
Me quedé con ganas de visitar la cárcel pero a nosotros no nos dio tiempo, por tus fotos y tus explicaciones tiene que estár chula!!! 🙁 También veo que aprovechasteis muy bien el tiempo, en el Gravity Bar podíais haber pedido coca cola o cualquier otra cosa, también entraba, jejejeje. Un abrazo. 😉
La cárcel está lejos pero merece una visita, si que vimos que se podía canjear por un refresco, pero en ese momento no había ganas y preferimos quedarnos con la entrada intacta xDDDD
Un abrazo!!!
Una entrada super completa! y una ciudad que, aunque la visité de pasada, me encantó!
Me alegra que te guste la entrada Vero, nosotros volvimos encantado y seguro que alguna vez repetiremos para seguir conociendo Irlanda 😀
Ay que rica la cervecita!! Aunque me gustan mucho más las tostadas (no las de pan de molde 😀 ) no le hacía yo ascos a una pinta bien tirada en la fábrica de Guinness. A ver si es verdad que la tiran tan bien allí.
Por lo que nos has mostrado Dublin parece una ciudad sencilla y con mucho encanto… a ver que vuelos encuentro…
Un abrazo.
Me alegra que te hayas animado a visitarla leyendo mi relato, desde luego que si os gusta la cerveza y tenéis unos días para hacer una escapada corta, esta es vuestra ciudad 😀
Un abrazo!
Kilmainham Gaol y la Guiness Storehouse, fueron dos visitas que se me quedaron en el tintero cuando estuve por Dublín hace ya más de 4 años… Aunque pese a que no visité la fábrica de cerveza, unas cuantas pintas si que me metí en el cuerpo en el tiempo que estuvimos allí 😉
Para la próxima visita a la isla esmeralda, me lo apunto sí o sí.
Saludos!
Para mi ambas visitas son imprescindibles, es de lo menos céntrico, pero merece darse un paseo hasta allí, en especial la cárcel 😀
Un saludo!
Pues unas visitas muy interesantes, aunque si he de elegir me quedo con la cárcel… me ha resultado muy curiosa.
Me he reido mucho con vuestras caras al beber cerveza… La verdad es que a mí las cervezas rubias si me gustan, pero las negras… como que no me terminan. Creo que yo también pondría caritas, jejeje
Un saludo 😉
Yo entre la cárcel y la fábrica Guinness también me quedo con la prisión, aunque ambas visitas están geniales, nosotros sin gustarnos la cerveza y poner esas caritas como dices, nos lo pasamos genial en ambos lugares 😀
Un saludo!!!
Vaya, nos has descubierto tu secreto!!!! A mí no me gustaba la cerveza hasta que me pasé un verano en Munich y tuve que acostumbrarme a la fuerza. Ahora puedo decir que soy una sibarita de la cerveza. Eso sí, la Guinness no me gusta, no puedo con la cerveza negra 🙁 . Pero el día que vayamos a la fábrica, Cesc ya se encargará de que mi copa no se quede llena, jejejeje.
Entonces por ahí tienes el asunto resuelto, se la toma Cesc y no hay problema. En nuestro caso como a ninguno nos gusta, pues demasiado que nos tomamos la cata xDDD
Ya te iba a dar yo una colleja por no beberte la cerveza, pero cuando he visto que te pimplabas el whisky como un campeón me he quedado tranquilo.. jajaja! Nosotros no vimos la cárcel y tiene una pinta estupenda, habrá que pasarse en una futura escapada a Irlanda, que el país tiene otros muchos encantos como sus espectaculares paisajes y acantilados y habrá que volver en un futuro… 🙂 Saludoss!
Es que el whisky es otra cosa… jaja Nosotros la próxima visita a Irlanda la dedicaremos a visitar su naturaleza, si hubiéramos contado con un día más nos habríamos acercado a Moher, pero con los días que fuimos lo mejor era centrarse en ver su capital.
Saludos!!!!
Vaya vaya con la Guiness, con lo que a mí me gusta pero está claro que para gustos los colores. La visita a la cárcel me ha encantado, yo no pude ir por falta de tiempo y estoy deseando volver, Dublín es una ciudad fabulosa, y no sólo por la cerveza, jejeje.
Un saludo !!!
Excusa perfecta para volver a Dublín y visitar la cárcel, al igual que las pintas, aunque en nuestro caso eso no llame menos la atención jajaj
Un saludo!
¡Irlanda es, de los viajes pendientes que tengo, el que más ganas tengo de hacer!
A ver si dentro de poco tengo la oportunidad.
Como no, me ha encantado la entrada.
Un saludo!
Chelo
Me alegra que te haya gustado la entrada Chelo y espero que esas cuentas pendientes con Irlanda se solventen pronto 😀
Un saludo!!! 😉
Gran entrada Jose Carlos D.S. La visita a la carcel me parece genial y visitar fábrica Guinnes debe ser lo máximo, sobre todo para un amante de la cerveza como yo…. Un abrazo
Esas 2 visitas están geniales y la segunda en cuestión seas un amante de la cerveza o no, merece mucho, aunque si te gusta la disfrutarás seguro aún más 😀
Un abrazo!!!
Hola!! Que ratrasado te tenía!!! Bueno…ya te he leido… Chulísima la carcel, las escaleras donde te has hecho lka foto me recuerdan mucho a Prison Break, la cárcel de la primera tempòrada….jeje
Por ceirto…¿Cómo se os ocurre iros a Dublin si no os gusta la cerveza?? jeej Menos mal que disteis el callo y al menos probasteis la Guinnes… Menudo pecado capital si no la llegais a probar…
Pues nada, tomo buena nota de todo para cuando tenga ocasión de ir yo por allí, y eso si, despeés de esto, el día que coincidamos ya nos tomaremos unos Nesteas!! jeje
Un abrazo!
Nos seducía mucho la ciudad para una escapada corta y la verdad museos como el de Guinness bien merecen una visita, aunque no nos guste la cerveza. Anotados quedan esos Nestea, que es una de mis bebidas favoritas jajaj
Un abrazo!
Hola José Carlos,
Vaya día más completo !! si no parasteis ni un momento.
Muy chulas las visitas a la prisión y a la fábrica de Guinness.
Saludos.
Eran 2 jornadas completas y había que aprovecharlas Victor. La verdad que esas 2 visitas para mi eran imprescindibles y salí encantado de ellas 😀
Un saludo!
Gran entrada con buenos platos fuertes! La fábrica Guinness y la cárcel de Kilmainham… ambos lugares son los que más me gustaron de la capital irlandesa. Cuando visité la fábrica no pude probar la Guinness al ser menor de edad… me habría muerto de envidia si os hubiera visto en aquel momento, aunque ahora también, claro. Si no os gusta, mejor, así el resto tocamos a más 😀
Un saludo!!
Si te llegas a encontrar con nosotros en el pasado, hubieran sido todo ventajas, seguro que hubiéramos llegado a un acuerdo para que te bebieras nuestras pintas xDDD
Un saludo!!!