Había llegado el momento de montarnos en nuestro primer tren en India, aunque como os comentaré más adelante la cosa no se puso fácil. Eran las 4 de la madrugada cuando nos levantamos, recogimos todo y nos bajamos para hacer el check-out. La recepción al llegar era un poema, varios encargados se encontraban tumbados entre colchones y un ajado sofá, por más que intentábamos llamar su atención nadie se despertaba, al final decidí mover la silla que bloqueaba la salida y al abrirse las puertas correderas uno de ellos se despertó cual zombi sin saber muy bien donde estaba (he visto muertos vivientes en Resident Evil con mejor cara), cuando el pobre hombre recuperó el norte, llamó al gerente del hotel y al fin pudimos salir de aquel hotel. Sin duda no repetiría experiencia en este establecimiento, la habitación no estaba del todo mal, pero la atención del hotel, con esa gerencia tan interesada en vendernos tours y ese trato tan descorazonador, que incluso nos negaron el cambio en una ocasión como ya os conté en la entrada anterior, nos hace ponernos firmes y recomendar que no elijáis este lugar en una futura visita a Delhi.
Al salir a la calle no parecía que fuera el mismo sitio que vimos horas antes de acostarnos, ni un alma por ningún sitio (o eso creíamos), aunque realmente no nos importaba porque se podía ir perfectamente a pie a la estación en apenas 10 minutos. Cuando nos disponíamos a girar, nos encontramos con el típico juego del laberinto y varias salidas, en una podemos ir a parar a un cocodrilo, en otra a un león hambriento y por último la buena, pues en este caso teníamos 2 posibles caminos, en una, una jauría de perros con muy mala pinta, curioso este tema, por regla general en India nadie debe tener un perro doméstico, todos se encuentran sueltos por la calle a su aire, pero al llegar la noche, se agrupan y casi parecen bandas organizadas y por la otra, una calle solitaria por la que no pasaba nadie, entre una y otra evidentemente tiramos por la calle solitaria.
Cual fue nuestra sorpresa, cuando a los pocos minutos de ir andando un viejo loco se puso a correr detrás nuestra, pegando saltos y gritos con intención de asustarnos. Fue un momento bastante tenso, puesto que no había nadie por ningún lado y aunque no era un hombre peligroso, si que temíamos que su aparente locura le llevara a pegarnos un bocado y a saber las consecuencias que tendría… Pasamos por uno de los clásicos controles policiales que hay por las grandes ciudades indias y los allí apostados no hicieron ni el más mínimo movimiento por defendernos 🙁
Con esto llegamos a la estación de New Delhi Railway Station (NDLS) bastante alterados, cuando ya no podía soportar la presencia del sujeto, me volví levantando el puño y me cagué varias veces en correcto castellano en su estampa (para ser finos), el hombre evidentemente no entendería mis palabras, pero mi cara y mis gestos si que los captó de inmediato y salió por patas.
Frutos del mal momento que pasamos, nos vimos inmersos en uno de esos:
Momento Timo
Llegamos a la estación con nuestro e-ticket imprimidos, cuando vamos a entrar y nos pide los papeles un revisor. Sorprendentemente nos dice que no sirven, que necesitamos un ticket nuevo que únicamente nos lo pueden hacer en Connaught Place en una oficina de allí. Suponemos que una neura mental nos debió colapsar el celebro en aquel momento, porque lo creíamos a pies juntillas. Alterados fruto del percance con el hombre que nos siguió y sumándole el mal momento de ver que nuestros e-tickets «no valían» nos veíamos a falta de 2 horas perdiendo nuestro primer tren (Salía a las 6:05). El revisor (en plan «salvador») nos dijo que nos conseguía un medio para llegar allí, negoció en plan «teatro» con un conductor, primero nos pedían 300 y luego 250 rupias por un trayecto que no costaba ni 50, pero estábamos alterados y solo queríamos llegar.
En poco más de 2 minutos estábamos en unas oficinas de una «Agencia de Turismo» en la que apareció un hombre dormido y cuyo aspecto no nos despertaba mucha confianza. Nos pide los e-tickets, hace una llamada por teléfono y dice que en cosa de 5 minutos le confirmarían. Al segundo nos dice que ese tren está completo, que los siguientes no hay problemas, pero que nos podía conseguir un bus para llegar a Jaipur.
En ese momento el chip de la cordura nos salta, despertamos de esa empanada pasajera en la que estábamos, cogemos nuestros e-tickets y nos levantamos, no sin antes dejarle claro en perfecto ingles, para que se enterara, que eran unos impresentables y que no tenían corazón de tratar así a la gente.
Salimos de allí, no sin antes percatarnos que esa furgoneta que nos había traído hasta allí no nos ve, cogemos la calle hacia la izquierda y obviamente sin pagar una rupia tomamos el primer rickshaw que pasaba por allí por 50 rupias, camino de vuelta a la estación.
Solución: Evidentemente en el fragor del momento nos la colaron bien, en el e-ticket dejaba bien claro, que ese papel junto con el pasaporte hacen perfectamente válida nuestra reserva. Pero claro quien se iba a pensar que el propio revisor fuera a actuar de forma tan lamentable con nosotros. Incluso el propio pasaporte sirve para verificar al revisor de dentro del tren nuestra reserva.
Al menos se puede decir que salimos del timo con buen pie, no pagamos esas 250 rupias del taxi hasta Connaught Place y volvimos de vuelta con tiempo de sobra para tomar el tren, aunque el susto que nos llevamos fue fino y con creces el peor momento que vivimos en todo el viaje.

Pero muchas veces dicen que no hay mal que por bien no venga y este fue uno de esos momentos que se ajustan a ese dicho, la bofetada definitiva para hacernos despertar por lo que restara de viaje, desde este momento todo fue rodado y las situaciones adversas que aparecieron en los días siguientes las fuímos toreando con la lección bien aprendida.
La estación de New Delhi es un caos total, sus 16 plataformas y su alocado movimiento de pasajeros, la hacen un sitio poco recomendable para transitar, pero en este tipo de desplazamientos no queda otra. No obstante no se hace complicado encontrar nuestro andén y aquí os dejo unos sencillos pasos:
- Buscar en e-ticket el número de nuestro tren. En la reserva deberá venir de la siguiente forma. Train No & Name : 12626 /Kerala Express #
- Buscar en los paneles informativos el nombre o numero de tren. Ahí debería venir el horario de llegada y la plataforma de parada.
- En las oficinas de información de la estación también os ayudará, si por casualidad las pantallas no están encendidas o si la hay, en las salas de espera de las I & II Class suele haber unos amplios paneles con información de todos los trenes.
- Una vez que sepamos la plataforma de nuestro tren, lo siguiente será verificar nuestro asiento. En la reserva se presenta: Coach No / Seat No : A1/18 – A1 /17.
- En las estaciones por regla general alternando entre el número del tren que está al llegar, también se presenta la categoría que parará en cada zona del andén. Por lo que tendremos que buscar en este caso del ejemplo en (4), el marcador donde ponga A1.
- Es frecuente que ese marcador de A1 o la clase que sea en cada caso, cambie antes de llegar el tren, por lo que es aconsejable mirar de vez en cuando, que todo sigue igual.
- Una vez llegue el tren toca montarse en el vagón que nos toca, intentando entrar por la puerta que esté más cerca de nuestros asientos. Ejemplo: Si el vagón tiene 50 asientos y comienzan por la derecha por el 50 y por la izquierda por el 1, lo normal es montarse por la puerta la izquierda, porque nos pillará más cerca. Esta regla es sobre todo recomendable cuando es tren cama, porque los pasillos son estrechos y se puede hacer complicado cruzarse con la gente si llevamos muchos bultos.
- Para encontrar nuestro asiento, en los Chair Car, los encontraremos en cada respaldo de la silla, mientras que en el Tren Cama, los encontraremos en cada uno de las habitaciones y en el pasillo.
- Ya solo nos quedará sentarnos, acoplar nuestro equipaje y que el tren comience a andar, a lo largo del recorrido vendrá el revisor que nos solicitará nuestro e-ticket y en muchas ocasiones un pasaporte para confirmar la reserva.
Como suele ser típico en India, los trenes llegan, pero tarde, todo está perfectamente orquestado, pero los retrasos son frecuentes y en esta ocasión tuvimos que esperar aproximadamente una hora hasta que llegó nuestro tren que nos llevaría a Jaipur. En esta ocasión iríamos sentados en categoría AC Chair Car (CC), fuimos en el lado que son butacas de 2 y encima atrás no teníamos nada más que la pared, por lo que fuimos bastante cómodos, durante el viaje que se dilató unas 4 horas y media nos repartieron la prensa del día (inglés e hindi), agua embotellada, té y algo para desayunar.


Como siempre, hice todo el viaje sin dormirme un instante, mirando por la ventana puede tener otra de esas visiones de India que no nos gustarían ver nunca, pero que son una realidad, una pobreza deshumanizada, que realmente te hace reflexionar de muchas cosas, especialmente, de la gran suerte que tenemos de vivir en una sociedad civilizada, en la que aunque se tengan problemas (ahora bastantes y preocupantes), no llegamos a los extremos que se pueden vivir por estas tierras.
Kilómetros de poblados de chabolas, gente que usaba charcos o la poca agua que queda de las lluvias entre las vías para asearse, toneladas de escombros y gente que ve tan normal vivir en esas condiciones, haciendo sus necesidades en cualquier sitio, a la vista de cualquiera. Realmente no creo que haga falta describir más ese negro panorama, que parece que tiene una difícil solución, en la que la misma culpa tienen los dirigentes, como a mi entender, una sociedad que parece que no tiene mucho interés en que cambien las cosas y no ponen freno a esa autodestrucción desmesurada de todo y de todos.
El viaje no se hizo excesivamente largo, dio tiempo para reflexionar sobre muchas cosas, seguir comprendiendo más la realidad que nos envolvía en este viaje de sensaciones y continuo aprendizaje, al igual que ir mirando la guía de viaje para ir analizando la nueva ciudad que nos tocaba por explorar, Jaipur.
Llegamos a la estación de Jaipur Juction (JP), nada más salir del vagón tocaba vivir un momento que siempre presenciaremos cuando bajemos de un tren en India, centenares de conductores y vendedores de agencias, interesados en nosotros, con la intención de hacer el agosto con los incautos turistas.
Pero no íbamos de nuevas, nos tomamos nuestros minutos para cerrar nuestro traslado al hotel, hasta que vimos una oferta sensata. Evidentemente todos decía que nuestros alojamiento estaba lejísimos, que no iban a llevarnos a cualquier precio, como siempre en estos casos el GPS es un buen amigo para prepararse ante el temido regateo.
Al final encontramos al que posiblemente fue nuestro mejor conductor de todo el viaje, Mohd. Arif nos interceptó en medio de todo el ajetreo y nos propuso el siguiente trato, 50 rupias por llevarnos a nuestro hotel y 500 por tenerlo al día siguiente como conductor todo el día, visitando Amber y cualquier rincón de Jaipur, en principio nos parecían caros esas 500 rupias y las conseguimos rebajar a 350, pero deberíamos visitar 2 tiendas en las que no estaríamos obligados a comprar nada (típico en India). Nos pareció un trato justo, encima teníamos claro que al siguiente día necesitábamos un conductor, porque seguro que nos saldría mucho más caro, si íbamos de uno en uno, encima todo sería mucho más cómodo.
Aproximadamente a las 12 llegamos a nuestro hotel, en esta ocasión el conductor fue el hermano de Arif, un tipo bastante más enteradillo, que nos intentó renegociar lo acordado, pero no aceptamos. En esta ocasión la elección del hotel sería el Suryaa Villa, en una boca calle muy tranquila de la carretera Jawaharlal Nehru Marg, que lleva en cosa de 30 minutos a pie al centro de la ciudad rosa. No puedo tener nada más que buenas palabras sobre este alojamiento, por 40,74 € tuvimos una habitación de lujo con cama de matrimonio, desayuno incluido e Internet inalámbrico por 2 noches.


La habitación como veis era una delicia, sábanas bastante limpias, televisión, mesita con sillas, aire acondicionado y ventilador en el techo, así como un armario con candado, decoración en el techo y un baño muy completo, tanto que tenía hasta cortinillas, el único en todo el viaje que las tuvo, pedir un plato de ducha era demasiado, pero bueno, es algo que al final te terminas acostumbrando.

Como habíamos estado todo el viaje en tren picando «porquerías», no teníamos aún hambre. Por lo que nos decidimos a visitar algo de la denominada ciudad rosa, llamada así, porque fue construida en estuco rosado para imitar la arenisca. Aunque con el paso de los años fue perdiendo este singular colorido, en 1905 el príncipe de Gales visitó Jaipur y para darle una bienvenida correcta se decidió volver a pintar los edificios de la ciudad de color rosa. Desde entonces, este color se considera un símbolo de la hospitalidad de Jaipur.
Fue curioso como al salir a la calle y vernos de nuevo envueltos en ese mundo en el que las vacas tienen preferencia sobre los coches y no parece que haya orden lógico para las cosas, ya no nos parecía tan asfixiante, no sabemos si fue el cambio de una ciudad tan basta como Delhi a una capital de provincia de tan «solo» 3 millones de habitantes, o era que íbamos cogiendo poco a poco las riendas de este país.


Lo que si es cierto, es que los conductores y comerciantes parecía menos agobiantes y nuestra pericia para ir sorteando obstáculos a la hora de cruzar una simple calle de tierra se iba incrementando a pasos agigantados, ¡si casi parecía que llevaramos hasta ojos en la espalda!
Caminando tranquilamente llegamos al casco antiguo de la ciudad mandado construir por Jai Singh II, el punto más singular de ese apelativo rosado al que hace honor Jaipur. En esta gran manzana todos los edificios históricos están pintados de un color rosa salmón que en Rajastán equivale al color de la suerte.La ciudad es simétrica, con trazado geométrico muy racional, toda ella rodeada de una muralla almenada que tiene diez puertas.
Como eran casi las 3 de la tarde y en esta ciudad sobre las 5 la mayoría de monumentos están cerrados sobre esa hora, decidimos decantarnos por visitar únicamente el Hawa Mahal o Palacio de los Vientos, ya tendríamos tiempo al día siguiente de visitar el resto.
Máximo exponente de la arquitectura Rajput, es el edificio símbolo de la ciudad, la estructura exterior del palacio recuerda a la cola de un pavo real, animal de gran simbolismo en la India.


En medio de la ciudad se encuentra este palacete que servía como extensión de la zenana o cámara de las mujeres destinada al harén, su función original era la de permitir a las mujeres reales observar la vida cotidiana de las calles de la ciudad sin ser vistas. El hecho de estar inmerso en el palacio nos hace olvidar que si miramos por una de sus ventanas nos encontraremos con todo el bullicio típico de una gran ciudad en India.
El palacio tiene cinco pisos, los dos superiores un poco más estrechos lo que le confiere una cierta forma piramidal. Está construido en arenisca roja y rosa, con incrustaciones realizadas en óxido de calcio. La fachada que da a la calle tiene un total de 953 ventanas pequeñas. el viento que circulaba a través de ellas le dio nombre al palacio. Este viento es el que permitía que el recinto se mantuviera fresco incluso en verano, aunque doy fe que aquel día servía para poco, porque hacía bastante calor.
Como suele ser típico en países exóticos, la gente nos miraba y continuamente querían hacerse fotos con nosotros, especialmente con Carmen, allí las chicas occidentales tienen mucho gancho, su fisonomía y su forma de vestir llaman mucho la atención, tanto para los hombres hindúes, como para las chicas, que seguramente en muchos momentos añorarán el poder sentirse una chica occidental con las libertades que ellos supone, con una cultura en la que la mujer pinta muy poco y el hombre centraliza prácticamente todo el poder y los derechos, para ellas debe ser una utopía incluso, aunque evidentemente habrá muchas que piensan que es su sociedad, sus normas y no querrán cambiar sus raices por muy rancias que sean.
La verdad que Carmen optó por ir siempre con ropa sin enseñar los hombros y pantalones largos, pero a pesar de ello, no era raro que nos paran para solicitarnos una foto, lo cual era curioso, porque nunca nos habíamos visto en una situación así y se hacía con gusto, siempre que fuera gente amable y lo pidieran con educación.
Desde su planta más alta, a la que accedemos por rampas, ya que no hay escaleras en ninguna zona del palacio, podemos ver una vista muy completa de la ciudad, donde vemos el Palacio de la Ciudad, el Observatorio e incluso a lo lejos el Fuerte de Amber, todo ello lo visitaríamos al día siguiente.
De aquí nos fuimos a pasear un poco por los bazares de la ciudad, es uno de los principales alicientes de la zona, allí podemos encontrar flores, elefantes, carros de bueyes, joyerías, tiendas de ropa y gente, mucha gente. No será raro encontrarse un buey en dirección contrario molestando al tráfico, como entrar en una amalgama de olores, en la que se mezcla el agradable olor de las especias, con los excrementos de los animales, aunque tengo que romper una lanza con India, pero ese olor tan desagradable que me había vendido antes del viaje, a nuestro modo de ver no era tan insoportable, está claro que hay momentos en que huele mal, pero por regla general era muy soportable, vamos que nos esperabamos encontrar un ambiente bastante peor.


Retomando el tema del papel de la mujer en India, otro de los aspectos que vas descubriendo con el paso de los días, es que la mujer no pinta nada en la India, pero no solo la oriunda de allí, sino la propia extranjera que llega de vacaciones al país, en el momento en que va acompañada de un hombre, todas las preguntas irán dirigidas a él. Por lo que podéis intuir que yo he «sufrido» durante este viaje ser siempre al que se han dirigido, sea para ofrecer un servicio de rickshaw, para pagar la cuenta de un restaurante, como para negociar cualquier cosa, lo más curioso es que Carmen podía incluso debatir en el regateo, pero sea para bien o para mal, siempre la respuesta iba dirigida a mi, por mucho que en ocasiones les remitiera a que hablaran directamente con ella, porque es una persona igual que yo, ni con esas. Que le vamos a hacer, son sus costumbres, pero desde luego en ciertos aspectos tienen mucho que evolucionar, aunque evidentemente esa premisa pierde toda su validez, si la chica o chicas van solas, entonces ya no habrá barrera que les impida atosigarlas hasta la extenuación 😉

Mientras que caminábamos intentando encontrar algún sitio que nos llamara la atención para comer, que eran más de las 4 y aún no habíamos comido, nos tomamos con la Torre de la Victoria, bastante curiosa en el mismo casco antiguo a pocos metros de el Palacio de la Ciudad. En vistas de que no encontrábamos nada que nos gustara decidimos tomar algún vehículo para que nos llevara a la zona de Ashok Nagar, que sabíamos que había bastante variedad tanto en restaurantes convencionales y de comida rápida.

Un insistente conductor de ciclo rickshaw se ofreció a llevarnos por poco dinero, decía que sabía perfectamente donde estaba los restaurante de comida rápida y que no había problemas, en varias ocasiones le dijimos que era lejos para ir en ciclo rickshaw, eran unos 4 kilómetros, a lo que nos asintió que no era problema y que sabía llegar. Era un chico joven y parecía que estaba en forma, por lo que aceptamos y nos pusimos en marcha.
Ciclo Rickshaw en Jaipur from ZaGo on Vimeo.
Pero ya os puedo adelantar que se acordará de este recorrido, después de pedalear y pedalear, sufrir en cada bache que le tocó por sortear y preguntar a mil y un comerciantes del lugar, no daba con el sitio, llegado a un punto le dije que al menos nos llevará al hotel que se encontraba a poco más de 5 minutos de donde estábamos y allí mismo comeríamos en el restaurante, puesto que no le veía muy lúcido para dar con el sitio al que queríamos ir. Se puso en marcha cuando desde lo lejos pude distinguir la zona a la que previamente queríamos ir, al finalizar el recorrido, se puso bastante alterado con nosotros y nos pedía más dinero del acordado por las vueltas que había tenido que dar, obviamente esa no era nuestra culpa y aunque rápidamente como pasa siempre otros conductores se acercaron como medida de presión, le dimos lo acordado y nos fuimos.
Entre toda la amplia oferta de restaurantes, caímos en un clásico de la comida rápida, al que todos caemos cuando tenemos hambre y queremos saciarnos rápidamente, efectivamente el Mc Donalds. Mientras que Carmen optó por un menú Happy Meal clásico de los de toda la vida, yo me sentía pletórico y me pedí una hamburguesa Mac Maharaja, desde luego ya os digo que no la recomiendo para nada, picaba a horrores y eso que no le eché una salsa extra que me venía, eso me pasa por no apostar por lo seguro y pedirme una de pollo…


Después de este acercamiento con la comida india… bueno vale, comer un Big Mac versión india no es que sea un alarde de degustación culinaria hindi, pero es un paso… no os preocupéis que en días venideros iremos mejorando en este capítulo xD Nuestros pasos se encamararon a intentar ver una peli en el célebre cine de Raj Mandir, el que califican uno de los mejores cines de Asia, por su belleza interior.
Pero desafortunadamente las entradas rubí, esmeralda y diamante, que son las categorías en que se dividen sus butacas estaban apunto de agotarse para aquel día, al menos pudimos ver el sistema de reserva por el que se rige el cine, un chico en una pizarra va borrando a medida que se van reservando las 1200 entradas disponibles hasta que colgaron el cartel de completo. Tanto expectación era debida a que ese día se estrenaba la taquillera «Singham» una película de acción bollywoodiense dirijida por Rohit Shetty y protagonizada por Ajay Devgn, Kajal Aggarwal y Prakash Raj.
Si la película merecía tanto bombo, no sabría que deciros, yo os dejo el trailer para que saquéis vuestras propias conclusiones:
Desde luego con esos efectos tan «cutres» seguro que para unas risas sirve, calculo que debe ser una versión India al estilo Misión Imposible en occidente o algo por el estilo.
Como ya eran prácticamente las 5 de la tarde y estábamos algo cansados, nos fuimos para el hotel a descansar, aunque antes pillamos unas pizzas del Domino´s Pizza que había allí cerca para la cena y así ya no movernos. También intentamos negociar para el día 24 un taxi que nos llevara hasta Agra con parada en Fatehpur Sikri, pero en vista que los conductores allí resultaron ser demasiado piratas, desistimos y reservamos un tren directo hasta Agra con cleartrip y asunto resulto, ya veríamos si desde la ciudad del Taj Mahal nos era imposible desplazarnos a la ciudad erigida por el emperador mogol Akbar.

Al día siguiente nos esperaba un completo día con la visita al Fuerte de Amber, con una cita muy especial, nos montaríamos por primera vez en nuestras vidas en elefante y terminaríamos el día viendo todo lo que nos quedaba por visitar en Jaipur, que era bastante. En esta ocasión nos fuimos a la cama con otro punto de vista, mucho más cómodos con nuestra evolución en el viaje, pese a la mañana tan movida que tuvimos, ya todo era agua pasada y comenzábamos a disfrutar plenamente de la aventura india.
22 Comentarios
Interesantísima entrada!! Aunque me parece un poco estresante eso de que intenten engañarte a cada paso!!!
Vaya tela con el revisor, mira que intentarte estafar de esa manera. Menos mal que al final pasasteis de ellos. Je, je! En el aeropuerto de vuelta me quedé con ganas de probar el menú vegetariano del Mc Donnals porque no me dejaron pagar con tarjeta…
Estoy con Sandra. Debe ser agotador estar todo el rato negociando y luchando por evitar timos, aunque imagino que a todo te acostumbras.
Lo del loco que os seguía y lo del revisor me ha parecido alucinante. ¡Menudas situaciones!
Por lo menos, la ciudad se ve bonita…
Un saludo
Uff por ahora no me está gustando demasiado la india, hasta el propio revisor intenta timaros. Hasta ahora no sé si todo lo disfrutado compensa con los timos, pobreza e inseguridad que habeis visto y soportado… aunque viendo tu flickr veo que la cosa mejorará mucho xD
Pd: te falta el Burguer King para completar el tour gastronómico xD
Anda que me toca el viejo pirado y entonces sí que me da un telele, qué miedo!!! Lo de la mujer también tienes mucha razón, misteriosamente a mí no me hacian ni caso cuando estaba acompañada, jejejejeje.
Por cierto, veo que todavía no os atrevisteis con la comida, la Mc Marahá yo no la llegué a probar pero sí una de pollo y evidentemente también picaba aunque yo cuando llevaba unos días ya me la pedía sin nada, sólo la hamburguesa, jejejejeje. 😉
Vaya tela con el revisor!! Joer! Si es que en ese país no te puedes fiar de nadie, no?
Lo de que se dirijan siempre al hombre me resulta familiar, jejeje En mi viaje por el Sudeste Asiático pasaba siempre igual… Pero claro, mi chico de inglés sabe lo justo: Hello, good bye, Thank you… Así que por mucho que les pesara, yo tenía que intervenir siempre para hacer de traductora…
Saludos
Aquello parece Marrakech a lo bestia. Gracias por las dudas de la frontera en Nepal.
Saludos.
Vaya escena, el loco corriendo detrás de vosotros jejeje! de esas cosas que ahora se recuerdan con unas risas, pero que en ese momento pasas una tensión…
Y lo de los timos, vaya tela hay que ir preparado a India. El Palacio de Jaipur tiene muy buena pinta.
Saludoss¡¡
Fue un día movidito, pero la verdad, es que nos la supimos apañar bastante bien teniendo en cuenta que era nuestra primera incursión en Asia, eso sí, mejoramos a marchar forzadas en poco tiempo XD
En cuanto al hotel, lo recomendamos muchísimo, las habitaciones eran limpias, tenían piscina, un baño bastante grande, buenas vistas desde la azotea, el personal súper agradable (no intentaron vendernos nada ni una sola vez)… uno de los mejores del viaje.
La aventura continúa…
La verdad Sandra que al final te acabas haciendo a ellos y luego comienzas a pasar, todo es aprender a vivir en un lugar muy distinto al nuestros 😀
Ya te digo Isabel, el sofocón nos lo llevamos, pero al final hicimos la del «Estafador estafado» XD
Desde luego Helena, había momentos en que decías merece la pena venir a India porque hay cosas preciosas, pero menudos baches por el camino hay que pasar…
Lastima que no había Burguer King para completar la ruta Jose 🙁
Si es que Babyboom hasta las hamburguesas de los restaurantes de comida rápida eran picantes y mira que nos gusta el picante, pero eso era pasarse, en la siguiente entrada no te preocupes que nos sumergimos ya en la comida asiática xDDDD
No te puedes fiar ni de gente «oficial» M.C. El tema de ignorar a la mujer es que era un canteo, todo el rato dándome la vara a mi 😀
No he estado aún en Marrakech, pero vamos India es un top en esto de la pillería, un placer haberte ayudado Daniel, si te surge alguna duda más aquí estamos 😉
Ahora nos reímos Dany, pero en aquel momento daban ganas de salir corriendo, pero con las pedazo de mochilas estábamos para pocas hazañas xDDDD
Está claro que ese hotel fue una estupenda opción Carmen, sin duda alguna si volviéramos a Jaipur repetiríamos con los ojos cerrados.
Saludos!!!!
Que bonita la ciudad rosa. El hotelito pinta muy bien y el que hizo el palacio si que lo pensó bien para estar fresquito verdad??. La hamburguesa Mac Maharaja me ha parecido muy curiosa, yo seguro que me la comía a gusto jeje.
Nos vemos pronto.
Saludos!!
Del hotel nos fuimos con pena Fran, estuvimos allí 2 noches de lujo. En cuanto a la hamburguesa, me quedo con el Big Mac occidental xD
En anda nos vemos 😉
Saludos!!!
Creo que esta es la última entrada que leo por hoy, porque si no no empiezo a trabajar ni para las tres!! (aunque me encantaría seguir leyendo, me traes muy buenos recuerdos 😀 ).
Curiosamente, de Jaipur no es que tenga muchos… fue la primera ciudad a la que fui sola (sin couchsurfing, se entiende), la primera semana de llegar al país, y me agobié bastante… pero ahora, con el tiempo, no lo recuerdo tan malo… supongo que todo se relativiza (especialmente cuando el resto de los 4 meses fueron simplemente maravillosos 😀 ).
Macho, vaya hoteles a los que vas!! Así yo también viajo por India!! (es broma 😉 ).
Me encantan tus momentos-timo 😛
Un abrazo!!
Para nosotros Jaipur fue la primera ciudad donde comenzamos a ver la luz en India, aunque en todo el viaje tuvimos también nuevos momentos en la sombra.
La verdad que los hoteles que fuimos cogiendo más adelante no estaban nada mal, se podía haber ahorrado un poco en este aspecto, pero intentamos permitirnos algún que otro «capricho».
Me alegra que te traigan buenos recuerdos mis entradas Ku y que te gusten mis «momentos timo» jeje
Un Abrazo!!! 😉
Que no te gustó la hamburguesa Maharaja!!! Pero si está buenísima!! yo estoy a ver cuando sacan la semana india en los macdonalds de aquí… jejejeje… La verdad que me gustó bastante.
A mi Jaipur fue una de las ciudades que más me gustaron… A ver que tal en el fuerte Amber…
Por cierto… El revisor al que te refieres es al que está en la puerta del vagón?? Si hizo eso es para buscarle y meterle el codo por el culo… Pero bueno, al final salisteis bien del asunto…
Pues si lo llego a saber Victor, te la envío por correo, que una hamburguesa de Mc Donalds seguro que tiene aguante 😀
El revisor era el que se encuentra en el andén antes de entrar al tren, no el que va dentro, si llega a ser ese lo cojo y lo ahogo allí mismo xDDDD
Saludos 😉
No encontramos ni un Chair Car en todo nuestro viaje, todo el tiempo con literas incluso de día. No sé si cogisteis un tren nocturno, pero son también una experiencia. No dan nada de comer, pero pasan repartiendo sábanas (que siempre están húmedas, puede que por el aire acondicionado), mantas (que parece que pueden mantenerse de pie por la mugre) y almohadas. Eso sí, al final del viaje el orden es peor que en una batalla :-S
Sí que tienen tirón los estrenos! Nosotros conseguimos entrada para «Ready» (que era la que estaba un mes antes en el cine) cinco minutos antes de que empezara :-O Tendré que buscarla en internet, porque unas risas te aseguro que te echas, más si es con la gente chillando en el cine, pero…
JAAC Si que cogimos en 2 ocasiones trenes nocturnos, precisamente los últimos 2 desplazamientos que hicimos y como dices son toda una experiencia.
En cuanto a las pelis indias viendo los traílers ya como poco te entra la curiosidad por ver alguna, con esas historias y «efectos especiales» al menos las risas están aseguradas.
Saludos!!!
Me uno a lo que ha dicho Víctor, Jaipur me sorprendió muy gratamente. Mucha gente había hablado pestes sobre ella y sin embargo, a mi me gustó. Un lugar en el que es posible pasear con tranquilidad… hehe
Ya sabes que para mi lo más chungo fue Varanasi, una locura que terminó por ponerme malo literalmente…
En fin, que poco a poco me voy acercando a los relatos más recientes! (A por el siguiente!)
Blai para mi ha sido una de los 3 lugares que más me han gustado, no es tan agobiante como Delhi o Varanasi y encima tienes una cantidad de lugares para visitar increíbles.
Pues mañana tendrás nuestra experiencia en Varanasi, tampoco es que fuera todo sobre ruedas, pero si que tuvimos algún percancillo xD
Saludos!!
Hola, quiero que sepas que me resulta apasionante, el viaje en la parte que llevo leyendo, yo
tambien me comparo con vosotros, por eso del espiritu aventurero que pasa por las venas, jeje y me alegro. Y como dice tambien otro comentarista, creo que es Dani, todas las peripecias pasadas hasta ahora me recuerdan muchisimo a marrakesch, fue muy agobiante, la suerte fue que en mi viaje solo pasamos un dia en la ciudad, el resto fue por montañas, aldeas y desiertos….y el ambiente, me refiero al tipo de gentes, cambia pero un monton !!
Felicidades porque parece que lo estoy viviendo, y es que mi proximo viaje tambien es India y Nepal.
Saludos desde barcelona.
Me alegra que estés disfrutando con el relato Lucy, si te surge cualquier duda aquí estamos para ayudarte en lo que me sea posible.
Saludos!!!