Cuando llegamos a las 3 y media de la mañana al Aeropuerto Internacional de Nueva Delhi Indira Gandhi, nada o casi nada parecía que hubiera cambiado, el aspecto de la terminal se asemejaba a cualquier aeródromo de entre los más modernos que podemos encontrar en Europa. Únicamente la decoración y los encargados del control nos hacían indicar que nos encontrábamos a miles de kilómetros de distancia de casa.

Lo primero que tocaba como siempre era pasar el control de pasaporte con unos relajados funcionarios que no parecían entender que con la hora que era, lo único que queríamos pasar es este procedimiento rápido y llegar a nuestro hotel para descansar. Pero es algo que según avanzan las horas vas notando, en India todo pasa lento y la gente no tiene prisa por nada, aunque no sea una frase genuina del continente asiático, «La prisa mata amigo» es también aquí un lema muy extendido.
Una vez pasamos el control de pasaportes y entregamos un papel con las típicas preguntas de aduana que nos dieron en el avión, lo siguiente fue recoger las maletas, por suerte en aproximadamente 15 minutos de espera ya las teníamos en nuestro poder, eso sí, bastante más sucias que cuando las facturamos, pero eso es algo que ya teníamos claro que ocurriría.
El siguiente paso fue cambiar algunos euros a rupias indias, por aquel momento el cambio oficial era:
El cambio en Julio 2011 : 1 euro = 64 rupias indias.
El cambio en la terminal era insufriblemente malo, no llegaba ni a las 60 rupias por euro, eso sin contar la comisión que se llevaban, con lo que cambiamos lo justo para poder llegar al hotel. A esas horas el eficiente metro que une el aeropuerto con Nueva Delhi no se encontraba en funcionamiento, por lo que buscamos la oficina de Taxis Prepago ya que «parecía» la opción más segura.
El desplazamiento entre la terminal y la zona mochilera de Paharganj nos «costó» 420 rupias, digo nos costó entre comillas, porque aquí llega la primera en la frente que nos metió India en los escasos minutos que llevábamos allí.
Aquí voy a comenzar una especie de mini avisos cada cierto tiempo, en los que intentaré resaltar los principales, timo y jugarretas que nos intentaron enchufar durante todo el viaje. Para resaltarlas podréis ver un smile amarillo con la palabra «Momento Timo» a su lado, para que a simple vista puedan ser reconocidos en una lectura rápida. Ahí vamos…
Momento Timo
Al pagar con 1 billete de 500 rupias el taxi prepago que nos había dicho que eran 420, el empleado de la oficina nos dice que no tiene cambio (un clásico en India), que fuéramos a hablar con el taxista que nos llevaría, en ese momento los billetes más chicos que teníamos eran de 100. Evidentemente en el recibo no indicaba nada referente al cambio y el taxista no tenía intención ninguna de darnos esas 80 rupias (~1,20 euros) que nos dejaron a deber.
Solución: Que es lo que tendríamos que haber hecho nosotros en aquel momento y que ahora con la experiencia ya sabemos como actuar, pedir que nos devolviera el billete de 500, diciendo que ya buscarían otra combinación para llegar a Nueva Delhi y al 99%, en ese momento recordaría que si tiene cambio.
Evidentemente era la primera vez que nos veíamos en esas, era tarde, habíamos salido el 19 de julio y ya era 21, en lo único que pensábamos era en llegar al hotel y acostarnos que falta nos hacía, en definitiva, se aprovecharon de nuestro cansancio mental e inexperiencia.
Cuando llegamos a la parada de taxis, una de las cosas que hay que tener claras es que en ningún momento el conductor se quede con el papel de reserva del taxi prepago, pasado el control de policía de la terminal no debemos deshacernos de él, por muy exigente que sea el conductor, será nuestra garantía de que lleguemos al lugar contratado.
Una práctica muy común y que también vivimos ese madruga, fue que se aproveche el mismo viaje para llevar a otros viajeros a coste 0, pero previo acuerdo de que el taxista los lleve a un hotel de su elección, vamos en pocas palabras: a comisión. Cuando ya habíamos colocado nuestras mochilas, allí se metieron una pareja de italianos a los que dejó en un hotel perdido de la mano de dios, en un barrio que ni en las peores películas de terror y del cual no imagino cuanto tuvieron que pagar al día siguiente para llegar a un sitio céntrico.
Por el camino según íbamos mirando por la ventanilla nos vamos dando cuenta de que India y en especial su capital nos había transportado a otro mundo, muchas veces se ven vídeos y te haces una idea de lo que te puedes llegar a encontrar por allí, pero nada es comparable con vivirlo en vivo y en directo. Centenares de chabolas, gente tirada, dormitando en cualquier lugar, puestos de comida cual basureros y camiones cargados con centenares de personas que suponemos iban a trabajar a aquellas horas en condiciones inhumanas, pero realmente esto era un breve tentempié para lo que veríamos en los siguientes días.
En aproximadamente media hora llevamos a nuestro alojamiento, situado en el barrio mochilero de Paharganj, en el Hotel Chand Palace por 21.73€ teníamos una habitación doble con desayuno bufé. Afortunadamente el taxista se mostró correcto, nos dejó en la puerta y mientras hacíamos el check-in (hay que rellenar varios libros con información de todo tipo) estuvo hablando con uno de los gerentes del hotel, de a saber que…

La elección de este hotel resultó ser la peor de todo el viaje, pese a que la habitación se presentaba bastante correcta, aunque las sábanas, como suele pasar en casi todos los hoteles de precio económico o incluso medio de India estaban bastante sucias, el hotel se encontraba en reformas y todas las escaleras y descansillos estaban sin suelo, tampoco era raro encontrarse a gente del propio hotel dormidos por las distintas platas dándole un aspecto un tanto siniestro, encima se localizaba en una boca calle en pleno barullo de la actividad de Paharganj, donde en todo momento pasaban coches, motos o se escuchaban gente o perros ladrando, en ocasiones ladraban más las personas que los propios animales, pero bueno, lo teníamos reservado desde España y realmente era para pasar una noche y partir a Jaipur.
Como llevábamos 2 días sin dormir en una cama, cogimos el sueño bastante rápido pese a los ruidos de fondo y aprovechamos para descansar hasta que dieron aproximadamente las 12 y nos levantamos con la intención de buscar algún sitio para comer.
Cuando nos levantamos y nos disponíamos a empezar a conocer un poco la ciudad, el gerente del hotel me paró unos minutos para preguntarme que tal había encontrado la habitación, de donde veníamos y poco a poco esto nos encaminó a otro:
Momento Timo
De buenas a primeras pasó de unas inocentes preguntas sin malicia a interesarse sospechosamente por que teníamos pensado hacer aquel día y nuestro itinerario durante el resto del viaje, en un santiamén apareció un señor aún más interesado en nosotros, relatando sus servicios como guía u ofreciéndose para cambiar alguna de nuestras reservas de trenes o o alojamientos por otros «mejores y más económicos».
Solución: En esta ocasión todo resultaba muy evidente y habíamos dormido lo suficiente como para no caer en tan tópico engaño. Después de contestarle a algunas de sus preguntas según me iba pareciendo, mintiendo en casi la totalidad de mis respuestas, dejamos claro que no estábamos interesados en nada de lo que nos proponía y salimos del hotel.
Al conseguir salir del hotel empezamos a vivir la frenética actividad de Paharganj, este barrio de hoteles baratos con gran concentración de restaurantes y tiendas de la zona centro de Nueva Delhi se encuentra a escasos 5 minutos andando de la estación de trenes y por ello fue nuestra elección para esta primera noche. Por la noche apenas se podía vislumbrar el destartalado territorio en el que nos encontrábamos, casas apunto de caerse, un tráfico incesante y gente por todos lados, unas en comercios, otras caminando por la vía y otras simplemente tiradas dormitando en cualquier sitio.

Y es que el primer contacto con la India es una enorme bofetada que no te esperas, te golpea y te derriba, de la cual si no eres lo suficientemente fuerte, igual no eres capaz de levantarte y lo único en que pensarás será en regresar a casa o en no salir en todo el día del hotel.
Pero amigos estamos en un mundo totalmente diferente y cuando aún no te has repuesto del primer incidente, aparece uno nuevo:
Momento Timo
Caminábamos en mitad de aquel caos, cuando se nos acerca un chico joven y comienza a entablar conversación conmigo en inglés, nuevamente frases sin malicia, como si simplemente quisiera conocer algo sobre nosotros. De buenas a primeras me comenta que caminar más al sur no es seguro, que toda esta zona está plagada de prostitutas y nos invita a que cojamos un rickshaw para llegar a donde tuviéramos pensado ir. En uno de esos momentos nos pregunta si sabemos hindi, a lo que respondemos que no y segundos después se pone a hablar por teléfono. En unos minutos tenemos un rickshaw al lado, que viene con la misma cantinela «No es seguro caminar por aquí, hay prostitutas», el chico nuevamente se nos vuelve a acercar y haciéndose el despistado nos dice que si ya habíamos sido avisados de los peligros que nos rodean.
Solución: Como era lógico no hicimos ni el más remoto caso, fallamos en el momento en que seguimos una conversación que claramente se sabía por donde iba, lo mejor en estos momento es ignorar y hacer nuestro camino. Usando el GPS sabíamos perfectamente que la zona a lo que queríamos llegar «Connaught Place» estaba a poco más de 20 minutos andando y que para nada merecía la pena coger ningún transporte, más si cabe viendo que era una amplia y recta avenida la que había que seguir.
Es una práctica clásica el recomendarte no andar por la ciudad porque la zona es insegura o decirte que al sitio al que vas está increíblemente lejos o que no se puede llegar a pie. Para evitar estos temas lo mejor es llegar un GPS, como recomendaba en la guía práctica de viaje, de esta manera sabremos en todo momento donde nos encontramos y la distancia que nos separa del lugar al que queremos llegar, así sopesaremos si es factible ir andando o a la hora de regatear precio con un auto rickshaw sabremos el precio «lógico» a pagar.
Pasado ese nuevo bache continuamos caminado y sorprendiéndonos a cada paso de lo que íbamos viendo, aunque en India debido a haber sido durante tantos años colonia inglesa se haya heredado la costumbre de conducir por el lado izquierdo de la calzada al contrario de como pasa en España, en cierta manera, prácticamente no se aprecia esa regla, pues allí cada cual circula por donde puede y cuidado despistados viajeros, que no respetan ni las aceras (cuando las hay) 😀

Cuando parecía que la «calma» nos acompañaba durante unos minutos, nuevamente apareció otro «desinteresado» caballero (ahí lo tenéis en la foto al majete):
Momento Timo
Otra desinteresada conversación, que se torcía con otra clásica frase que oiremos mucho en India «Tranquilos, yo no quiero dinero», huir amigos huir, si alguien os dice eso, o la otra tan famosa «Simplemente quiero practicar ingles», ya podéis tener claro que lo que quieren es practicar el arte del timo. Sin hacerle prácticamente caso, estuvo cosa de 10 minutos caminando a nuestro lado, al final nos recomendó una «Oficina de Turismo» en la que supuestamente nos darían información y mapas totalmente gratuitos, no teníamos nada que perder y como nos la toparíamos en nuestro camino pues tampoco pasaba nada por entrar. En mitad de la conversación de nuevo la pregunta ¿Sabes Hindi? y llamadita de teléfono. Nos despedimos del supuesto «profesor de yoga» y entramos a pedir información. El hombre que nos recibe saca un mapa y nos orienta, las indicaciones son buenas, había mirado justo antes de entrar el GPS y no estaba mintiendo, marca los lugares clásico para visitar en Delhi, pero de buenas a primeras la conversación se desvía, quiere interesarse por nuestra ruta por India, nos anima a cambiar las reservas de tren a Jaipur por un bus, porque supuestamente la zona es super bella y desde el tren no se ve nada. Ahí cortamos la conversación, pedimos que nos de el mapa y que no queremos reservar nada, en ese momento nos dice «la información es gratuita pero el mapa no, porque no habéis contratado nada»
Solución: Ante cualquier ofrecimiento de llevarnos a alguna oficina de turismo, lo mejor es negarse, por toda India en cualquier ciudad hay una cantidad indecente de supuestas Oficinas de Turismo, que realmente son Agencias de Turismo de dudosa seriedad. Si queremos realizar cualquier consulta lo mejor es consultar en una guía de viaje cual es la localización exacta de la oficina e ir nosotros mismo a ellas.
En ese preciso momento nosotros nos fuimos al ver que era un timo orquestado entre el «profesor de yoga» y la tapadera. La consecución de acontecimientos básica en el intento del timo es la siguiente:
- La persona se acerca como quien no quiere la cosa.
- Se interesa por saber de donde somos y cuanto tiempo estaremos en India.
- Quiere practicar inglés con nosotros y espeta la frase «No busco dinero».
- La conversación se torna a un terreno más interesado de la cuenta.
- Pregunta si sabemos hindi.
- Llama por teléfono a un contacto.
Este modus operandi se repetirá en infinidad de ocasiones, cuando lo vives por primera vez te puede pillar por sorpresa, pero una vez que llevas varios días te hace incluso gracia, porque es calcado, aunque lo mejor es ignorar este tipo de encuentros por sorpresa, así evitaremos que nos molesten más de la cuenta.
Estábamos ya en Connaught Place, el denominado centro comercial de Nueva Delhi, un barrio que fue levantado entre los años 1929 y 1933 con el más puro estilo colonial. El barrio fue estructurado en 3 círculos concéntricos que son atravesados por 8 carreteras radiales. Aquí encontramos el contraste típico que veremos durante todo este viaje, pasamos de los barrios marginales a el lujo, toda esta zona está repleta de tiendas con las principales marcas, restaurantes de comida rápida occidental e incluso pubs de lo más «kitsch».

En todo el centro encontramos el Central Park, que por el nombre nos podemos imaginar otra cosa, pero realmente es una zona con césped bastante dejada, en la que es clásico encontrarse a músico ambulantes, gente fumando más que tabaco y algún mercadillo con productos de dudosa calidad y películas para mayores.
Nuestra intención no era otra que encontrar algún restaurante que fuera de confianza y allí era el lugar adecuado. Entramos en un «Kentucky Fried Chicken» que visto el control de seguridad que había en la puerta, ya te daba cierta confianza, por 168 rupias (ambos) nos pusimos finos de alitas y hamburguesas, bastante más barato que en el mismo local en España. Al menos por el momento la comida india tendría que esperar, pero nadie dijo que nos fuéramos a fundir con la civilización india en el primer día 😀
Con el estomago lleno y refrescados por el aire acondicionado del local, salimos de nuevo a la calle, hacía calor y humedad, pero tampoco tanta como nos imaginábamos antes de llevar al país, por lo que decidimos regresar al hotel tal como habíamos venido, andando. Por el camino nuevamente gente interesada por nuestras vidas, pero ya empezamos a comprender que lo mejor era como mucho saludar amablemente y luego ignorar o no hacer demasiado caso y simplemente seguir nuestro camino hasta que se cansaran, esto es un aprendizaje continuo.
Aún era pronto para volver al hotel y nuestra intención era conocer el célebre Main Bazar, una calle repleta de tiendas, hoteles baratos y restaurantes, que a casi cualquier hora del día se encuentra abarrotada de gente autóctona y turistas. Seguramente no habrá un lugar en el que más conductores de rickshaw, vendedores y buscavidas intenten captar nuestra atención en toda Delhi, pero aún así, se hace entretenido pasear por su calle principal y sus boca calles, en busca de algún chollo o simplemente por intentar ir comprendiendo poco a poco como funciona este complicado ecosistema.
Es una zona que durante su visita no termina de sorprendente nunca, entre la gente y el incesante tráfico no faltan las vacas, bueyes o perros callejeros deambulando por cualquier lado. Las tiendas se van intercalando con ropa, pasminas, souvenirs típicos de la zona con elefantes tallados, colgantes o imanes y oficinas de turismo, muchas y variadas, cuyos gerentes e intermediarios te ofrecerán casi volver a casa en helicóptero si fuera necesario, allí lo único que importa es vender, cuanto más mejor y al mayor precio posible.
En muchos momentos por donde las calles se hacen mas estrechas hay que ir con mucho cuidado con no terminar atropellados, esto es la India, aquí cualquier vehículo a motor o ciclo rickshaw tiene preferencia frente a los peatones, vayas por la calzada, por la acera o tengas preferencia en un cruce, osea que ojito con vuestras espaldas 😉

En esta zona es fácil cambiar dinero con buenas tasas de cambio y encontrar internet a económico, aunque un tema que me sorprendió bastante es que en Delhi y en gran parte de la India, no es demasiado habitual encontrar restaurantes con wifi gratis.
Si no nos importa arriesgarnos a sufrir algún percance intestinal, existen puesto de comida por todas partes, carne y pescado fresco, tan fresco como que puedes ver a los pollos en las jaulas y a los peces metidos en un cubo oxidado «comida de campeones». Nosotros como aún no nos sentíamos tan «integrados» decidimos ir a un restaurante de la zona que goza de cierto prestigio, el Metropolis Restaurant, que se encuentra casi al final de Main Bazar.

Nadie podría pensar que fuera tuvieramos a una vaca comiendo en una maceta, viendo esta imagen del interior del restaurante, pero aquí los contrastes son tan extremos, que prácticamente te ves inmerso en una espirar de locura, en la que al cabo de unos días, ya nada te parece raro y todo te parece posible.
Cuando salimos de cenar, ya era completamente de noche, allí a las 20:00 es noche cerrada en estas fechas, la vuelta al hotel fue un poco complicada, el GPS marcaba el lugar en un entramado de calles cual hormiguero y no eramos capaces de llegar, estando seguramente a 100 o 200 metros, la gente por regla general en esta zona no nos ayudaba, incluso había gente que nos indicaban al pasar su propio hotel o una agencia de viajes próxima, así que al final optamos por coger un ciclo rickshaw que por 20 rupias nos acercara.
Al llegar como siempre el conductor no tenía cambio, entré al hotel para en recepción pedir cambio, pero lo mismo, «tampoco tenían», por lo que decidí comprar 2 botellas de agua mineral embotellada, que nunca vienen mal por 15 rupias cada una y así pude tener el cambio justo para pagar al conductor, curioso que en ese momento el recepcionista ya tenía cambio, cosas de la India, que parece que la enajenación mental transitoria es algo bastante común y la gente se olvida de las cosas con mucha facilidad.
Eran ya las 21:00 horas y nos fuimos a la cama, al día siguiente a las 6:05 horas teníamos que coger el primer tren en India, que nos llevaría a Jaipur, por lo que era necesario dormir bastante para aguantar el madrugón. El día había sido bastante duro, nunca habíamos estado en un lugar en el que hubiera que batallar tanto para simplemente moverse por sus calles, la gente por regla general no se había mostrado demasiado amable, nos habíamos sentido todo el rato observados y un tanto incómodos. Confiábamos que al ir a Jaipur todo sería mas relajado y no nos sentiríamos tan presionados como en una ciudad en la que viven más de 12 millones de personas. ¿Como evolucionarán nuestras impresiones sobre la India? ¿Nos veremos envueltos en algún otro intento de timo? ¿Me acordaré de la familia de algún «gentil» hindú? Las respuestas a estas y otras preguntas, las iremos descubriendo en las próximas semanas.
22 Comentarios
Moadre Mia! Parece que en verano las calles de la India se llenan de caza clientes profesionales. Nosotros en enero no nos encontramos con nada de eso…
Jajajaja, a nosotros también nos pasó lo de practicar inglés, jejejejeje y lo del cambio, como bien dices misteriosamente nunca tienen!!!!!
Muy buena entrada y ya me has dejado con la miel en los labios, espero que publiques más pronto!!!! Un saludito. 😉
Desde luego fue una toma de contacto con la India más auténtica… XDD Menos mal que tomamos siempre por norma desconfiar de cualquier ofrecimiento, por que si no, nos hubieran colado más de una.
Imprescindible la ayuda del GPS, no me cansaré de decirlo, nos libró de vueltas incesantes y de conductores timadores.
Y bueno, esto es sólo el principio, la aventura continúa!!! XDD
Me ha hecho mucha gracia ver todos los «momentos timo» con los que os encontrasteis el primer día… Está claro que una regla básica es la desconfianza, pero conviene leer sobre ellos para estar avisado.
A ver qué tal os fue a vosotros con los trenes indios, jejeje.
Un saludo 😉
Jajaja caos es la palabra con la que yo definiría Delhi.
Muy bueno lo de los momentos timo, es necesario tomártelo con buen humor 😀
Con tanto timo se me están quitando las ganas de ir a la India!! Y eso que llevaba unos días pensando que sería un buen destino para el año que viene!!
El momento Kentucky Fried Chicken tampoco faltó en mi viaje!! jajaja Pero cuando ya llevábamos 3-4 días de viaje que estábamos cansados de la comida vietnamita! jejeje
Saludos
Hola,
Por fin me encuentro un relato sobre la India, que cuenta «las verdades del barquero», me identifico plenamente con todo lo que relatas y que viví en agosto de 2010 en primera persona.
Te seguiré leyendo. Saludos.
jajajajaja, yo creo que lo mejor es tomartelo a cachondeo y reirte de ellos y todo eso.. porke si no,, tienes que acabar hasta las narices jajaja, es para hacer sinpa’s y yata,, veras que rapido tienen cambio
He disfrutado mucho leyendo tus peripecias por Delhi y agradezco tu sinceridad relatandolas tal cual las vivisteis sin música de bollywood de fondo.Intuyo que fue un primer día algo duro, de choque cultural e incluso con momentos de ¿pero, que hago yo aquí? Seguro que con el paso de los días os habeis ido acostumbrando y pillándole el tranquillo al país y sus habitantes (a nosotros nos pasó algo parecido en Egipto) Seguiremos leyéndote para decubrirlo!
Pues ya te digo Isabel, que en otras épocas del año igual están más calmados, pero en verano están hiperactivos total xD
Si ya lo digo en mis relatos Babyboom, hay patrones claros de conducta, una vez los distingues ya vas un paso por delante de ellos 🙂
Desde luego Carmen, por mucho que nos imaginábamos lo que nos esperaba en India, la realidad en este caso superó a la ficción y por bastante XD
Pues si te han molado los «momentos timo» Helena, en la próxima entrada con los trenes te vas a reír bastante, nosotros ahora también nos reímos xDDDD
Empezar India por Delhi fue meterse de una forma demasiado brusca en el país, pero como dices Pau, a todo se le saca al final ese toque de humor que necesita el viajero si no quiere agobiarse en este tipo de lugares 🙂
Bueno M.C. aún es pronto para que saques conclusiones, ya veremos si en las próximas entradas tu opinión se hace aún más negativa o va mejorando con el paso de los relatos 😉
victor asturias, en mis relatos siempre me gusta plasmar tanto los momentos buenos, como los malos, para dar mi visión global del lugar, no todo en un viaje puede ser de color de rosas, India tiene cosas increíbles, pero también tiene un lado negativo que creo importante relatar.
Ya te digo Jhosan, si te agobian los comerciantes insistentes y pillos como el que más, desde luego las únicas medidas para sobrevivir es hacerte más listo que ellos y tomártelo con calma ,sino vas mal…
María me alegra que te guste mi relato, la intención es esa, mostrar lo vivido, sin adornos tal cual pasó, el primer día se terminó como tú dices con un pensamiento de ¿pero, que hago yo aquí? Ya veremos como fue evolucionando el viaje la próxima semana 😉
Saludos!!!!!
Madre mía, José Carlos!
Me has hecho recordar perfectamente el estrés que te produce tener que estar al loro todo el rato para que no te timen. Y parece que tienes que llegar a tu alojamiento y que allí estés a salvo, pero no! haha (me ocurrió lo mismo de las botellas de agua en Varanasi, y allí se la monté gorda…)
Ah! Y dices que salisteis del KFC fresquitos por el aire acondicionado… Yo corrijo y digo que el día que fuimos los tres juntos, yo salí de allí con hipotermia! xD Dios mío, qué frío hacía! haha Y en la calle llovía fuego…
En fin, que ya estoy al día con los relatos, ahora espero llegar a Jaipur, que a mi parecer, es muchísimo más agradable que Delhi.
Un fuerte abrazo!
Si es que no me canso de decirlo Blai, India país de contrastes, pasas de una calor asfixiante a pelarte de frío por el AC del restaurante xDDD
Venga llega mañana nueva entrada con el primer día de Jaipur.
Saludos!!!!
Bueno, bueno, bueno… demasiada información, ¡no sé si voy a ser capaz de acordarme de todo!! Iré por partes:
1. Me ha encantado el comienzo del post, relatando esa llegada al aeropuerto en mitad de la noche… ¡qué recuerdos!! 😀
2. Eres un quejica: vuestro hotel estaba dpm! (aunque yo no hubiese pagado ese precio ni por asomo)
3. Te has hecho un experto en el arte del timo, eh? jajajaja Yo no recuerdo que intentasen timarme tanto…. O quizá es que me veían sola y tras hablar un poco conmigo les daba pena… O no, y yo me hice inmune a sus tretas!
4. Me encanta Delhi. Tengo unas ganas de volver!
La llegada al hotel fue toda una experiencia Ku, realmente la habitación era un oasis dentro del desierto, pero lo que dices ni de coña valía lo que nos costó, las cosas de reservar 🙁
Los momentos timo en los primeros días fueron toda una experiencia, pero poco a poco fuimos creciendo como viajeros jeje
Saludos!!!
Bueno.. pues ya me pongo a leer tu relato que tenía ganas…
A mi esta ciudad si me gustó bastante, quizás porque todo el mundo me la pintó mal y luego me sorprendió.
Lo de los timos es típico en casi todas las partes del mundo y la verdad que no recuerdo tanto estrés con ese tema. Una de las veces que se nos paró un chaval y nos dijo exactamente lo que tu dices… Se interesó por nosotros pero sinceramente no vi ninguna mala intención. En esa ocasión éramos nosotros los que le dijimos que estábamos buscando una oficina de turismo para conseguir un mapa y nos llevo a la puerta de una donde se despidió con un apretón de manos y nosotros entramos sin ninguna presión. Nos informaron bien y nos dieron el mapa con todo apuntado totalmente gratis… Todo son experiencias… y lo mismo si vuelvo algún día me encuentro con que me quieren timar solo a mi… pero la verdad que no fue para tanto.
La llegada al hotel por la noche en el taxi me recordó a la mia jejeje… yo no podía quitar la cara de la ventanilla y mirar perplejos las calles en esa noche.
Voy con el siguiente relato…
Un abrazo!
Eyy Victor, me alegra que estés de vuelta, no me he portado mal y tienes unas cuentas entradas ya subidas, osea que tienes para entretenerte un rato.
En estos países el tema timos y agobio va por barrios/días, pero la verdad que poco a poco te vas haciendo a ellos, lo que no quiere decir que te acostumbres, pero es lo que hay.
Saludos!!!
El truco de «no tengo cambio» es más que habitual en India, pero no es exclusivo. En Sudáfrica, que parece mucho más occidental (y lo es), no encontramos ningún taxista con cambio, y eso que llevaban taxímetro. Alguno se acabó llevando dinero de menos porque si alguien tiene que perder dinero, que sea otro.
Lo de la gente que se acerca para llevarte a su tienda, escuela, al hotel de un amigo… es agobiante pero, como bien dices, uno se acostumbra y los va dejando pasar.
Me alegra encontrar alguien que también se cabrea cuando le timan aunque el importe timado sea irrisorio: No se trata del dinero que pierdes, se trata de que te tomen por tonto!
Buenas JAAC 🙂
Ahí está el tema, no se trata de la cantidad con la que te timan, sino que te traten como si fueras tonto por ser un simple turista, pero si ellos son listos nosotros más jeje
Saludos!!!
Joe!! Pues si que hay que salir a la calle bien despierto/a para que no te «estafen» cada 2×3, no? En fin, supongo que estas son también las cosas del viaje que al final nos encanta contar una y otra vez, una y otra vez… sobre todo si no dejas que te «coman la tostada» XD
Un saludo
Pues si Amaia, hay que ir con 7 ojos si no queremos ser timados, pero luego son anécdotas que no te cansas de recordar y repetir 😀
Saludos!!!
Hola José Carlos, esta es la segunda de tus entradas que me estoy leyendo y la verdad que está genial para poder darse una idea de lo que te podés encontrar una vez ahí y cómo es aconsejable reaccionar. El primer día es fundamental para saber como enfrentar los siguientes, aunque me imagino que India debe ser una sorpresa constante.
Ahora, una pregunta práctica. Veo que estuviste dos semanas en la India y por eso la cantidad de tiempo en cada sitio es valiosa… vos hubieras estado más tiempo en Nueva Delhi?
Un saludo, Rayu
En un itinerario apretado creo que con 2 días completos le damos un buen repaso a Nueva Delhi, como verás a la vuelta de Nepal volvimos por Delhi y ahí lo recorrimos con más calma y dimos una visión totalmente distinta de la ciudad. Es un país complicado, al principio te impacta todo lo que ves e incluso te puede superar, pero luego te vas habituando y es uno de esos países donde se hace más el viajero y vive experiencias que le hacen madurar.
Saludos!!! 😛