Comenzaba un día complicado en París, siendo 1 de Enero gran parte de los lugares a visitar de la ciudad estaban cerrados y el planning era complicado de elaborar. Nosotros vistas las horas a las que nos habíamos acostado el día anterior, decidimos aprovechar un poco la cama y nos levantamos sobre las 10 y media, nuestra jornada sería más relajada de lo normal, pero tampoco tanto, estando en una ciudad como la capital de Francia no había problemas en encontrar rincones que recorrer.

Lo primero que hicimos fue dirigirnos a la estación de cercanías que teníamos a escasos 5 minutos caminando desde el hotel, Suresnes tenía una clásica parada sin techo con doble vía y de la que siempre tendré buenos recuerdos, ya que era el punto de inicio de cada una de nuestras jornadas y por tanto andábamos entre dormidos e ilusionados en su andén por saber lo que nos esperaría en cada cita.

No había control a la entrada del vagón simplemente teníamos que llevar el ticket y pasarlo por una máquina automática una vez dentro para verificarlo, tal como vimos la mayoría de gente hasta que llegaban a la estación central de la Defensa no lo hacía y precisamente esta sería nuestra primera visita del día.

Comenzaríamos en el mismo punto donde nos quedamos tirados la pasada noche, pero esta vez el paso por aquel lugar sería distinto, por un lado era de día, la gente plagaba la explanada y por otro teníamos ganas de conocer la zona, nada que ver con las ganas de llegar al hotel que teníamos en ese final atropellado de noche que tuvimos 🙁

La Defensa – Negocios y rascacielos de París

El Distrito de la Defensa es un moderno centro de negocios que prolonga al oeste el famoso eje histórico que comienza en el Louvre, esencialmente allí podemos encontrar multitud de rascacielos con oficinas, entre las principales compañías instaladas allí están Cegetel, la Société Génerale, Total, Aventis o Arcelor. Todo se encuentra conectado por una céntrica explanada peatonal, Le Palvis, donde se pueden encontrar jardines y multitud de obras de arte , formando un singular museo al aire libre y tuvimos la isólita suerte de encontrar un cuadro tan interesante como el que veremos a continuación.

Ya os puedo adelantar que se trata de una exposición única en ese día y que no se sabe cuando se volverá a exponer en esa zona, pero no dudéis que os mantendré informados si se vuelve a repetir 😀

Arco de la Défense en París

Al fondo podemos ver el Gran Arco de la Fraternidad o más conocido como el Arco de la Defensa, obra del arquitecto danés Otto von Spreckelsen. Su creación fue otro de los caprichos faraónicos de los dirigentes franceses, no solo en época de Napoleón se cometían estas locuras, en 1982, el Establecimiento Público para la Planificación de la Défense sacó a concurso el proyecto de un edificio que fuera insignia del eje histórico de París, se seleccionaron cuatro proyectos y uno logró imponerse por su fuerza, su simplicidad y su pureza, que además se mostraba como la versión moderna del Arco del Triunfo.

El cubo hueco del Grande Arche tiene 35 plantas. Es un hipercubo casi perfecto, con 108 metros de ancho, 110 metros de alto y 112 metros de profundidad. Sus 300.000 toneladas reposan en doce pilares. Intercaladas entre los pilares y la megaestructura, se encuentran placas de neopreno que absorben las vibraciones y los cambios de dimensión. Las vigas de hormigón pretensado son de 70 metros y soportan el techo de una hectárea. Se colocaron a 110 metros de altura con una precisión milimétrica, en definitiva un edificio hecho a capricho. Se puede accede a él por unas prominentes escaleras y desde allí podemos ver bonitas vistas de toda la Defensa e incluso del eje histórico que nos lleva hasta el Arco del Triunfo, en un principio se pensaba realizar perfectamente alineado con este último, pero se tuvo que inclinar 6,3º por las reducidas dimensiones de su emplazamiento, aunque el constructor sostuvo que era para que se apreciara mejor su volumetría cúbica.

Arco de la Défense from ZaGo on Vimeo.

Una de las figuras más fotografiadas en el paso por la Defensa es con el famoso «Le Pouce», realizado en el año 1965 por César Baldaccini para una exposición sobre las manos. Este impresionante pulgar mide 12 metros de altura y pesa 18 toneladas, la verdad que resulta curioso verlo entre edificios de casi 200 metros de altura y no podíamos desaprovechar la visita sin hacernos una foto delante de él.

Le Pouce (La Défense)

Aprovechando que nos habíamos alejado un poco de Grande Arche pudimos ver su sus caras exteriores que están cubiertas de 2.800 paneles de vidrio opaco de 5 cm de espesor, pensadas especialmente para prevenir deformaciones ópticas y resistir poderosos vientos. Es posible subir por medio de unas ascensores a su parte superior, donde hay varias salas de reuniones, un museo de informática y unas excelentes vistas de París, pero la niebla seguía aún visible y encima ese día estaba cerrado, por lo que nos despedimos de la zona y seguimos nuestro camino.

En un día de fiesta como el que era, había que aprovechar para ver algunos parques y por ello nos fuimos de punta a punta del eje histórico hasta el Jardín de las Tullerías, que se encuentra entre la plaza de la Concordia y el Museo del Louvre.

Jardín de las Tullerías en París

Si por una cosa me gustan las grandes ciudades, es que por lo general dentro de su amplia oferta siempre hay enormes parques y jardines por los que perderse y disfrutar de bonitas vistas, estos jardines se encuentran hoy en día en lo que fue el Palacio de las Tullerías, un palacio real que fue residencia de varios monarcas franceses y que por un incendio provocado en 1871 fue arrasado y destruido finalmente en 1882. En español se podría traducir como
Palacio de los Tejares o de las Tejeras, y que tiene su origen en las fábricas de tejas que existían antiguamente en lo que luego sería el emplazamiento del palacio, y que fueron derruidos para permitir su construcción.

Teseo y el minotauro, París

En la actualidad es un bello parque repleto de fuentes y esculturas donde pasear en tan incomparable marco, no faltan las palomas revoloteando por sus alrededores y artistas callejeros intentando ganarse unas monedas con sus obras o con una caricatura nuestra.

La verdad que miremos para el lado que lo hagamos encontraremos hermosas panorámicas, ya sea hacia la Concordia, el Sena, el Louvre o la Rue de Rivoli, a media que avanza la mañana la zona se llena cada vez de más curiosos y se abren puestecitos donde comer o beber algo, que siempre se agradece y más en días frescos.

Pero sin duda lo que no nos podemos perder es un paseo por la arboleda contigua al Sena con el museo del Louvre al fondo y con cada uno de los edificios que se encuentran en la otra orilla del Sena como la Asamblea Nacional o el Museo de Orsay, que sería nuestro siguiente punto de interés.

Louvre desde Jardín de las Tullerías

Para llegar a él, tuvimos que cruzar el Sena por la Pasarela Léopold Sédar Senghor, creo que ha sido de los puentes que mas me han gustado de toda la visita, desde el lado norte parte casi al borde del agua y gracias a la crecida por aquellas fechas se podía tocar el agua y casi notar como si se andara sobre el río.

Según avanzamos y cogemos altura gracias a su forma de arco llegaremos a una superficie en la que en su barandilla se han ido colocando los típicos candados como muestras de amor de los visitantes, como no habíamos llevado ningún cerrojo y creemos que estas prácticas a la larga lo que traen es un perjuicio para los lugares donde se colocan por la presumible oxidación, pues que menos que hacerse una foto delante de este sitio tan romántico en el que centenares de parejas quieren dejar una huella de su amor.

Pasarela Léopold Sédar Senghor
Puente de los Candados en París

Al fin llegamos al Museo de Orsay, no sabíamos si nos iba a dar tiempo a visitarlo otro día y aunque ese día estaba cerrado su estructura es motivo suficiente para hacer una visita, sus orígenes se centran en lo que fue una estación de ferrocarril en el siglo XIX y en su entrada podemos encontrar varias esculturas de bronce con temáticas de animales, a nosotros los que más nos gustaron fueron el elefante obra de Emmanuel Fremiet y el rinoceronte de Henri Alfred Jacquemart que se realizó para la Expo de 1878,  nos hicimos una foto con cada uno.

A mi espalda también se puede ver un bonito caballo obra de Pierre Rouillart, en definitiva aunque no se pudiera entrar, fue una breve y bonita visita que recomiendo a todo el mundo.

Desde esta localización cogimos nuevamente el metro, rumbo al más famoso puente de París, el de Alejandro III. No lo he comentado hasta ahora, pero desde este día nos sentíamos casi dioses, porque teníamos ya activa nuestra París Visite de 5 días, desde aquí y hasta el final del viaje no tendríamos que preocuparnos por el número de viajes que hiciéramos ni por las zonas donde nos fuéramos a mover, porque teníamos la de 1-6, se lo recomiendo a todo el mundo, echar cuentas y si sois de los que tenéis unos días no muy elevados y queréis ver el mayor número de cosas posibles, es la mejor opción para completar nuestros objetivos.

Paris Visite – Pass transporte público

Un tema que si me gustaría criticar, es el estado en el que se encuentran los tornos de algunas estaciones, no era raro el día que alguna no funcionara o que nos pasara la gracia de que uno pasa y el otro necesitara 10 intentos hasta que le cogía el billete, con la correspondiente coña de verse cada uno en un lado y separados por una máquina xDD

Al Puente de Alejandro III llegamos rápidamente, era una única parada de metro y así disfrutamos de esta exuberante pasarela que une la explanada de Los Inválidos con el complejo monumental formado por dicho puente, el Gran Palacio y el Petit Palais. Es el más largo de la ciudad y su estilo es el propio de la Tercera República Francesa.

El puente se construyó en 1896 y se inauguró en 1900 como homenajea al Zar ruso Alejandro III, para celebrar la alianza franco-rusa. Cuenta con unas estatuas que representan a “Las Ninfas del Sena”, que a su vez representan a Francia, y a “Las Ninfas de Néva”, las de Rusia, que son obra de Georges Récipon, que también realizó las cuadrigas del Gran Palacio.

Puente de Alejandro III en París
Cruzando el Puente de Alejandro III

Su decoración es abundante, impresiona saber que tiene treinta y dos candelabros de bronce situados en las barandillas que iluminan el puente, los cuatro candelabros de los extremos están más ornamentados. Al fondo en el lado sur se encuentra Los Inválidos que aprovechamos para divisar a lo lejos por si un casual no daba tiempo a visitarlo más adelante, ya que en aquel día como casi todo, estaba cerrado.

Las amplias aceras permiten que se pueda cruzar cómodamente caminando o en bicicleta, algo bastante frecuente por París, ya que las condiciones llanas de la ciudad permiten que sea un excelente medio de transporte para recorrerla, para quien le interese el servicio automatizado de alquiler se llama «Vélib» un juego de palabras entre Velo: bicicleta y Liberte: libertad y puede encontrar información en español aquí: Velib Info

No será raro que os encontréis a gente alquilando estas bicicletas por toda la ciudad, al igual que las estaciones de alquiler que se encuentran repartidas de forma numerosa por todos los distritos, igual no es tan económico como en otras ciudades europeas, pero tampoco sale caro del todo.

Alquiler de bicis en París

Terminada nuestra visita nos dispusimos a visitar una de las plazas más destacadas de Francia, la de la República, pero antes había que coger nuevamente el RER.

No se vosotros, pero por mucho que me gusten las cosas modernas, hay cosas que cuanto más sabor añejo tengan más me gustan y una de esas cosas son las clásicas estaciones de tren, siempre claro que no miremos a la moderna publicidad de videojuegos de la izquierda, pero bueno no he dicho nada 😛

Estación clásica en RER de París

Así llegamos a la Plaza de la República y en su centro pudimos ver encima de una gran columna a la Marianne, peinada con un gorro frigio, símbolo de la libertad, y una corona vegetal. En la mano derecha sujeta un ramo de olivos, símbolo de la paz y con su otra mano sujeta una tablilla donde se puede leer «DROITS DE L’HOMME» (derechos humanos). En su cintura lleva una espada.

Es una zona epicentro de varios distritos y la cantidad de trafico alrededor es enorme (convergen 9 vías), pero los edificios contiguos y la citada escultura merecen una visita por ser uno de los símbolos de la nación francesa.

Marianne, place de la République

Eran las dos de la tarde y de nuevo volvimos a caer en uno de esos pecados capitales estando en una capital gastronómica como es París, pero al pasar por un KFC el olor de sus clásicas alitas de pollo picantes nos enganchó sin previo aviso, sin darnos cuenta ya estábamos dentro y con las bandejas por delante.

Recibido el aporte calórico necesario para continuar la marcha, nos pusimos rumbo al cementerio, pero… ¡Tranquilos, que no se ha muerto nadie! nuestro interés era visitar Père-Lachaise un bonito parque-cementerio en el que se encuentran enterrados muchos personajes célebres.

Su disposición es como un gran parque en el que paseamos entre las hileras de tumbas, unos caminos son más anchos que otros y en la entrada podemos coger un mapa gratuito para encontrar las lápidas de algunas personalidades allí enterradas.

Cementerio de Père-Lachaise
Mausoleos en Père-Lachaise

Un paseo por allí es como una macedonia de sensaciones, por un lado se pasea tranquilo y muchas de los nichos, tumbas y mausoleos llegan a ser hasta bonitos, pero quieras que no es un sitio donde se encuentra gente enterrada y pone un poco los pelos de punta, sobre todo a medida que nos fue anocheciendo, en pocas palabras y como diría mi buen amigo de Callejeros Viajeros, es un paseo entre huesos mondos y lirondos.

Cementerio del Père-Lachaise from ZaGo on Vimeo.

Una de las primeras tumbas que teníamos interés de visitar era la de Oscar Wilde, escritor, poeta y dramaturgo del siglo XIX que es considerado como uno de los dramaturgos más destacados del Londres victoriano tardío; además, fue una celebridad de la época debido a su grande y puntilloso ingenio. La verdad que la gente lleva hasta un punto extremo su devoción por el personaje y tienen la tumba hecha un cristo, aunque sin llegar a los extremos de la de Jim Morrison el célebre vocalista del grupo The Doors, que también se encuentra allí enterrado.

Como he dicho antes, muchas de las tumbas cuentan con una decoración de lo más interesante. Existen varios memoriales que no debemos perdernos como a los voluntarios franceses en las Brigadas Internacionales de España 1936-1939 o a las víctimas del campo de concentración de Bergen-Belsen.

En la parte central encontramos un columbario y a su alrededor varios soportales con nichos, similares a los que podemos encontrar en cualquier cementerio español, en donde se encuentran alojadas las cenizas de aquellos quienes han pedido ser incinerados.

Columbario en Père-Lachaise
Tumbas en cementerio de Père-Lachaise

En una primera instancia me daba la impresión que salvo famosos, el resto parecían ser todos familiares enterrados de gente francesa, pero según avanzamos por el camino comenzamos a ver apellidos de toda Europa e incluso de familias asiáticas.

´Tumba familia asiática en Père-Lachaise

En su parte sur se encuentra el Muro de los Federados, en ese mismo lugar un 28 de mayo de 1821 fueron fusilados 147 comuneros, denominación que recibían los dirigentes de la Comuna de París.

Muro de los Federados en Père-Lachaise
Panorámica de tumbas en Père-Lachaise

Es posible realizar visitas guiadas previo pago, como se puede ver es un sitio bastante concurrido y los parisinos lo utilizan como si fuera un parque más, aunque las visitas no sea lo más típicas que se pueden esperar, pero evidentemente no es un parque más.

Por último, antes de marcharnos de allí nos dijimos a visitar la tumba de Frédéric Chopin, célebre compositor y virtuoso polaco, considerado como uno de los más importantes de la historia del romanticismo musical, que la verdad me hacía especial ilusión, ya que en mi familia siempre nos ha gustado mucho la música clásica, como curiosidad aunque su cuerpo permanece allí, se obedeció la última voluntad del músico, extrayendo su corazón y depositándolo en la Iglesia de la Santa Cruz de Varsovia.

Tumba de Chopin en Père-Lachaise

Estaríamos allí como unos 45 minutos y concluida nuestra visita, era momento de volver al mundo de los vivos, había llegado el momento de visitar uno de los barrios más típicos de París, Montmartre.

Tocaba coger nuestro gran amigo el metro y desplazarnos hasta la estación de Anvers, la verdad que llevábamos ya nuestros kilómetros recorridos y las piernas comenzaban a pesar, así que el tiempo que estuviéramos sentados era bien acogido,  no hay más que ver la cara de paz y felicidad de Carmen, tan plácida viendo el pasar de las paradas, seguro que no le hubiera importando que fueran el doble 😀

Disfrutando del metro de París

En una ciudad con una red de metro tan grande hay una diferencia de lineas tremenda, podemos llegar a una estación en la que los monitores que indican las paradas se ven en pantallas monocromo, que en ocasiones ni funcionaban, como podemos entrar a un vagón en el que las paradas vienen marcadas por lucecitas y a medida que vas pasando por ellas se van apagando, en definitiva que es una auténtica lotería, pero vamos llevando un buen mapa y yendo al tanto por la ventanilla de la estación en la que se arriba no hay mayor problema para moverse, el único problema es pillar hora punta e ir un poco apretujados, pero poco más.

Indicadores paradas metro de París

En aproximadamente 15 minutos estábamos en el célebre barrio y justo enfrente al monumento más representativo del distrito, la Basílica del Sacré Coeur. Estuvimos un rato caminando por sus calles llenas de gente y repletas de tiendas, donde compramos unas estampas clásicas con vistas de París a 8 euros 10, nos gustaron mucho porque eran ideales para enmarcar, cogimos algunas a color y otras muy vistosas en blanco y negro.

Calle comercial Steinkerque en París

El chocolate nuevamente hizo acto de presencia, en una de las tiendas en el margen derecho de la Rue de Steinkerque al entrar te intentaban inducir a que compras algo regalándote muestras de sus productos, la verdad que las galletas con chocolate que probamos estaban realmente ricas, pero vistos los precios nos echamos para atrás 😀

Tienda chocolates cerca del Sacré-Cœur

Nuestra intención era haber paseado algo más por tan bohemio barrio, visitar sus famosas viñas, ver la place du Tertre o simplemente pasear por las célebres calles donde pasearon tan carismáticos personajes como Picasso, Edith Piaf o Erik Satie entre otros, pero el tan citado y temido 1 de Enero nos metió en una marea de gente con una única dirección la colina de Montmartre hasta la basílica, así que preferimos salir un poco del agobio  y como nuestra intención principal era conocer el famoso edificio religioso pues nos dejamos llevar hasta la misma.

Carrusel de la Basílica del Sacré Cœur
Sacré Coeur, Carrousel

Antes de subir por las escaleras que nos llevan hasta la el Sagrado Corazón podremos ver un bonito carrusel, para todo aquel que haya visto la película Amelie se le vendrá a la cabeza esta imagen, ya que por este barrio se rodaron varias escenas de la película, es bastante frecuente que haya incluso cola de niños deseosos de montarse en la atracción. Ya desde allí comenzamos a subir por los escalones para llegar al monumento, hay que avisar, que toda esta zona está llena de vendedores habidos de mil y una técnicas para vendernos sus productos, la más típica es pedirnos que alarguemos el brazo y en ese momento colocarnos una pulsera hecha de cuerdas de colores, una vez puesta nos piden 7, 10 o los euros que les parezca y no nos la querrán quitar del brazo hasta que accedamos al precio, nosotros ya lo habíamos visto en algún que otro documental e íbamos sobre aviso, así que manos en los bolsillos y hacernos los despistados ante las señales de estos tipos fue nuestra táctica 😀

Es una de las iglesias mas populares de la ciudad de la luz entre los turistas, seguramente por la singularidad de su magnífica estructura de estilo Romano-Bizantino, asentada en el punto mas alto de la ciudad. La idea original de construir una iglesia católica romana dedicada al Sagrado Corazón fue desarrollada en Francia al final de la guerra Franco-Prusiana en 1870. La Basílica fue diseñada por el arquitecto Paul Abadie y fue continuada por otros arquitectos cuando el murió en 1884. No fue sino hasta 1914 cuando la construcción fue completada pero la consagración no tuvo lugar hasta el final de la Primera Guerra Mundial.

Escalinata de la Basílica del Sacré Cœur
Basílica del Sagrado Corazón de Montmartre

Se construyó con piedras del travertino extraído en el Château-Landon (Seine-et-Marne ), Francia . Esta piedra  tiene la peculiaridad de que exuda constantemente la calcita, que asegura de que la fachada siga siendo blanca incluso con la erosión y la contaminación, todo un acierto sin duda.

Existen 3 escaleras para ascender, 2 laterales y una central, todas ellas inundadas de visitantes y se asciende de forma lenta pero sin pausa, para los que no tengan ganas de subir estos 222 peldaños y también acordándose de las personas mayores o minusválidos, existe un Funicular que va desde Place Suzanne-Valadon a Place Willete que está debajo de Sacré-Coeur. Usar este servicio te costará un billete del metro. Nosotros optamos por subir andando, tampoco eran tantos escalones y así lo íbamos viendo todo con más calma y haciendo las fotos de rigor.

Por los alrededores se suele sentar gente esperando que anochezca porque es un sitio bonito para ver la caída del sol y también para escuchar a los músicos callejeros que se asientan por la zona.

Posando en Basílica del Sacré Cœur

La entrada a la basílica es gratuita para todos y está abierta todos los días desde las 6 am hasta las 11 pm. En la entrada se agolpaba gran cantidad de gente, pero poco a poco y echando un poquito los codos para abrirse paso nos metimos dentro, una vez dentro la visita se realiza en el sentido de las agujas del reloj y nada más entrar te alertan de que no se pueden hacer fotos.

«Lo siento padre pero he pecado nuevamente y no he podido evitar echar alguna foto» 🙁

Al entrar en su interior podemos ver su planta de cruz griega y encontrar una decoración plástica, pictórica y musiva, que alcanza tal vez un esplendor sin igual y gracias al control que mantienen los encargados de su conservación hay un silencio solemne que encandila.

Interior Basílica del Sagrado Corazón
Maqueta de la Basílica del Sagrado Corazón

Se camina por sus soportales y se van viendo las distintas vidrieras e imaginarios que adornan cada una de las capillas, como curiosidad su ábside está decorado con el mosaico más grande del mundo con 475 m2, representando el Sagrado Corazón de Jesús glorificado por la iglesia católica de Francia.

Velas en Basílica del Sacré Cœur

Y no falta una maqueta a escala de la basílica, donde se representa fielmente la para mi gusto magnífica basílica, que se diferencia de cualquier otro edificio en París.

Una vez hicimos todo el recorrido interior, salimos y nos encaminamos a subir a la cúpula y visitar la cripta, para ello hay que bajar por unas escaleras exteriores en el lateral izquierdo y pagar 5 euros, el horario de visitas para el Domo y la Cripta: 9:00 a 17:45.

La entrada se compra en una máquina que ¡Oh sorpresa! Acepta billetes y ¿sabéis lo mejor de todo? Que tal como los metes, te los devuelve xDDD, vamos que París y las máquinas aceptando billetes es casi una utopía, al final optamos por pagarlo con tarjeta y subir los escalones hasta llegar a lo alto de la cúpula.

Vistas desde Basílica del Sacré Cœur

Las vistas desde arriba son magníficas, se puede ver París a kilómetros en el horizonte y como era la hora en que estaba cayendo definitivamente el sol, disfrutamos de un cambio de luces impresionante.

Cúpula de la Basílica del Sacré Cœur

Y también se pueden divisar las otras 3 cúpulas, que adornan la iglesia, el domo central donde nos encontramos llega a los 80 m. de altura desde el interior de la iglesia y está tocado por una linterna, formada por una columnata.

Os podéis imaginar que la paliza de subir escaleras es considerable y creo que es la subida más craustrofóbica de todo París, como subimos a poco de cerrar, en ese momento éramos los únicos que estábamos arriba en ese momento, estábamos disfrutando del lugar, pero teníamos ganas de bajar y salir sin problemas, no nos apetecía nada pasar la noche en aquel sitio por quedarnos encerrados.

Seguramente para evitar que la gente escriba en las paredes por dejar una marca de su paso por allí, han colocado chapones de madera donde se puede escribir, supongo que cada cierto tiempo los cambiarán, como no podía ser menos ahí dejó Carmen una huella de nuestra visita y le hicimos una foto para conservarlo para siempre.

Firma en Basílica del Sacré Cœur

Al terminar de bajar y dirigirnos para visitar la cripta, nos encontramos con un cartel que rezaba: “Fermé”. Ayyy que maldita palabra que nos quería perseguir ese día hasta el último momento, por tanto nos quedamos con las ganas de entrar, eso si los 5 euros pagamos para Domo+Cripta bien que nos los cobraron, ni un descuento por estar lo segundo cerrado, que pillos…

Cuando salimos ya era de noche y la basílica estaba iluminada, era una imagen muy bonita y se podía ver todo el monumento flanqueado por las estatuas de Santa Juana de Arco y San Luis. Ya era tarde para seguir visitando Montmartre y la noche nos llamaba para dar un paseo por el Barrio Rojo de París y ver que se cocía por allí.

Así recorriendo el Boulevard de Clichy nos metimos de lleno en Pigalle, el barrio predilecto de París en la oferta de espectáculos eróticos y similares, una vía repleta de luces de múltiples colores para despertar el interés de los viandantes, sin duda el mejor momento para pasear por allí es al caer la noche donde se despliega toda la actividad posible en la zona.

Sexodrome en Barrio Rojo de París

El primer edificio que nos sorprenderá será el Sexodrome, una boutique del sexo que cuenta con nada más y nada menos que cuatro plantas y que aunque no pensemos comprarnos nada, merece la pena echar un vistazo a la amplia oferta, solo por ver la cantidad de productos tan insólitos con los que cuenta, desde luego al menos para echarse unas risas nos servirá tan variopinta tienda.

Una vez resuelta nuestra curiosidad, seguimos caminando y viendo tiendas de todo tipo, ya únicamente desde los escaparates, las que más abundaban eran las que contaban con los típicos trajes eróticos que tanto nos suelen gustar a los hombres, los había de todo tipo desde los más clásicos como la típica conejita a otros menos comunes e incluso los había para hombres, el caso es que cualquier demanda de este tipo sea cubierta, eso sí ya os aviso que los precios no eran económicos precisamente como para hacer la gracia de pensar en comprar alguno, pero bueno lo típico, se mira y se continua el camino.

Por regla general los escaparates estaban atestados de curioso, ciertamente los escaparatistas habían hecho unos montajes muy currados.

Club erótico en París
Trajes eróticos en Barrio Rojo de París

Poco después pasamos por la fachada del Museo Erótico de París, bien visible con luces verdes y moradas, en el pasado fue  un cabaret de los mas renombrados, hoy alberga varias muestras (algunas bastante explícitas) de la sexualidad humana, el precio de la entrada es de 9 euros y se puede visitar desde las 10 de la mañana a las 2 de la madrugada, nosotros simplemente pasamos por delante, no era algo que tuviéramos un interés especial en ver.

Continuando nuestro caminar pasamos por varios sexshops, clubs y salas de striptease, este barrio no tendrá el nombre que pueda tener el de Ámsterdam, pero si que cuenta con todo lujo de servicios para los que gusten frecuentar este tipo de lugares, nosotros pues lo típico un paseo callejero y nada más, que no se nos había perdido nada dentro de ninguno de esos locales.

Iba yo a hacer una foto de uno de esos locales, cuando un grupo de chicas se tiró hacia mi cámara, tan solamente una fue la agraciada de salir en la foto, tengo una toma posterior limpia sin gente, pero bueno colocaré en el reportaje en la que sale la sujeta, por si se reconoce en la foto (complicado..) y quiere una copia, gustosamente se la mando, aunque para otra vez que avise antes de saltar revoloteando como una posesa, un poquito de por favor mujer… 😀

Nuestra parada final en este recorrido por el barrio más caliente de todo París (aunque decir eso a 2º es mucho decir) fue en el mítico cabaret parisino de Moulin Rouge, construido en el año 1889 por el catalán Josep Oller, es famoso por su gran imitación de un molino rojo en la azotea del edificio. Es un símbolo emblemático de la noche parisina, el edificio posee una rica historia que aún continúa, allí cada noche se ofrece una gran variedad de espectáculos para todos aquellos que quieren evocar el ambiente bohemio de la Belle Époque.

Moulin Rouge en París

Nosotros se puede decir que fuimos para no dejar de tener la típica foto delante del molino, vamos, aquello estaba plagado de curiosos, pero ni mucho menos estábamos interesados en entrar, el espectáculo que allí se ofrece no nos llama la atención y la típica cena con precios desorbitados no era santo de nuestra devoción tampoco, osea que un vistazo rápido y a otra cosa.

De allí nos fuimos a Les Halles,  había llegado el momento de ir un rato de compras, llegamos a Forum des Halles lo que es casi una ciudad subterránea de varios niveles repleta de tiendas, aunque también cuenta con la estación de tren más grande de París, jardines, oficinas y locales de restauración.

Pero la verdad que en cuanto a tiendas nos resultó un centro comercial sin más, no vimos ninguna tienda a la que hacer mención especial, ni nada que nos interesara realmente, también es cierto que al ser 1 de Enero muchas de ellas estaban cerradas y que la señalización en el lugar es casi inexistente, por lo que íbamos casi sin saber muy bien por donde tirar, quizás en otra ocasión que dispongamos de más tiempo y vayamos con más detenimiento le sacamos un partido mayor, porque habíamos leído críticas bastantes positivas de este sitio.

Caminamos un poco por las calles del distrito hasta toparnos con el Centro Pompidou, un Centro Nacional de Arte y Cultura donde se encuentra el Musée National d’Art Moderne, que es la galería de arte moderno más grande de Europa. Su fachada exterior sorprende por su estructura industrialista, y con los elementos funcionales, conductos, escaleras, etc., visibles desde el exterior. Las conducciones de agua, aire o electricidad fueron pintadas de colores atrevidos y extraídos de la parte principal del edificio, para dejar un interior diáfano.

Fue inaugurado en 1977 y causó un gran revuelo, pero en la actualidad es un sitio bastante aceptado y prueba de ello es que es de los lugares más visitados de toda la ciudad con más de 6 millones de visitantes al año.

Centro Pompidou de París

Por la hora tuvimos suerte y no había nadie en la cola, así que entramos del tirón, una vez dentro sorprende que su interior sea tan luminoso, por los techos interiores pasan todas las tuberías y elementos que hay en las fachadas, estando todos estos elementos a la vista. De esta manera, dentro del edificio se consigue esa misma imagen de caos y maraña de elementos tecnológicos propia del exterior.

Cuenta con salas de cine, un centro de investigación musical y acústica; y una biblioteca con un aforo de 2.000 personas, pero nosotros únicamente sacamos los tickets gratuitos por ser menores de 26 años y miembros de la UE para ver el Museo de Arte Moderno, para quien piense visitarlo debe saber que los horarios de acceso son de 11h a 21h y la entrada cuesta 10 euros, según parece se recomienda visitar por la tarde que hay menos gente, nosotros al menos damos fe de ello 😀

Subimos por las escaleras mecánicas las cuales como habréis visto anteriormente se encuentran en la misma fachada del edificio y llegamos a la segunda planta donde se encuentra el museo.

Galería del Centro Pompidou en París

Sus salas muestras obras un tanto controvertidas, la primera planta en especial apuesta por un arte demasiado moderno para mi gusto, que se jacta en lo absurdo para intentar captar la mirada y el interés del visitante, a nosotros no nos gustó demasiado, porque nos gustan las obras un poco más clásicas, pero bueno siempre es interesante ver conceptos distintos de arte.

En la planta segunda se encuentran obras de artistas de la talla de Pablo Picasso, Miró o Andy Warhol, asi como también de otros artistas menos conocidos.

Una malagueña como Carmen no podía perder la oportunidad de tener una foto delante de un Picasso, hay que decir que no hay ningún problema en sacar fotos en cada una de las salas y se encuentran repartidos por todo el museo trabajadores para preguntarles y que orienten sobre cualquier duda que tengamos de las obras expuestas, todo un detalle.

En mi caso me permití unos minutos de meditación entre los cuadros para llegar a comprender más toda la composición allí presentada, eso o que aproveché para sentarme un rato y descansar, sois libres de pensar lo que os plazca 😉

Si bien en la segunda planta se encuentran obras de 1905 a 1960 en la primera datan de 1960 a nuestros días, no solo podremos ver cuadros o fotografías sino los objetos más insólitos que podamos imaginar, muchos de ellos bastante curiosos.

Uno de mis pintores de arte abstracto favoritos es el ruso Kandinsky, no faltan una cuantas obras suyas en la sala, es considerado como el que comenzó con la abstracción lírica y la verdad que sus obras desde chico siempre han despertado mi curiosidad y eso que mis gustos siempre han estado más cerca de los grandes clásicos del S. XVII.

Escaleras Centro Pompidou, Paris
Arte moderno en Centro Pompidou, Paris
Asimilando la visita al Centro Pompidou, Paris

Otro de los muchos cuadros que me llamaron la atención fue «El Torero» pintado por el controvertido pintor búlgaro Jules Pascin, un artista muy ligado a la ciudad, ya que murió allí tras años de amores, locuras y desenfreno en el Montparnasse de la década de los 20 del siglo pasado.

De ahí para finalizar la visita, nos fuimos a un grupo de salas de las típicas en que no sabes si tú te has vuelto loco o es el mundo el que está como una cabra, llena de propuestas modernas, unas con más acierto que otras para mi gusto.

En el vídeo de abajo podemos ver el claro ejemplo de una composición simple de elementos que te hace pasar una y otra vez para ver el efecto óptico, cosas del ser humano que es así de curioso.

Centro Pompidou from ZaGo on Vimeo.

Pese a que muchas obras son un poco contradictorias en las que igual te encuentras un tapiz de dimensiones considerables pintado íntegramente en blanco y con un ridículo punto aleatoriamente colocado, hay que reconocer que hay obras son muy divertidas, tanto por la obra en si, como por ver a la gente poniendo caras raras o girando la cabeza en posiciones que un médico no recomendaría en ningún momento.

Satisfechos a medias abandonamos el recinto, ya se sabe que en estos lugares que intentan ser tan transgresores es frecuente que no todo guste, yo recomiendo que si no estáis seguros totalmente de si os va a gustar os lo penséis, salvo que tengáis la entrada gratuita como nosotros y no tengáis nada que perder, salvo un tiempo mejor o peor invertido.

Al salir caminamos hasta la plaza cercana de Stravinsky, donde se encuentra una gran fuente con 16 esculturas en sus aguas. Las esculturas se mueven, giran y también sacan agua. Las esculturas negras fueron realizadas por Tinguely, las de políester son de Niki de Saint-Phalle y las restantes son de colaboración mutua.

Fuente Stravinsky en París

Es bastante peculiar y merece la pena echarle un vistazo, por el día es punto de encuentro de jóvenes y suele ser bastante común encontrarse a gente comiendo algo, la proximidad con la biblioteca que se haya en Pompidou invita a tomarse un descanso en el estudio y socializarse un poco con el gentío que puebla la plaza y por los restaurantes que se encuentran alrededor.

Nuestra última parada del día fue a L´Hôtel de Ville, el edificio donde se encuentra el ayuntamiento de París, que al ser Navidad por las noches se encontraba iluminado con miles de centelleantes luces y con una amplia pista de patinaje frente a su fachada.

Hôtel de Ville de Paris

De allí ya nos fuimos al hotel, eran casi las 9 cuando nos dispusimos a volver a nuestro alojamiento para descansar, bastante satisfechos con todo lo que habíamos visto en ese día, que para habernos encontrado un París dormido o al menos en lo referente a monumentos que visitar que en su gran mayoría estaban casi todos cerrados, no había sido para nada una jornada perdida y nos habíamos quitado un buen número de sitios de nuestra lista.

Al llegar al hotel nos encontramos con unos vecinos un poco ruidosos y que al parecer no tenían muchas ganas de dormir, pero eso ya será algo que tendréis que esperar para saber como sigue la historia, porque formará parte de la próxima entrada.

Autor

José Carlos DS: Economista y blogger de viajes en La Próxima Parada desde 2009. Ratón de ciudad, pero que le gusta la naturaleza por igual. Sus otras pasiones son el cine, los deportes y los videojuegos.

16 Comentarios

  1. La verdad es que en un principio parecía que iba a ser un día de lo más tranquilo con pocas cosas para ver… ¡ni mucho menos! Acabé igual de cansada y contenta que del resto de los días (y con el mismo maldito frío en los pies…)

    Sin duda lo más impresionante del día fue el Sagrado Corazón. Al principio al ver a tanta gente supusimos que iba a ser casi una tarea hercúlea abrirnos paso para no tirarnos hoooooooras esperando, pero la verdad es que no para de entrar y salir gente, por lo que la espera es leve y, de todas formas, merece la pena. La subida a la cúpula es algo que aconsejaría de todas todas, es cierto que incluso yo que soy bajita, sentí un poco de agobio, pero las vistas son espectaculares.

    El cementerio también es precioso. Al principio veía una visita hacia allí como algo macabro, casi sacrílego, pero la verdad es que se hace todo con mucho respeto y te llegas a sentir sobrecogido.

    Resumiendo, un día bien aprovechado ;P

  2. Es que el elefante parece desnutrido, el rinoceronte mola mucho más xD

    El parque-cementerio está muy guapo aunque no sé como la gente puede pasear por ahí como si nada…

    Buen reportaje, cada vez me gusta más París xD

  3. Está claro que cuando me anime a ir a París, estos relatos me serán imprescindibles: son compeltísimos! 😉 Vaya veo que el chocolate os perseguía, como a mí me pase eso me vengo con unos cuantos kilos de más jajaja, aunque seguro que los precios me hacen un favor y ayudan a mantener la línea…

  4. Pues para ser 1 de enero y estar muchos sitios cerrados, os cundió mogollón!!! Aayy qué de recuerdos me trae tu entrada!! París es mi ciudad favorita de todas las que he visitado. He estado ya dos veces y la verdad es que sueño con volver a ir porque hay tantos rincones bonitos que ver!!!!
    Yo al cementerio no fui, aunque había oído que merece la pena, pero teníamos los días contados y tuvimos que priorizar y eso, y al igual que la Defense y Pompidou, se nos quedó en el tintero.
    Saludos

  5. Cielos! Esto si que es aprovechar un día y el resto son tonterias! A mi el barrio de La Defence no me gusta nada, lo encuentro muy frio… si embargo me gustan mucho algunas zonas de Montmatre… Paris tiene un monton de contrastes.

    Un beso,

  6. ¿Aprovechar un día? … y también la mejor manera de hacer un !! RELATAZO !!

    Pocos relatos en internet he visto tan completos como este. Me han encantado las fotos desde arriba (y el detallito de la foto con las visitas, jaja) pero.. en geneal uno de los mejores relatos que he leido ultimamente

    Un abrazo muy fuerte desde la familia chavetas

    Isaac

  7. Carmen ya sabes que con mis planning nunca un día es relajado, siempre hay planes alternativos para no desaprovechar el tiempo xD

    José Antonio como se nota la gente con buen gusto 😉

    Dany, pon a buen recaudo la cartera en París entonces si te gusta el chocolate, porque soy yo que no es que sea muy fan y piqué en más de una ocasión, así que… jaja

    M.C. pues venga a animarse y que venga llegue la tercera visita, ahora mismo me paso a ver que tal te lo pasaste por Liverpool 😀

    Isabel hay que aprovechar que París es una ciudad de contraste, por lo que no podía faltar ver la parte más moderna en contraposición con la más histórica y antigua, todo es bonito en su estilo.

    Isaac me alegra que te parezca tan completo el relato, se intenta hacer lo más representativo posible de la experiencia y si sirve de ayuda a otros viajeros mucho mejor.

    Saludos!!!!

  8. Buenas!!! La defensa es mi lugar pendiente de París pero al final no me he podido acercar en ningún momento salvo cuando estuve en Paris con mi coche y dimos una vuelta entre los rascacielos pero sin bajarnos. Di más vueltas que un tonto por allí porque no sabía como salir de donde me encontraba y encima no se donde me metí que me fui de allí sin ver el cubo… que precisamente era lo que quería ver. Cuando nos situamos en la calle que va al arco del triunfo y lo vimos, ya nos dio pereza volver para atrás.

    Tu eres de los mios jejeje… visitando cementerios. A mi me encantan estos sitios y no es que sea tan macabro como pueda parecer, pero me resultan muy curiosos. También tengo pendiente visitar este que mencionas pero si que visité el de Montparnasse aunque no hay tanta gente famosa enterrada allí.

    Un saludo!

  9. De nuevo has realizado un gran trabajo con el relato Jose Carlos, te felicito. París se ve igual de bonita que siempre, que ganas me da de volver a visitarla.

    A mi el Sagrado Corazón me impresinó y me temo que tendré que volver a visitarlo ya que la velita que encendí se me ha hecho realidad!!
    Un saludo y felicidades por tan completo post.

  10. Vaya Victor veo que te has puesto al día jeje

    La verdad que La Defensa es un distrito bastante laberíntico, a pie es fácil perderse, cuanto más en coche xD

    Me alegra que te guste Fran, nosotros volvimos encantados y sin visitar todo lo que teníamos en mente, por lo que será obligado volver para ver el resto.

    A ver si finalizo la próxima entrada y la cuelgo, que llevo unos días bastante liado 😀

    Saludos!!!

  11. José Manuel Sánchez Responder

    El puente de Alejandro III lo vi hace poco en una película, no recuerdo cual xD.

    Un día muy completo, y eso que os levantasteis a «las tantas». Pero bueno, mejor estar descansado para disfrutar al 100%.

    Ahora si me da tiempo me leeré también la siguiente parte del reportaje para qué ocurrió con los vecinos ruidosos xD.

  12. París es una ciudad tan filmada que raro es quien no hay visto alguno de sus monumentos por cine o televisión.

    La verdad que nos cundió y encima fuimos muy descansados, por tanto una jornada perfecta.

    Saludos JM 😉

    • No dudéis en subir a la cúpula y aprovechar para ir justo cuando vaya a anochecer, preciosas las vistas de la ciudad en ese momento 🙂

  13. Me he pasado la tarde disfrutando de estos relatos y recién voy por el día 3! Felicitaciones, la narración es muy clara, explicativa, con abundancia de datos, fotos adecuadas y un toque de humor que la hace muy amena. Tengo previsto un viaje a París para fines del mes próximo y todo esto me viene de perillas. Si bien estuve un par de días hace 15 años como parte de un tour, será un placer volver a esa maravillosa ciudad, regresar a algunos sitios y conocer aquellos que quedaron pendientes. Muy solidaria con los futuros viajeros es tu mención de datos y horarios, si bien algo habrá cambiado en este año y medio que pasó desde tu viaje.

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